EL CARRO GALLEGO
Por José Losada
Este que aquí veis (cuerpo de madera,
adusta forma antigua y proporciones adecuadas a los caminos estrechos y
empinados) es el carro gallego. Concretamente, es el carro de la familia
González Montes que, tras largos años de duros trabajos en el campo, reposa en el patio de la casa a cuyo mantenimiento contribuyó y que ahora, como
vivo retrato de la sociedad gallega,- envejecida, expoliada por la emigración y
debilitada por el minifundismo-, se limita a contemplar el futuro con ojos
distantes, como la vieja fragata del poema de Manuel Antonio. No lejos de allí,
en el cementerio parroquial de San Vicente de Castillón, descansan aquellos con
los que compartió días de siembra, siega, vendimia y demás labores propias de la economía de
subsistencia a la que todos ellos
estaban uncidos.
Hablar del carro gallego, o del país, como
también es conocido, exige un recuerdo y
especial homenaje a la persona cuyos concienzudos estudios han contribuido a
situarlo en lugar preeminente del patrimonio etnográfico gallego. Me refiero a
Xaquín Lorenzo Fernández, “Xocas”.
Este orensano, nacido en 1.907, se sintió
atraído desde muy joven por todo lo
referente al patrimonio inmaterial de su tierra (atracción compartida hasta su
fallecimiento prematuro con su hermano
Xurxo). Como estudiante universitario en Compostela, fue colaborador temprano
del Seminario de Estudos Galegos y
militante del Partido Galeguista. Se
dice que una conferencia que pronunció sobre la mujer en el cancionero gallego
motivó la animadversión de algunos profesores y que, por ello, tuviese que terminar sus estudios de Geografía e Historia en
la Universidad de Zaragoza. La Guerra Civil
no solamente dejó marcado su cuerpo (fue herido en Villablino, León)
sino que frustró sus expectativas de obtener una Cátedra de instituto pues,
debido a sus antecedentes, hubo de conformarse con ejercer la docencia en la
enseñanza privada.
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Como investigador incansable, se dedicó a los estudios de Prehistoria y
Arqueología de Galicia, pero es la Etnografía la materia a la que dedicó mayor
empeño. Nos interesan ahora aquí las investigaciones que realizó sobre el carro
gallego, fruto de amplios trabajos de campo en los que se sirvió de encuestas, gracias a las cuales pudo llegar a tener una visión de conjunto de sus variedades
tanto en el aspecto material como en el lingüístico. Muestra de esto último es su
artículo “Nomenclatura del carro
gallego” (Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, XII, 1956) en la
que, aprovechando sus dotes para el dibujo, incluye varios despieces de carros
en los que cada una de sus piezas aparece con su propio nombre, dando muestra
de la riqueza de vocabulario del idioma gallego, algo que, desde luego, no es
exclusivo del mismo pero lo hace merecedor del máximo respeto. Palabras como “chavella”, “cheda”,
“chantoes”, “estadullo”, “bitoque”, “luidoiro” y tantas otras, nos evocan un
tiempo en el que las denominaciones aún tenían el sabor que confiere el uso
aquilatado durante generaciones, sin necesidad de extranjerismos ni
importaciones innecesarias, y contribuían a que la musicalidad de cada lengua
hablada fuese propia y fácilmente reconocible.
Pero la curiosidad de Xaquín Lorenzo no se
detenía en los aspectos materiales. Prueba de ello es el artículo que en 1974
publicó en el tomo XXX de la misma revista bajo el título “El carro en el
folklore de Galicia”, en el que recoge un gran número de refranes, leyendas,
cuentos y canciones que tienen como objeto común al carro. Más adelante veremos
algún ejemplo de esa riqueza.
Otra muestra de su interés es el documental “O carro e o
home”, dirigido en 1940 por Antonio Román bajo el asesoramiento de nuestro personaje. El cineasta orensano
(seudónimo de Antonio Fernández García de Quevedo) dirigió, entre otras películas, “Los últimos
de Filipinas”.
La cinta permaneció perdida
durante muchos años pero el azar quiso que se descubriese una copia, aunque en mal
estado, pudiendo entonces ser rescatada parte de ella con un nuevo guión
elaborado por “Xocas”, que también prestó su voz como locutor. El resultado el
es vídeo “O Carro”, publicado en 1995 por el “Consello da Cultura Galega”.
Recomiendo muy encarecidamente al lector
interesado que utilice el enlace que se
adjunta para disfrutar de un documento que pasa revista a las diferentes fases
de la vida del carro, desde la construcción hasta el abandono, y en el que
aparecen diversos trabajos agrícolas y de elaboración textil en la actualidad
prácticamente desaparecidos. Xosé González Reboredo, en su libro “Vida e Obra de
Xaquín Lorenzo”, lo califica de auténtica joya y lo encuadra dentro de la
denominada Antropología Visual.
Xaquín Lorenzo falleció en 1989 en Lobeira,
la tierra de sus ancestros. En su último viaje fue acompañado por una pequeña
bandera gallega que le colocaron en el pecho. Se trataba de una tradición entre
los galleguistas que él mismo cumplió con otros “hermanos”: Cuevillas, Risco,
Otero Pedrayo, Ferro Couselo y Taboada Chivite; en ocasiones, a escondidas,
porque los tiempos eran difíciles para ellos.
Después de haber convivido con los gallegos
durante siglos, el carro del país ya
forma parte de todas las manifestaciones
de su cultura. Ha llegado a ser una unidad de medida ya que, antaño, se compraba
un carro de leña o de paja. En la actualidad el tractor también lo ha
sustituido en ese menester.
En el mes de septiembre, en el municipio
pontevedrés de A Cañiza, se celebra la romería de Nuestra Señora de A
Franqueira. Su particularidad consiste en que la imagen de la Virgen se saca en
procesión sobre un carro tirado por dos bueyes. Dice la tradición, que se
remota al siglo VII, que la talla fue encontrada en un lugar muy escarpado en
el que no se podía construir una capilla y que, para solventar la disputa entre
dos poblaciones próximas que pretendían que fuese venerada en su territorio, se
decidió subirla a un carro tirado por dos bueyes con los ojos vendados y que el
santuario se construiría en el mismo lugar en el que se parasen a beber por
primera vez. Las peregrinaciones tienen lugar el lunes de Pentecostés y en el
mes de septiembre (los días 7, 8 y 9).
Con ocasión de la procesión, se
interpreta una danza con palillos y también se representa un romance sobre la
lucha entre un moro y un cristiano. El poeta Ramón Cabanillas recogió la versión más antigua del mismo que
todavía recordaban los más ancianos del lugar.
Durante el cuarto fin de semana del mes de
Agosto se celebran las fiestas patronales de Chantada (Lugo).
Uno de sus actos principales es el denominado Folión de Carros, antigua celebración relacionada con los gremios que fue reinstaurada en 1949 y que, en la actualidad, constituye un evento de interés turístico que congrega a numeroso público cada año. Consiste en una cabalgata en la que desfilan carros del país tirados por yuntas de bueyes ricamente adornados, sobre los que se montan escenas que rememoran antiguas costumbres y oficios, buscando la mayor fidelidad posible en vestimentas, herramientas y en la recreación de las labores agrícolas y artesanales a las que van dedicados. El resultado es un auténtico museo etnográfico temporal y en movimiento que, como dice la página web del Concello de Chantada, es una mezcla de diversos elementos: humor, respeto, tradición y nostalgia.
Uno de sus actos principales es el denominado Folión de Carros, antigua celebración relacionada con los gremios que fue reinstaurada en 1949 y que, en la actualidad, constituye un evento de interés turístico que congrega a numeroso público cada año. Consiste en una cabalgata en la que desfilan carros del país tirados por yuntas de bueyes ricamente adornados, sobre los que se montan escenas que rememoran antiguas costumbres y oficios, buscando la mayor fidelidad posible en vestimentas, herramientas y en la recreación de las labores agrícolas y artesanales a las que van dedicados. El resultado es un auténtico museo etnográfico temporal y en movimiento que, como dice la página web del Concello de Chantada, es una mezcla de diversos elementos: humor, respeto, tradición y nostalgia.
A continuación se muestra una serie de
fotografías del folión de este año 2015 publicadas en La Voz de Galicia.
En 1954 Manuel María publicó “Terra Cha”.
En el prólogo, Ánxel Fole lo describe como un poeta que canta a su tierra con sencilla, honda y
pura emoción. Al conmemorarse cuarenta años de la publicación de la primera
edición, el autor nos habla de la
influencia de Noriega Varela y de la lectura apasionada que él y Uxío Novoneyra
realizaron durante el servicio militar de su libro “Do Ermo”.
También recuerda una tarde de agosto de 1953 en la que paseaba por su Outeiro de Rei natal, cuando, al pasar junto a una fuente, notó cómo se encendía en su interior una luz mágica. Por la noche comenzó a escribir el libro sin ningún esfuerzo, de forma casi automática, y en tres o cuatro días lo tenía terminado, aunque para la segunda edición los cincuenta y cinco poemas originales pasaron a ser noventa y dos. Como dice Paco Martín, en sus páginas se fue haciendo realidad el sueño antiguo de todo poeta: la creación de la propia patria a través de la palabra. Porque Manuel María da forma poética a su comarca natal, que pasó de está manera a tener una existencia literaria junto a la material que había tenido hasta ese momento.
También recuerda una tarde de agosto de 1953 en la que paseaba por su Outeiro de Rei natal, cuando, al pasar junto a una fuente, notó cómo se encendía en su interior una luz mágica. Por la noche comenzó a escribir el libro sin ningún esfuerzo, de forma casi automática, y en tres o cuatro días lo tenía terminado, aunque para la segunda edición los cincuenta y cinco poemas originales pasaron a ser noventa y dos. Como dice Paco Martín, en sus páginas se fue haciendo realidad el sueño antiguo de todo poeta: la creación de la propia patria a través de la palabra. Porque Manuel María da forma poética a su comarca natal, que pasó de está manera a tener una existencia literaria junto a la material que había tenido hasta ese momento.
Dentro de este libro está el poema titulado
“O Carro”, muy conocido gracias a la adaptación musical que realizó el grupo “Fuxan
os ventos” en 1977. El paisaje y el
hombre son los protagonistas, aproximándose casi hasta confundirse, y junto a
ellos, el carro, construido con la madera de los árboles que crecen junto a los
caminos por los que transita y que acompaña al labrador en su dura vida de trabajos. Con el sonido característico que
produce su eje de madera se integra en un todo junto a su dueño y el horizonte,
evitando la amargura de uno y el silencio que inunda al otro. Y en los momentos
de plenitud, cuando la buena cosecha culmina los trabajos e incertidumbre del
año, su canto se convierte en el de un pájaro que va llenando de alegría los
lugares por los que pasa con su anuncio de que, por el momento, las
privaciones se alejan.
A través de este enlace se accede a un
vídeo con una hermosa versión de la canción. Buena manera de terminar esta
aproximación a nuestro pasado y a quienes han contribuido a que permanezca vivo
entre nosotros.
Felicidades Pepe, es una entrada muy bonita, muy visual y atmosférica, como todas las tuyas.
ResponderEliminarY poética. Y muy ligada a grandes temas de Antropología económica, como un elemento imprescindible para llevar a cabo una labor económica como la agricultura, adecuado al entorno en el que se realiza la actividad y diseñado exactamente para cumplir estas funciones. Siguiendo a Marvin Harris, los desarrollos culturales - la "ideología", podríamos decir que se genera sobre él- vendrían a reforzarlo como un patrimonio de su sociedad, como sucede con las vacas en la India, necesarias para producir los bueyes que trabajan en los campos, y divinizada - convertida en tabú que la preserva.
ResponderEliminarTambién es interesante lo que expones acerca del carro como medida de pago, convertido así en una moneda, como la sal, varillas metálicas o conchas de cauro, sobre las que hay bastante documentación y estudios antropológicos. Quizás merezca la pena indagar en estas medidas de pago usadas en nuestro solar patrio.
como siempre, un placer leer estas entradas "gallegas"
Nuestro querido amigo Ramón, que sin duda tiene alma de poeta, nos ha dejado en facebook un comentario verdaderamente precioso que no quiero que se pierda y por eso lo comparto aquí. Gracias infinitas, Ramón, por tan bellas palabras:
ResponderEliminar"Con qué sencillez esta entrada, a los que somos de la "Galicia Profunda", nos transporta en el tiempo, a algo muy sublime y hermoso, que fue nuestra niñez y juventud. Nos recuerda la conformidad con lo natural, con lo simple y con lo limitado, experimentando la "bondad" que estos valores aportan. Revivimos la lealtad de aquellos viejos amigos y la ilusión de nuestros primeros "amoriños". También rememoramos la ayuda y protección, de nuestros vecinos, que aún siendo "pobres", rebosaban bondad y respiraban, henchidos de humanidad y nobleza, empatía. Muchas gracias y un abrazo".