CIMARRÓN (II). Tradiciones festivas en el Caribe. Entre África y Europa.


En esta segunda entrada dedicada a la extraordinaria serie fotográfica Cimarrón, de Charles Fréger,  de la mano de los textos de Ana Ruíz Valencia vamos a seguir descubriendo las tradiciones festivas del Caribe, con su extraordinaria mezcla de elementos europeos, nativos y africanos y su potente crítica social. Si en la primera parte ( https://anthropotopia.blogspot.com/2019/08/cimarron-i-tradiciones-festivas-en-el.html)   nos detuvimos en las Antillas, ahora tocaremos la Tierra Firme. Delante de nosotros desfilarán las máscaras de Brasil, Colombia, Perú, México, Belice, Panamá o Nueva Orleans. Un espectáculo fascinante para la vista pero también mucha materia antropológica "buena para pensar", como diría Marvin Harris. Religión, orden social, identidad racial, rebeldía contra el opresor (las eficaces estrategias de resistencia del débil de que habla Michael Taussig), se combinan con el color, la música, el baile y mucha imaginación para recordar y subvertir un pasado de dominación colonial. Por supuesto, son también una invitación a viajar y conocer estas tradiciones tan atractivas e interesantes y las conmovedoras historias de supervivencia que hay detrás de ellas.
OMULÚ. Candomblé, Brasil.
 Brasil recibió el 40% de los esclavos que llegaron a América a través del puerto de Salvador de Bahía. La ciudad se convirtió en el epicentro del candomblé, una religión afrobrasileña que combina elementos del catolicismo y de la religión yoruba y que se formó como reacción contra el proceso de evangelización que llevaron a cabo los europeos. Como era preciso practicar sus viejas creencias en secreto, la población africana estableció conexiones entre los orishas yoruba y los santos cristianos. Tres africanos de la Fraternidad de Nuestra Señora de la Buena Muerte fundaron el primer terreiro candomblé,  un tipo de templo, alrededor de 1830. Aunque se conocen 400 deidades candomblé, hay 16 principales orishas, los intermediarios entre la humanidad y el dios creador Olodumare. Representan diferentes aspectos de la naturaleza pero cada orisha fue en su día un humano. Nos vamos a referir aquí a Omolú, uno de los más viejos orishas del panteón yoruba. Simboliza el paso de la vida la muerte y está conectado a elementos tales como el fuego y la Tierra y es responsable de lo que sucede en la piel. Cuando era niño, Omolú pasó la viruela, de manera que se cubrió de cicatrices que esconde detrás de una enorme máscara llamada Aso Íko, hecha con una palmera proveniente de África Occidental.

CARETAS DE TRIUNFO. Carnaval de Triunfo, Brasil.


Las Caretas del Carnaval de Triunfo desfilan el Lunes de Carnaval. Estas famosas máscaras aparecieron hace un siglo. De acuerdo con los habitantes de Triunfo, la tradición comenzó cuando dos hombres estaban actuando como Mateus en el Reisado, la celebración de la Epifanía en el lugar y se les prohibió interpretar el folguedo porque iban bebidos. Enfadados, los hombres desfilaron alrededor de la ciudad haciendo un gran estruendo con campanas y las caras cubiertas con máscaras mostrando gestos de pena.


 Las Caretas, que a mí me recuerdan muchísimo a los Peliqueiros del entroido gallego, hacen su aparición después de la misa de las 9 y se retiran de las calles a las 5 de la tarde. Anuncian su presencia con el estallido de un gran látigo  y con campanas que cuelgan de sus espaldas junto con placas cargadas de mensajes satíricos que varían cada año. El anonimato es fundamental para los intérpretes: llevan enormes sombreros con largas cintas coloreadas y máscaras hechas a mano para no ser identificados. Aunque los vestidos que lucen hoy día son brillantes y elaborados, originalmente eran simples trajes hechos de paja y cintas procedentes de ropas viejas, porque agenciarse materiales más ricos sin ser reconocidos era difícil dado el pequeño tamaño de la ciudad.

RAJADA Y CABOCLO DE PENA. Bumba Meu Boi, en Brasil.

Rajada

Esta fiesta se celebra los días 13 a 30 de junio. La historia de Bumba Meu Boi, cuyo nombre viene de la palabra congolesa mbumba, que significa “golpear el tambor”, viene de que la esclava Catirina estaba embarazada y tenía antojo de comer lengua de buey. Su esposo, Pai Francisco, mató el buey favorito de su amo para satisfacerla y después escapó para evitar el castigo. Cuando el amo advirtió la desaparición del toro, contrató una banda de nativos y vaqueiras para capturarlo y traerlo de vuelta. Una vez que Pai Francisco fue capturado, el dueño lo amenazó con la muerte si no le compensaba por la pérdida de su amado buey. 
Caboclo de Pena
Con la ayuda de sanadores como Bailante, Rajada y el Caboclo de Pena, el buey volvió a la vida. Otros personajes incluidos en algunas interpretaciones de Bumba Meu Boi son los Cazumbá, tótems protectores que funcionan como portavoces y defensores de los bosques, y preparan la entrada del buey. En Maranhao este ritual de nacimiento, muerte y resurrección tiene lugar durante la fiesta de San Juan, que allí coincide con el solsticio de invierno. Es un folguedo que nació en las plantaciones de caña en el siglo XVII. Durante la centuria siguiente la obra fue perseguida y prohibida por las autoridades.

CARETAS DE BOA HORA. Reisado, Brasil.


El Boa Hora se celebra del 31 de diciembre al 6 de enero. En esas fechas de comienzo del año la gente se reúne a festejar el Reisado o Epifanía, una tradición religiosa muy popular en el nordeste de Brasil en la cual grupos carnavalescos recorren la pequeña ciudad azucarera de Boa Hora para homenajear a los Tres Reyes  Magos. Los animan las gentes del lugar, que ofrecen comida a los músicos y danzantes en compensación por los dones recibidos por los Magos de Oriente. Las fiestas empiezan cada día a las 6 de la tarde y acaban al amanecer. La festividad se cierra el 6 de enero con el sacrificio de un toro. Cada Reisado está compuesto por un puxador, que dirige el grupo, dos cantadeiras o cantantes que recitan letanías anunciando la llegada del boi, a los que siguen las Caretas, que bailan, al son del acordeón, los típicos zapateos, ataviados con vestidos de paja y con máscaras de piel.

CARETAS DE PRAIA DO FORTE, en Brasil.


Las Caretas de Praia do Forte desfilan la última semana de febrero. Durante varios siglos el único edificio importante en el lugar fue la Casa da Torre, un castillo medieval construido entre 1551 y 1624 por García D´ Ávila. Servía como faro para los marineros y también como el cuartel general de la finca más grande de las Américas hasta el siglo XIX, cuando los descendientes del señor retornaron a Europa. Durante más de tres siglos el edificio se usó como casa y capilla pero también como lugar donde se torturaba a los esclavos en el siglo XVIII, como evidencian las actas del Santo Oficio.


 Durante los carnavales, los señores de Casa da Torre permitían a los esclavos expresar su cultura. De acuerdo con la leyenda, las máscaras creadas por los esclavos no servían solo para propósitos rituales sino también para amedrentar a los niños de los amos. Esta tradición se preserva hasta el día de hoy. El principal objetivo que persiguen las Caretas es atemorizar a los niños, una metáfora de las dificultades que tienen que afrontar en la edad adulta. Cada participante debe hacer su propia máscara de papel maché, cabuya (una fibra hecha de la planta de fique) y otros materiales locales, y después se visten con un traje hecho de ramas, plásticos negros y campanas.


COYONGOS. Carnaval de Barranquilla, Colombia.
El carnaval de Barranquilla, una ciudad industrial que debe su nacimiento en 1813 a su condición de puerto, tiene su origen en la Novena a La Candelaria que se celebraba en el s. XVIII. Era un día de fiesta para los “bozales negros”,  esclavos que llegaban a Cartagena de Indias procedentes de África sin conocer el español ni estar cristianizados. Se llamaba así también a los que emigraban desde otras ciudades coloniales vecinas como Santa Cruz de Mompox o Santa Marta.


Los personajes del carnaval muestran la herencia africana de la ciudad y el grado de mestizaje de las culturas europeas e indígenas. Son el Congo, el Tigre, el Torito, las Negritas Puloy, el Marimonda, los Burros Corcoveón,  o los Coyongos, en los que nos vamos a detener brevemente. Remedan grandes aves como las de Soledad, una importante ciudad colombiana, que se llaman barranqueros o pájaros péndulo, entre otros nombres. Son parte de una alegoría en la que los Coyongos encarnan a los indígenas, los cazadores son los españoles y, el pescado, las tierras de que estos se apropiaron.  
SON DE LOS DIABLOS. Corpus Christi, Perú.


Lima, la Ciudad de los Reyes, tuvo la mayor población africana del hemisferio occidental durante el siglo XVII. En Perú, el Son de los Diablos era una danza que se incorporó a la celebración colonial del Corpus Christi al menos desde finales del siglo XVIII. Las procesiones más antiguas mostraban las estructuras sociales vigentes: la presencia negra en esta tradición fue relegada bien a una baja posición social, bien a representar al diablo. Por tanto, existe una relación directa entre afroamericanos o nativos americanos y los demonios o las mojigangas (personajes absurdos o ridículos) danzantes. El demonio es reconocible por sus máscaras, la cola y el tridente. Su coreografía característica implica un montón de saltos, gritos y otros movimientos exagerados para asustar al público. La danza pasó a formar parte del carnaval en el siglo XIX. Sus personajes centrales son el Diablo Mayor o Caporal, que lleva un látigo y viste una fina capa, y los Diablos, que visten en una forma mucho más humilde.

LOS PAMPAS, NEGRITOS DE HUÁNUCO. Morenadas, Perú.

Los primeros esclavos arribaron a Perú desde España y las Antillas como siervos de los conquistadores. Al principio, la población indígena esclavizada era mucho más numerosa pero, después de una revuelta a comienzos del s. XVI los españoles prefirieron a los esclavos africanos, a los que consideraban más fácilmente dominables en tanto desgajados de su cultura y familiarizados con las prácticas europeas.
Esta primera generación de esclavos repitió a veces los prejuicios hispanos contra los indígenas, maltratándolos o secuestrando a sus mujeres. Algunos de los caporales que controlaban a los esclavos en las haciendas eran africanos. La representación de estas figuras en danzas y portando látigos, se realiza más bien por mestizos que por la población afroperuana. La presencia africana en Perú se concentra en la costa pero los “esclavos morenos” también trabajaron en algunas partes del interior, para trabajar en granjas y minas.


La danza Pachahuara ya se interpretaba en 1650 en la Hacienda Nuestra Señora de La Natividad de Yanamarca. Se celebra entre el 24 y el 29 de diciembre y sus personajes despliegan la jerarquía social de la hacienda colonial, incluyendo el negro Mayó-Mayó como capataz, que usa el látigo contra los negros pampas, o Pallandé, que baila obedientemente. Similar a esa danza es la de los Negritos de Huánaco y la de los Negritos de Huayllay, que se celebra en las mismas fechas. Todas los bailes “morenos” se enmarcan en celebraciones religiosas, porque fueron concebidos durante los tiempos de conversión al catolicismo, lo que da cuenta de sus fuertes influencias hispanas y cristianas.

QHAPAQ NEGRILLAS DE OLLANTAYTAMBO. Festividades de la Virgen del Carmen, Perú.

Esta festividad se celebra entre el 15 y el 19 de julio. La presencia africana en Paucartambo se remonta a 1694. En la lengua quechua Qhapac Negro significa “Negro Rico” y la danza cuenta la historia de una banda de eslavos esclavos que acudieron a la fiesta sin permiso de sus amos y fueran encadenados a la Virgen como castigo. Originariamente esta representación era llamada Negro-Negro se interpretaba por un personaje encadenado, el Rey Negro, que cantaba canciones religiosas a un grupo de sus compañeros esclavos en las proximidades de la Virgen del Carmen. El capataz que encabeza el desfile tiene un puño tallado en madera como un símbolo de la resistencia de los esclavos. En Ollantaytambo, las Qhapaq Negrillas son la versión femenina de este grupo, una adición más reciente a la tradición.

NEGRO. Carnaval de Coyolillo, México.

La fiesta se celebra del domingo anterior al domingo posterior al Miércoles de Ceniza y tiene raíces coloniales porque empezó con la llegada de los esclavos de África occidental para trabajar en Nuestra Señora de la Concepción (La Concha) en plantaciones de caña y en los molinos de azúcar de San Miguel Almolonga, hoy Actopan. Cabe también que antiguos prisioneros del presidio de Pensacola, en Florida, se unieran a esta población, rechazando la nacionalidad estadounidense cuando tal territorio fue anexionado a EE.UU.


Los hombres que interpretan a los Negros lucen máscaras de madera con cabezas de toro, demonios, oveja o ciervo. Sus coloridas capas están adornadas con flores de papel, pequeños espejos y cascabeles. Inicialmente los personajes desfilarían juntos bajo la supervisión de un capataz, un hombre uniformado que los acorralaba con el látigo. Este modelo permaneció como único componente del Carnaval Coyolillo hasta el siglo XX pero hoy día la celebración también incluye otros personajes enmascarados como el esclavo cortador de caña, los viejitos y las viejitas.

JOSÉ OVEJÓN Y DOÑA CATALINA. Danza del Tigre, México.

En Ometepec la danza del Tigre se celebra el 7 de octubre en honor de la Virgen del Rosario. Se inspira en la historia de dos ganaderos de la región de Costa Chica, que estaban aterrorizados por un tigre (en realidad, un jaguar) que robaba constantemente sus ganados. Después de un fallido intento de comprar su perro cazador a un matrimonio del lugar, José Ovejón y Doña Catalina, los desesperados rancheros contrataron a estos para matar a la bestia.


Aunque la población de Ometepec es mestiza, las máscaras de la pareja de cazadores tienen rasgos caucásicos y pelucas rubias, como si fueran cowboys. En la representación José Ovejón lleva preparado su rifle y Doña Catalina dirige a su perro Cuyuchi a buscar al tigre. Sin embargo, es un animal mágico al que no hieren las balas de José, así que para encontrar y derrotar al elusivo monstruo los cazadores deben aliarse con los Tlaminques, los animales de la granja hartos del acoso del Tigre.

DIABLOS. Danza de los Diablos, México.

Se celebra el Día de los Muertos, el 1 de noviembre. Cuando se produjo la revolución mexicana al principio del siglo XX, un grupo de trabajadores negros, denominados tenangos, huyendo de trabajos mal pagados, llegaron a Costa Rica en su camino de vuelta a África. Pero acabaron trabajando en la hacienda de Dámaso Gómez. A los pocos años ya se había establecido una comunidad en el área, poblada por gente que escapaba de la guerra en Sonora. De esta convergencia surgieron tradiciones como la Danza de los Diablos. Dedicada al dios Ruja, esta danza de esclavos clama por su liberación. De acuerdo con Tristano Volpato, aunque el origen de esta deidad es difícil de seguir, puede ser una evolución del dios bantu Orula, debido a la emigración a esta área desde Cuba entre finales del siglo XIX y mediados del XX.


El grupo de danzantes se compone de un diablo viejo llamado Terrón, que dirige a los otros, y una diabla llamada Minga, que distrae a los bailarines y a la que Terrón azota. En algunos rituales africanos que un espíritu elevado azote a una mujer significa incrementar su fertilidad. A pesar de su nombre, los diablos no son la imagen del mal en la religión cristiana. Por el contrario, a través de la danza y el disfraz invocan a los espíritus de sus ancestros africanos para que les ayuden a controlar el mal y a mantener el equilibrio en la comunidad. La danza tiene lugar al ritmo de instrumentos tales como la armónica, una quijada de vaca y un tambor conocido en México como bote de diablo o tirera. Aunque en su origen era africano, este instrumento, la zambomba, probablemente llego a América desde España, donde era conocido al menos desde el siglo XVI. 

JONKONNU. Danzas Wanáragua, Guatemala y Belice.


Tienen lugar entre el 24 de diciembre y el 6 de enero. Los Garínagu o Garífuna son descendientes de los llamados Caribes negros, una mezcla de esclavos que llegaron a San Vicente desde África occidental, y de los indígenas Arawaks y Caribes, habitantes de las Antillas Menores antes de la llegada de los europeos. En 1797, después de una serie de enfrentamientos con los ingleses por el dominio de la isla, los Garínagu se rindieron y los enviaron a Roatán. Durante las siguientes cuatro décadas esta comunidad se dispersó, algunos grupos emigraron a lo largo de la costa del Caribe hasta lo que es hoy Honduras, Guatemala y Belice.
Las danzas Wanáragua se crearon a fines del siglo XVIII en San Vicente, cuando los  danzantes comenzaron a disfrazarse como mujeres blancas para engañar a los ingleses. Los danzantes lucen máscaras de malla, rosas o blancas, con finos bigotes, imitando caras europeas, con sombreros coloristas adornados con plumas, flores y espejos, lazos negros sobre faldas blancas y cascabeles en las rodillas. En Belice, una danza más antigua que abre y cierra el ciclo del Wanáragua se llama los Wárini. Sus  intérpretes llevan vestidos hechos de hojas de plátano secas, y visitan todas las casas del poblado, donde les dan comida y bebida.
Estas danzas fueron llamadas Yankunú en Guatemala y Jonkonnu en Belice y esos términos cubren una amplia gama de manifestaciones creadas por los esclavos en los territorios colonizados por los ingleses. Sus nombres podrían derivar de John Conny, un conocido comerciante africano que trabajó en diversos fuertes europeos en Ghana a principios del siglo XVIII.

DIABLOS. Corpus Christi, Panamá.


El Diablito Pariteño es un personaje del Corpus Christi en Panamá, fiesta celebrada desde el jueves siguiente a la celebración de la Santísima Trinidad. Celebrado a mediados de junio, el Corpus fue una de las estrategias utilizadas por la Iglesia Católica en América para catequizar a los nativos africanos a través del teatro, celebrado en todo Panamá como prueba de su éxito. Parita fue poblada primero por españoles, que luego se trasladaron a La Villa de los santos, quedando la ciudad habitada principalmente por nativos y antiguos esclavos. El Corpus Christi pariteño tienen mayores influencias africanas.

En el primer día de la celebración, los Diablicos Sucios o encuetaos llenan las calles con sus vestidos de rayas rojas y negras, usan castañetas y llevan máscaras terroríficas con plumas. El segundo día, el del “cuarteo del sol”, aparece la Diabla o Diablita y atrapa la tierra y las estrellas junto con la Diablada: el Diablo Mayor, el Diablo Capitán y el Diablo Caracolito. Al día siguiente, el del Corpus Christi, los vaqueros buscan al Torito para llevarlo a misa, mientras que el arcángel San Miguel lucha con los diablos limpios para tomar al Alma.


Otros personajes en la celebración en La Villa incluyen los Negros Bozales (abajo), que aparecen en la danza Zaracundé que muestra la huida de una familia de cimarrones. Después está la Montezuma Española, danza que representa la conquista de México, y los Parrampanes, personajes satíricos que parodian a los miembros de la ciudad con máscaras y travestidos.

BIG CHIEF. Mardi Gras Indians, EE.UU.
 El Martes de Carnaval indígena se celebra el día de San José. Al principio del siglo XVIII muchos de los siervos en Louisiana eran europeos y nativos americanos. Pero con la llegada del comercio transatlántico de esclavos los propietarios de plantaciones empezaron a utilizar africanos, que llegaron principalmente de Senegal y Gambia, de Biafra y del sudeste de África. Muy pronto estas culturas empezaron a fusionarse y, después de que los nativos americanos fueron liberados de la esclavitud, ofrecieron a las comunidades africanas una esperanza de emancipación, dando comida y alojamiento a los esclavos fugitivos. Hombres africanos se casaron con mujeres Natchez y Choctaw y sus descendientes, llamados grifs, se proclamarían libres gracias al estatus legal de sus madres.
Los primeros desfiles de carnaval en Nueva Orleans tuvieron lugar en 1857 y durante largo tiempo solo fueron accesibles a los blancos, puesto que los negros no estaban autorizados a llevar máscaras y estaban segregados de las celebraciones públicas. Sin embargo, a principios de la década de 1880, Becade Batiste, un yesero local con raíces africanas, francesas y nativas, fundó el Creole Wild West, la primera tribu de indios del Martes de Carnaval. Junto a los vínculos históricos con los nativos, los sombreros y la pintura facial del imaginario indígena fueron elementos utilizados para eludir las leyes locales y salir de desfile por las calles.

Big Chief

Desde el principio la cultura popular ha ejercido una gran influencia en la creación y evolución del Martes de Carnaval indio y viceversa. Algunos años después de Batiste, Robert Sam Tillman fundó  la tribu Yellow Pocahontas inspirada por el Wild West Show de Buffalo Bill, un espectáculo itinerante de cowboys y nativos del oeste americano. Adicionalmente, durante el siglo XIX los jefes indios de las praderas fueron frecuentemente fotografiados con sus trajes y tocados ceremoniales y estas fotos se reprodujeron en postales y otros medios de comunicación. Eso explica por qué los grupos nativos representados en Nueva Orleans son los de las praderas y no los del sureste de Estados Unidos. Cada tribu tiene una estructura altamente jerarquizada que incluye al Wild Man (Hombre Salvaje), Medicine Man (Curandero), Spy Boy (Explorador), First y Second Flag (Primer y el Segundo Banderas), el Gang Flag (Bandera de la Cuadrilla), Council Chief (Jefe del Consejo), Second Chief (Segundo Jefe), Big Chief (Gran Jefe), Queen (Reina) y Witch Doctor (Brujo). Desfilan acompañados por un grupo de amigos, parientes y vecinos llamados la Segunda Línea. Spy Boy y Wild Moss  Man, un personaje inspirado en los sanadores nativos, arman jaleo, mientras que los Banderas mantienen la calma y se encargan de proteger al Big Chief.

Spy Boy

Cada miembro de la tribu confecciona su propio vestido, un proceso que puede llevar todo el año. Estos vestidos se lucen solo dos veces: la noche de San José o Super Sunday y el Martes de Carnaval. En las décadas anteriores estos vestidos se quemaban después de usarlos si bien los elementos valiosos como cuentas o piedras se conservaban.

SKULL, Martes de Carnaval de Nueva Orleans.


 Desde 1819 Skull (Calavera) y las Bone Gangs (Cuadrillas de Esqueletos) toman las calles de Nueva Orleans en las primeras horas de la mañana del Mardi Grass para advertir a la comunidad y en particular a las nuevas generaciones contra la violencia y el peligro de las armas de fuego. Esta tradición está relacionada con el vudú haitiano y con la adoración de los ancestros, cuya presencia durante el tiempo de Carnaval ayuda a restaurar el equilibrio en los grupos humanos, proteger a los participantes, bendecir la celebración y otorgan la esperanza en el comienzo de un nuevo ciclo. Los participantes portan grandes huesos de animales y lucen máscaras de calavera, vestidos de esqueleto y delantales de carnicero con mensajes que recuerdan a la audiencia que somos mortales.


 El grupo no sigue una ruta específica sino que desfilan sin rumbo predeterminado por el barrio de Tremé, que es probablemente el centro más antiguo de la comunidad afroamericana en la ciudad. El lugar de máxima importancia en ese barrio es Congo Square, un lugar donde los esclavos africanos de diversas procedencias se reunían cada domingo para compartir sus canciones, bailes y prácticas religiosas. A diferencia del Martes de Carnaval Indio, el ritual de Skull y Bone no se basa en la rivalidad entre grupos sino que en él participan diferentes colectivos de la ciudad sin confrontación alguna.
Boneman, el Gran Jefe de la cuadrilla, se levanta antes del amanecer y acude al cementerio a convocar a los espíritus de los ancestros, que lo acompañan a lo largo de la celebración del Martes de Carnaval. A las 6 todos los miembros de la banda de Calaveras y Huesos se reúnen y pasean por la ciudad cantando a voz en grito y golpeando las puertas de sus vecinos para anunciarles ese día tan importante del memento mori y advertirles de que pueden ser el próximo (“You next!”).


Big Chief, N. Orleans

Todas las fotos son copyrigth de Charles Fréger y proceden de su página oficial.

Fuentes consultadas:
-Fréger, Charles. Cimarron. Freedom and Masquerade.Thames and Hudson, 2019.
-Charles, Jacqueline: "Ritos de rebelión". National Geographic, febrero 2019.

Tiznao, Santo Domingo

Comentarios

  1. Superinteresante. Dan ganas de animarlos a todos.

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    1. Sería una idea muy productiva. A ver si te "animas". Mil gracias por leer y comentar.

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  2. En Chile tambien esta presente los y las afrodescendientes, en el Carnaval presentan a Diablos rojos en Comparsa Oro Negro. Arica Chile

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