MARGARET MEAD EN LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
1.- FORMACIÓN E
INFLUENCIAS.
Frente a este clima determinista y evolucionista, surgirán las figuras
de Boas, Benedict y Mead, quienes propusieron una alternativa. Esta oposición
intelectual, en palabras de Helen Fisher, en su Introducción a Sexo y
temperamento de Mead, retoma el viejo debate abierto por John Locke y la
escuela empirista acerca de la inexistencia de elementos innatos en la mente
humana en el momento del nacimiento – la mente es una tabla rasa o una hoja en
blanco al nacer, y la experiencia son los caracteres que se van grabando en
ella – frente a aquellos que defienden la existencia de determinaciones
inscritas en nuestra mente, o nuestra propia naturaleza o en nuestra raza o
sexo. Precisamente la principal aportación teórica de Mead a la Antropología será la
idea de que es la cultura y no la biología la principal fuerza que defina la
personalidad individual.
Mead
entró en contacto con Boas y Benedict en la Universidad de
Columbia, y allí comenzó su exitosa carrera como antropóloga y como mujer
pionera en un mundo dividido tajantemente en dos esferas, la masculina y la
femenina, abriendo un nuevo camino y ofreciendo una mirada diferente.
Franz
Boas nació en Alemania, y allí estudió física, matemáticas y geografía,
doctorándose en 1.881 con la tesis “Contribuciones al entendimiento del color
del agua”. Cuando quiso profundizar en el tema, pensó que era imprescindible
tener experiencia de primera mano, y por ello, en 1.883 hizo una expedición
para investigar el agua del Ártico, y así convivió durante un año con
balleneros y esquimales, hecho que lo convirtió en un etnógrafo, y lo llevó al
convencimiento de que el conocimiento que proviene tan sólo de una fuente
observacional es inútil, si no se consideran las tradiciones que lo
condicionan. Su giro formativo ya está claro cuando en 1.888 investiga y
publica en la Universidad
de Clark artículos sobre lingüística, teoría etnológica, antropometría,
folklore y objetivos de la Etnología ,
y donde fundó el primer departamento norteamericano de Antropología.
En
1.911 publica su libro más famoso The Mind of Primitive Man, obra
seminal para la creación de la lingüística comparativa, así como una potente voz
en contra del racismo, ya que su análisis concluye que la variedad de culturas
asociadas a diferentes razas demuestra que no existe relación alguna entre
raza y cultura, así como que la variación fenotípica dentro de una raza impide
concluir que haya razas superiores e inferiores. Estas afirmaciones
constituyen, así mismo, un alegato antievolucionista, ya que Boas relaciona
explícitamente la ausencia de secuencias uniformes de evolución con una
ausencia de orden y determinación entre las diversas partes de la cultura o
entre la cultura y el entorno natural. También afirma que las invenciones, el
orden social y la vida intelectual y
social pueden desarrollarse independientemente, afirmación que constituye la
primera premisa del particularismo histórico y el difusionismo.
Entre
los antropólogos que se formaron con Boas, además de Benedict y Mead, destacan:
Alfred Kroeber, Robert Lowie, Edward Sapir, Melville Herskovits, Alexander
Goldenwisser, Paul Radin, Ruth Bunzel, M. F. Asley Montagu y Frank Speck. Su
figura fue decisiva en hechos como la modernización de la revista American Anthropologist en 1.889, la
fundación de la American Anthropological
Association (1.900), la revitalización de la American Ethnological
Society (1.900) y la fundación de la American
Folk – Lore Society (1.888).
Una de
sus destacadas alumnas, Ruth Benedict (1.887 – 1.949 ) constituirá una voz muy
interesante dentro de la
Antropología , disciplina a la que llegó tras estudiar en la Nueva Escuela de Investigación
Social, de 1.919 a
1.921, y donde conoce a Boas. Se graduó en 1.923, y enseñó en la Universidad de
Columbia, donde en 1.937 sustituyó a Boas en el Departamento de Antropología.
Antes
de dedicarse a esta disciplina, había escrito y publicado o bras de poesía con
el seudónimo de Anne Singleton, lo que, según Marvin Harris, hizo que su
literatura antropológica tuviera este marcado carácter poético y poco riguroso.
Entre sus obras más destacadas están: Patterns of Culture (1.934), Raza: Ciencia y Política (1.940)
y El Crisantemo y la Espada
(1.946). Sus estudios cross culturales entre nativos norteamericanos y
gentes de Europa y Asia la llevaron a afirmar que es la sociedad y no la
biología quien crea las categorías “normal/anormal” aplicadas a los individuos
de una sociedad, y que etiquetar a las personas – como hacía la biomedicina –
en “antinaturales”, podía llevar a los individuos a desarrollar neurosis e
incluso la locura. Este presupuesto teórico es la premisa básica de la
denominada Escuela de la
Cultura y la
Personalidad , corriente de Antropología creada por ella misma
y Margaret Mead.
Ruth
Benedict propone la descripción de las culturas en torno a uno o dos rasgos
psicológicos principales, uniendo influencias de Freud y Dilthey. Según Marvin
Harris, la influencia de Dilthey es más acusada que la de Freud. Para el
historicista, la comprensión de la vida interior pasaba a través del estudio de
la historia de cada individuo, y por ello, frente a la psicología experimental,
Dilthey propugnaba la “experiencia vivida” y la “comprensión”.
Benedict pretendía explicar las culturas desde los términos
apolíneo/dionisíaco, propios de la filosofía de Nietzsche, pero entendidos
ahora como términos psicológicos, y de esta manera, encontramos en Patterns
of Culture una explicación de la institución del potlatch kwakiutl como una
actuación megalomaníaca, dominada por la fantasía de la riqueza y del poder,
características que Benedict consideraba una pauta dionisíaca, y por ello
catalogó de dionisíaca a toda la cultura kwakiutl. El término dionisíaco,
aplicado a una cultura, según la autora, se corresponde con una entidad que
busca alcanzar el exceso emocional, como en la embriaguez o el frenesí. Por el
contrario, la cultura será etiquetada como apolínea cuando sus rasgos
principales sean la moderación y la mesura en todo, tal como sucede entre los
indios pueblo. Estas pautas de Benedict son elementos psicológicos que,
presuntamente, están presentes en todos los aspectos de la cultura.
Benedict es configuracionalista, y ve estos denominadores comunes
agrupando diferentes culturas, pero sin querer con ello establecer un esquema
global, sino tan solo advertir que ese era el caso en un reducido número de
culturas que ella había estudiado, innegable influencia del particularismo
histórico boasiano.
Con
sus ideas combatió tanto el antisemitismo
como el racismo en general, atacando la idea de que existen
características raciales innatas.
2.-
MARGARET MEAD.
Tanto
Boas como Benedict fueron una influencia extraordinaria para la labor
intelectual y vital de Margaret Mead, pero ya en su infancia había recogido
unas directrices que más tarde cristalizarían en su obra.
Margaret era la mayor de seis hermanos, y este hecho hizo que viviera la
crianza de los hijos de primera mano, observando su curiosidad ante el mundo y
el modo en el que se les inculcan las normas sociales, viendo como las
criaturas resultaban “moldeadas” por el ambiente en que transcurría su infancia.
Este hecho determinó que Margaret se sintiera toda su vida interesada por la
educación. Pero también podemos encontrar en sus primeros años de vida los
mimbres de la futura destreza de la antropóloga en cuanto al trabajo de campo ,
ya que su madre trabajaba como socióloga con inmigrantes italianos, y la
pequeña Margaret la acompañaba a realizar entrevistas, y la ayudaba tomando
notas.
Al
acabar sus estudios de Psicología en Columbia, encuentra en la Antropología la forma de alcanzar nuevos conocimientos
sobre el hombre para posteriormente poder aplicarlos y transmitirlos de forma
comprensible – Mead fue un personaje de gran relevancia mediática – y así
popularizar esta disciplina en la cultura norteamericana y europea. Fue pionera
en el uso de la fotografía y la grabación de películas en sus trabajos de
campo, dejando una importante cantidad de material en estos soportes que sería
de gran valor para hacer avanzar los estudios etnográficos. En cuanto a su
metodología de trabajo de campo, usó técnicas propias de la escuela boasiana, y
con ecos de Malinowski, que ella sistematizó en:
1.- Incluir costumbres que hubiesen caído en
desuso por la presencia occidental, ya que forman parte de la estructura mental
de los padres, aunque no de los jóvenes.
2.- Empleo predominante de lo cualitativo
sobre lo cuantitativo, ya que con muestras tan pequeñas no cabe la
generalización. Según Harris, ésta es una característica típicamente boasiana.
3.- Uso de método transversal y no evolutivo;
es decir, estudia a las personas en diferentes edades y los cambios que se
producen en cada una de ellas.
4.- Estudio de la lengua y la cultura de los
sujetos, ya que ambos son influyentes en la formación de la personalidad.
5.- Investigación directa hecha con técnicas
convergentes: observación directa de la vida cotidiana, aplicación de tests de
inteligencia práctica, cuestionarios no sistemáticos, sino con preguntas
ocasionales, etc.
Los
problemas que presenta este método, según Marvin Harris, son la imposibilidad de
demostrar las conclusiones alcanzadas, su falta de verificación y la falta de
acuerdo intersubjetivo, todo ello derivado de la apuesta por lo cualitativo
frente a lo cuantitativo, así como por el uso de categorías analíticas
contaminadas de términos psicológicos y emocionales.
El
primer trabajo de campo que realizó Mead fue en Samoa, en 1.925, y cuyas
conclusiones recoge en el libro The Coming of Age in Samoa (1.928), y
que Boas, en su Introducción, glosa de la siguiente manera:
“Los resultados de su empeñosa investigación
confirman la sospecha largamente alimentada por los antropólogos acerca de que
mucho de lo que atribuimos a la naturaleza humana no es más que una reacción
frente a las restricciones que nos impone nuestra civilización”.
En
este viaje se centra en la adolescencia de las chicas nativas, con la idea de
que la experiencia individual de las edades vitales puede ser moldeada por la
cultura, con sus expectativas y demandas, y, por ello, la adolescencia puede
variar en conflictividad y despertar sexual de una cultura a otra. Las
conclusiones finales del libro comparan la experiencia samoana con la
americana, y Mead apuesta por una educación en libertad para las niñas:
(…)”Debe enseñarse a las niñas cómo pensar, no
en qué pensar. Y debido a que los viejos errores mueren lentamente, se les debe
enseñar a ser tolerantes, así como hoy justamente se les enseña a ser intolerantes”.
Sobre
esta obra y la contraposición entre la adolescencia samoana y americana, se
encuentra en este mismo blog, en el artículo
http://anthropotopia.blogspot.com.es/2013/07/antropologia-en-el-cine-y-la.html
Su segunda expedición al Pacífico fue a Nueva Guinea, junto a Reo Fortune, su
segundo marido, y también antropólogo, bien conocido por su obra Sorceress
of Dobu. Sus experiencias , tanto en Manus Islands como en Nueva Guinea,
entre los Arapesh, Mundugumor y Tchambulí concluyeron con las premisas teóricas
que refutaban la extendida idea de que los primitivos “son como niños”, y que
las etapas de desarrollo – según la teoría freudiana – debían estudiarse
transculturalmente. Además hay otra conclusión que removió el panorama cultural
de la época, y que, a partir de los años 60 abriría el camino a la literatura y
la antropología feminista: los roles sexuales varían de una sociedad a otra,
dependiendo estos mucho más de la cultura que de la biología. Las obras que
recogen estas conclusiones son Growing up in New Guinea (1.930) y Sex
and temperament in three primitive societies (1.935).
En Sexo
y Temperamento, Mead descubre que, entre los arapesh, tanto hombres como
mujeres se espera que se comporten de una manera solidaria, suave y cooperante,
valores que en nuestra cultura se asocian fundamentalmente al rol femenino,
mientras entre los mundugumor, ambos sexos son fieros y agresivos – valores
tradicionalmente tenidos como masculinos en la cultura occidental – y entre los
tchambulí, las mujeres son quienes suministran el alimento, se rapan la cabeza
y se ríen en franca camaradería con sus compañeras, mientras los hombres pasan
mucho tiempo peinándose, acicalándose , criticando al sexo opuesto e
interesándose por el arte. En palabras de la propia Mead en las conclusiones de
la obra: “El material resumido sugiere que muchos, si no todos, de los rasgos
de la personalidad que llamamos femeninos o masculinos se hallan tan débilmente
unidos al sexo como lo está la vestimenta, la manera y la forma del peinado que
se asigna a cada sexo según la época”.
Hizo
un tercer viaje para realizar trabajo de campo, esta vez a Bali y acompañada
por Gregory Bateson, su tercer marido – y padre de su hija, Mary Catherine
Bateson - , también antropólogo. Una vez más investigó sobre la infancia y la
educación, pero ahora desde las perspectivas entre la crianza de los hijos y
los elementos simbólicos que se instalan en ese período y que continuarán
presentes en la personalidad adulta. También con este trabajo sigue desmontando
la premisa freudiana de la existencia de componentes biopsicológicos (libido,
complejos..) en la naturaleza humana que se expresan en estadios definidos, sin
el concurso de un entorno sociocultural específico. Algunas de las conclusiones
de este trabajo fueron aplicadas por el famoso pediatra Benjamin Spock a la
crianza de los niños norteamericanos, como la de alimentar a los bebés a
demanda, y no sometiéndolos a un rígido esquema de tomas que solo sirve para
angustiar a la madre y la criatura.
En
este viaje a Bali los Mead – Bateson usan la fotografía y las grabaciones de
forma sistemática para plasmar la vida indígena, y abren así un provechoso
camino para la documentación etnográfica.
Una
vez acabada la II Guerra
Mundial y los fondos para hacer trabajo de campo en el Pacífico, Mead y
Benedict iniciaron el proyecto pionero de estudiar culturas contemporáneas,
creando el Institute for Cultural Studies.
Mead
trabajó de una forma destacada en el American Museum of Natural History, de
Nueva York, y perteneció a asociaciones como la American Anthropological
Association o la American Association
for the advancement of Sciences, y fue miembro de la Academia Americana
de las Artes y las Ciencias desde 1.948.
Murió
en 1.978, siendo un personaje muy popular en los medios de comunicación, y de
enorme influencia en la defensa de la libertad, en la lucha contra el racismo
en general, y el antisemitismo en particular, y defendiendo, a partir de su
formación antropológica, una visión holista de todos los aspectos de la vida
humana, y la firme convicción de que todos podemos aprender y enseñar a todos.
En 1.972 había recogido su vida y pensamientos en su autobiografía Blackberry
Winter: my earlier years.
3.-
MEAD, BENEDICT Y LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA.
Mead
y Benedict crearon una nueva corriente dentro de la Antropología que se
denomina Escuela de la cultura y la personalidad, y que, a partir de los
años 60 se convirtió en la Antropología
Psicológica. El enfoque de esta Escuela tiene claras
influencias de Freud – el intento de explicar las culturas en términos
psicológicos – y del antievolucionoismo de Boas, y que puede ser descrito como
una forma psicológica del funcionalismo que relaciona creencias y prácticas
culturales con la personalidad individual y viceversa, considerando de crucial importancia las experiencias de la primera infancia para configurar la
personalidad posterior. Algunos seguidores de la Escuela buscan explicar
las similitudes y diferencias culturales como consecuencia de una personalidad
básica, típica o prevalente en cada cultura. Así, tenemos como una
característica propia de esta corriente incluir referencias a términos y
conceptos sobre la vida mental y emocional de los individuos de una comunidad
en las etnografías.
A
pesar de partir de las teorías freudianas, la Escuela hizo esfuerzos por
eliminar algunos elementos esenciales de la misma, ya que como se apuntó más
arriba, no casan fácilmente las fases evolutivas stándares de Freud con la
premisa de Mead y Benedict de que la personalidad de un individuo depende en
gran medida de su cultura, ya que es el resultado de la socialización vivida
dentro de ella. Por ello se puede hablar de una etapa postfreudiana tras la
revisión hecha por las autoras, en la que se otorga gran importancia a las
experiencias de la primera infancia, tales como normas de limpieza, pautas de
conducta sexual, rivalidad entre hermanos, etc., puesto que son elementos que
contribuyen al proceso de enculturación, y se adopta una postura ecléctica
respecto a principios tales como la represión, sublimación, complejos de culpa,
ansiedad, etc. En los años 50 y 60, tras el desarrollo de la psicología behaviorista
de Hull y Skinner, la Escuela
tomará un enfoque más cientifista, buscando, sobre todo, la verificabilidad
intersubjetiva y apostando por la intervención activa en la modificación de los
patrones de conducta.
La
opinión de Marvin Harris sobre este enfoque es que la Escuela de la Cultura y la Personalidad omitio
el estudio de factores orgánicos, y descuidó los factores condicionantes que
relacionan personalidad y ecosistema, es decir, los factores tecnoecológicos y
tecnoeconómicos. Según Harris, esta falta de interés por la relación entre
modos de subsistencia y tipo de personalidad, es consecuencia del período
boasiano en el que surgió la
Escuela , marcadamente sincrónico.
Pero
las aportaciones de Benedict y Mead a la Antropología no
vienen tan sólo de la creación de la
Escuela , sino que sus conclusiones acerca de la formación de
los roles sexuales como una creación cultural, y entender que la mujer como
sexo débil o sometido naturalmente al varón es algo que no viene dado por la
naturaleza, las convertirá en una referencia ineludible en el nacimiento de la Antropología
feminista, y más tarde, figuras destacadas en la literatura antropológica sobre
la homosexualidad o el transgenerismo. No hicieron ellas mismas aportaciones
teóricas acerca de estos temas, pero se deduce de su premisa de la maleabilidad
humana por la cultura, y las variaciones entre unas y otras en cuanto a
creaciones de roles sexuales, que nada es dado por naturaleza, y menos que nada
el sometimiento de media humanidad a manos de la otra media. Esta misma
argumentación las llevó a luchar contra el racismo, o idea de que la naturaleza
ha creado unas razas superiores a otras. Kath Weston, en su artículo “Estudios lésbicos y gays en el ámbito de la Antropología ”,
reconoce la labor de la
Escuela de la
Cultura y la
Personalidad para crear un clima de avance intelectual:
(…)”Benedict y Mead no discutían el concepto
de homosexualidad como un asunto de temperamento o impulso individual, pero sí
veían algunas sociedades más preparadas que otras para acomodarse a esta
variable”.
La
relación entre ambas parece tener también un componente sexual, del que nunca
hicieron alarde explícito, pero Mead estuvo con Benedict hasta el momento de su
muerte, y su propia hija, Mary Cartherine Bateson, en la biografía de sus
padres, With a Daughter´s Eye (1.984), sí reconoce este componente:
“Margaret continuó toda su vida defendiendo
la posibilidad de diferentes tipos de amor, tanto con hombres como con mujeres
(..).Durante la mayor parte de su vida mantuvo una relación íntima con un
hombre y otra con una mujer (…)esto era satisfactorio para ella”.
.
Superlativo el desarrollo de la obra de Benedict y Mead en el marco de la teoría boasiana. No le falta ni le sobra nada. Es más, por fin he entendido unas cuantas cuestiones dela Escuela de Ccultura y Personalidad que, siento decirlo, en nuestros manuales siempre las he encontrado incompletas y fragmentarias, como si las ideas de aquellas dos lanzadas no mereciera ya profundizar en ellas. Bueno, la hija Catherine Bateson también es antropóloga. Las memorias de sus padres son entretenidas. Hablan sobre todo de sus vidas domésticas, lo que supuso para la joven de 11 años la separación de sus padres, a pesar de que Mead había hecho muchos experimentos pedagógicos con ella y de siempre se había criado como en una especie de comuna. Prometo más cuando termine el libro y, sinceramente, me quito el sombrero ante este estupendísimo artículo.
ResponderEliminarMe gustaría decir que la elaboración de las entradas de este blog es muy minuciosa. Mari Angeles y yo gastamos una enorme cantidad de tiempo y de esfuerzo en desarrollar tesis propias, y en transformar los textos antropológicos publicados, pensados generalmente para ser compartidos por la comunidad de especialistas, a un nivel divulgativo pero siempre sin renunciar al rigor científico. Por ello, estamos encantadas con que estas entradas tengan la máxima difusión, pues esa es la ilusión que nos inspira, demostrar que la antropología tiene mucho que decirnos en nuestra vida cotidiana, y no es un saber esotérico. Pero, como lógica compensación a nuestro trabajo, agradecemos que nos citen cuando se utiliza en publicaciones ajenas.
ResponderEliminarMuy agradecida con la información.
ResponderEliminarMe satisface que te haya sido útil esta entrada, "Anónimo", ya que está pensada, como todo el blog, para que los conocimientos que podamos haber adquirido gracias a gente que los haya hecho públicos, sigan circulando por el mundo y abriendo fronteras intelectuales. Muchas gracias a ti por leer y comentar.
ResponderEliminarEstupendo el artículo, gracias
ResponderEliminarGracias a ti por leer. Esperamos que te haya sido de utilidad
EliminarExcelente artículo, me ayudo bastante a comprender un poco de la materia criminológica
ResponderEliminarNos da mucha alegría saber que ha sido de utilidad, ya que nuestra pretensión es acercar la Antropología al número más amplio posible de personas, ya que es una disciplina fascinante, y que ayuda a comprender quiénes somos.
EliminarMuchas gracias por el comentario, que nos empuja a continuar.