CIMARRÓN (II). Tradiciones festivas en el Caribe. Entre África y Europa.
OMULÚ. Candomblé, Brasil.
Brasil recibió el 40% de los esclavos que
llegaron a América a través del puerto de Salvador de Bahía. La ciudad se
convirtió en el epicentro del candomblé, una religión afrobrasileña que combina
elementos del catolicismo y de la religión yoruba y que se formó como reacción
contra el proceso de evangelización que llevaron a cabo los europeos. Como era
preciso practicar sus viejas creencias en secreto, la población africana
estableció conexiones entre los orishas yoruba y los santos cristianos. Tres
africanos de la Fraternidad de Nuestra Señora de la Buena Muerte fundaron el
primer terreiro candomblé, un tipo de templo, alrededor de 1830. Aunque
se conocen 400 deidades candomblé, hay 16 principales orishas, los
intermediarios entre la humanidad y el dios creador Olodumare. Representan
diferentes aspectos de la naturaleza pero cada orisha fue en su día un humano.
Nos vamos a referir aquí a Omolú, uno de los más viejos orishas del panteón
yoruba. Simboliza el paso de la vida la muerte y está conectado a elementos
tales como el fuego y la Tierra y es responsable de lo que sucede en la piel.
Cuando era niño, Omolú pasó la viruela, de manera que se cubrió de cicatrices que
esconde detrás de una enorme máscara llamada Aso Íko, hecha con una palmera
proveniente de África Occidental.
CARETAS DE TRIUNFO. Carnaval de Triunfo, Brasil.
Las Caretas del Carnaval de
Triunfo desfilan el Lunes de Carnaval. Estas famosas máscaras aparecieron hace
un siglo. De acuerdo con los habitantes de Triunfo, la tradición comenzó cuando
dos hombres estaban actuando como Mateus en el Reisado, la celebración de la
Epifanía en el lugar y se les prohibió interpretar el folguedo porque iban bebidos. Enfadados, los hombres desfilaron
alrededor de la ciudad haciendo un gran estruendo con campanas y las caras cubiertas
con máscaras mostrando gestos de pena.
Las Caretas, que a mí me recuerdan muchísimo a
los Peliqueiros del entroido gallego, hacen su aparición
después de la misa de las 9 y se retiran de las calles a las 5 de la tarde. Anuncian
su presencia con el estallido de un gran látigo
y con campanas que cuelgan de sus espaldas junto con placas cargadas de
mensajes satíricos que varían cada año. El anonimato es fundamental para los
intérpretes: llevan enormes sombreros con largas cintas coloreadas y máscaras
hechas a mano para no ser identificados. Aunque los vestidos que lucen hoy día son
brillantes y elaborados, originalmente eran simples trajes hechos de paja y
cintas procedentes de ropas viejas, porque agenciarse materiales más ricos sin
ser reconocidos era difícil dado el pequeño tamaño de la ciudad.
RAJADA Y CABOCLO DE PENA. Bumba Meu Boi, en Brasil.
Rajada |
Esta fiesta se celebra los días 13 a 30 de junio. La historia de Bumba Meu Boi, cuyo nombre viene de la palabra congolesa mbumba, que significa “golpear el tambor”, viene de que la esclava Catirina estaba embarazada y tenía antojo de comer lengua de buey. Su esposo, Pai Francisco, mató el buey favorito de su amo para satisfacerla y después escapó para evitar el castigo. Cuando el amo advirtió la desaparición del toro, contrató una banda de nativos y vaqueiras para capturarlo y traerlo de vuelta. Una vez que Pai Francisco fue capturado, el dueño lo amenazó con la muerte si no le compensaba por la pérdida de su amado buey.
Caboclo de Pena |
Con la ayuda de
sanadores como Bailante, Rajada y el Caboclo de Pena, el buey volvió a la vida.
Otros personajes incluidos en algunas interpretaciones de Bumba Meu Boi son los
Cazumbá, tótems protectores que funcionan como portavoces y defensores de los
bosques, y preparan la entrada del buey. En Maranhao este ritual de nacimiento,
muerte y resurrección tiene lugar durante la fiesta de San Juan, que allí
coincide con el solsticio de invierno. Es un folguedo que nació en las plantaciones de caña en el siglo XVII.
Durante la centuria siguiente la obra fue perseguida y prohibida por las
autoridades.
CARETAS DE BOA HORA. Reisado, Brasil.
El Boa Hora se celebra del 31 de
diciembre al 6 de enero. En esas fechas de comienzo del año la gente se reúne a
festejar el Reisado o Epifanía, una tradición religiosa muy popular en el
nordeste de Brasil en la cual grupos carnavalescos recorren la pequeña ciudad
azucarera de Boa Hora para homenajear a los Tres Reyes Magos. Los animan las gentes del lugar, que
ofrecen comida a los músicos y danzantes en compensación por los dones
recibidos por los Magos de Oriente. Las fiestas empiezan cada día a las 6 de la
tarde y acaban al amanecer. La festividad se cierra el 6 de enero con el
sacrificio de un toro. Cada Reisado está compuesto por un puxador, que dirige el grupo, dos cantadeiras o cantantes que recitan letanías anunciando la llegada
del boi, a los que siguen las
Caretas, que bailan, al son del acordeón, los típicos zapateos, ataviados con vestidos de paja y con máscaras de piel.
CARETAS DE PRAIA DO FORTE, en Brasil.
Las Caretas de Praia do Forte desfilan
la última semana de febrero. Durante varios siglos el único edificio importante
en el lugar fue la Casa da Torre, un castillo medieval construido entre 1551 y
1624 por García D´ Ávila. Servía como faro para los marineros y también como el
cuartel general de la finca más grande de las Américas hasta el siglo XIX, cuando
los descendientes del señor retornaron a Europa. Durante más de tres siglos el
edificio se usó como casa y capilla pero también como lugar donde se torturaba
a los esclavos en el siglo XVIII, como evidencian las actas del Santo Oficio.
Durante los carnavales, los señores de Casa da
Torre permitían a los esclavos expresar su cultura. De acuerdo con la leyenda,
las máscaras creadas por los esclavos no servían solo para propósitos rituales
sino también para amedrentar a los niños de los amos. Esta tradición se
preserva hasta el día de hoy. El principal objetivo que persiguen las Caretas
es atemorizar a los niños, una metáfora de las dificultades que tienen que
afrontar en la edad adulta. Cada participante debe hacer su propia máscara de
papel maché, cabuya (una fibra hecha
de la planta de fique) y otros materiales locales, y después se visten con un
traje hecho de ramas, plásticos negros y campanas.
COYONGOS. Carnaval de Barranquilla, Colombia.
El carnaval de Barranquilla, una
ciudad industrial que debe su nacimiento en 1813 a su condición de puerto,
tiene su origen en la Novena a La Candelaria que se celebraba en el s. XVIII.
Era un día de fiesta para los “bozales
negros”, esclavos que llegaban a
Cartagena de Indias procedentes de África sin conocer el español ni estar
cristianizados. Se llamaba así también a los que emigraban desde otras ciudades
coloniales vecinas como Santa Cruz de Mompox o Santa Marta.
Los personajes del carnaval
muestran la herencia africana de la ciudad y el grado de mestizaje de las
culturas europeas e indígenas. Son el Congo, el Tigre, el Torito, las Negritas
Puloy, el Marimonda, los Burros Corcoveón, o los Coyongos, en los que nos vamos a detener
brevemente. Remedan grandes aves como las de Soledad, una importante ciudad
colombiana, que se llaman barranqueros o pájaros péndulo, entre otros nombres.
Son parte de una alegoría en la que los Coyongos encarnan a los indígenas, los
cazadores son los españoles y, el pescado, las tierras de que estos se
apropiaron.
SON DE LOS DIABLOS. Corpus Christi, Perú.
Lima, la Ciudad de los Reyes,
tuvo la mayor población africana del hemisferio occidental durante el siglo
XVII. En Perú, el Son de los Diablos era una danza que se incorporó a la
celebración colonial del Corpus Christi al menos desde finales del siglo XVIII.
Las procesiones más antiguas mostraban las estructuras sociales vigentes: la
presencia negra en esta tradición fue relegada bien a una baja posición social,
bien a representar al diablo. Por tanto, existe una relación directa entre
afroamericanos o nativos americanos y los demonios o las mojigangas (personajes
absurdos o ridículos) danzantes. El demonio es reconocible por sus máscaras, la
cola y el tridente. Su coreografía característica implica un montón de saltos,
gritos y otros movimientos exagerados para asustar al público. La danza pasó a
formar parte del carnaval en el siglo XIX. Sus personajes centrales son el
Diablo Mayor o Caporal, que lleva un látigo y viste una fina capa, y los Diablos,
que visten en una forma mucho más humilde.
LOS PAMPAS, NEGRITOS DE HUÁNUCO. Morenadas, Perú.
Los primeros esclavos arribaron a
Perú desde España y las Antillas como siervos de los conquistadores. Al
principio, la población indígena esclavizada era mucho más numerosa pero,
después de una revuelta a comienzos del s. XVI los españoles prefirieron a los
esclavos africanos, a los que consideraban más fácilmente dominables en tanto
desgajados de su cultura y familiarizados con las prácticas europeas.
Esta primera generación de
esclavos repitió a veces los prejuicios hispanos contra los indígenas,
maltratándolos o secuestrando a sus mujeres. Algunos de los caporales que
controlaban a los esclavos en las haciendas eran africanos. La representación
de estas figuras en danzas y portando látigos, se realiza más bien por mestizos
que por la población afroperuana. La presencia africana en Perú se concentra en
la costa pero los “esclavos morenos” también trabajaron en algunas partes del
interior, para trabajar en granjas y minas.
La danza Pachahuara ya se
interpretaba en 1650 en la Hacienda Nuestra Señora de La Natividad de Yanamarca.
Se celebra entre el 24 y el 29 de diciembre y sus personajes despliegan la
jerarquía social de la hacienda colonial, incluyendo el negro Mayó-Mayó como
capataz, que usa el látigo contra los negros pampas, o Pallandé, que baila
obedientemente. Similar a esa danza es la de los Negritos de Huánaco y la de
los Negritos de Huayllay, que se celebra en las mismas fechas. Todas los bailes
“morenos” se enmarcan en celebraciones religiosas, porque fueron concebidos
durante los tiempos de conversión al catolicismo, lo que da cuenta de sus
fuertes influencias hispanas y cristianas.
QHAPAQ NEGRILLAS DE OLLANTAYTAMBO. Festividades de la Virgen del Carmen,
Perú.
Esta festividad se celebra entre
el 15 y el 19 de julio. La presencia africana en Paucartambo se remonta a 1694.
En la lengua quechua Qhapac Negro
significa “Negro Rico” y la danza cuenta la historia de una banda de eslavos
esclavos que acudieron a la fiesta sin permiso de sus amos y fueran encadenados
a la Virgen como castigo. Originariamente esta representación era llamada Negro-Negro
se interpretaba por un personaje encadenado, el Rey Negro, que cantaba
canciones religiosas a un grupo de sus compañeros esclavos en las proximidades
de la Virgen del Carmen. El capataz que encabeza el desfile tiene un puño
tallado en madera como un símbolo de la resistencia de los esclavos. En Ollantaytambo,
las Qhapaq Negrillas son la versión femenina de este grupo, una adición más
reciente a la tradición.
NEGRO. Carnaval de Coyolillo, México.
La fiesta se celebra del domingo
anterior al domingo posterior al Miércoles de Ceniza y tiene raíces coloniales
porque empezó con la llegada de los esclavos de África occidental para trabajar
en Nuestra Señora de la Concepción (La Concha) en plantaciones de caña y en los
molinos de azúcar de San Miguel Almolonga, hoy Actopan. Cabe también que
antiguos prisioneros del presidio de Pensacola, en Florida, se unieran a esta
población, rechazando la nacionalidad estadounidense cuando tal territorio fue
anexionado a EE.UU.
Los hombres que interpretan a los
Negros lucen máscaras de madera con cabezas de toro, demonios, oveja o ciervo.
Sus coloridas capas están adornadas con flores de papel, pequeños espejos y cascabeles.
Inicialmente los personajes desfilarían juntos bajo la supervisión de un
capataz, un hombre uniformado que los acorralaba con el látigo. Este modelo
permaneció como único componente del Carnaval Coyolillo hasta el siglo XX pero
hoy día la celebración también incluye otros personajes enmascarados como el esclavo
cortador de caña, los viejitos y las viejitas.
JOSÉ OVEJÓN Y DOÑA CATALINA. Danza del Tigre, México.
En Ometepec la danza del Tigre se
celebra el 7 de octubre en honor de la Virgen del Rosario. Se inspira en la
historia de dos ganaderos de la región de Costa Chica, que estaban aterrorizados
por un tigre (en realidad, un jaguar) que robaba constantemente sus ganados.
Después de un fallido intento de comprar su perro cazador a un matrimonio del
lugar, José Ovejón y Doña Catalina, los desesperados rancheros contrataron a estos
para matar a la bestia.
Aunque la población de Ometepec
es mestiza, las máscaras de la pareja de cazadores tienen rasgos caucásicos y
pelucas rubias, como si fueran cowboys. En la representación José Ovejón lleva
preparado su rifle y Doña Catalina dirige a su perro Cuyuchi a buscar al tigre.
Sin embargo, es un animal mágico al que no hieren las balas de José, así que
para encontrar y derrotar al elusivo monstruo los cazadores deben aliarse con
los Tlaminques, los animales de la granja hartos del acoso del Tigre.
DIABLOS. Danza de los Diablos, México.
Se celebra el Día de los Muertos,
el 1 de noviembre. Cuando se produjo la revolución mexicana al principio del
siglo XX, un grupo de trabajadores negros, denominados tenangos, huyendo de trabajos mal pagados, llegaron a Costa Rica en
su camino de vuelta a África. Pero acabaron trabajando en la hacienda de Dámaso
Gómez. A los pocos años ya se había establecido una comunidad en el área,
poblada por gente que escapaba de la guerra en Sonora. De esta convergencia
surgieron tradiciones como la Danza de los Diablos. Dedicada al dios Ruja, esta
danza de esclavos clama por su liberación. De acuerdo con Tristano Volpato,
aunque el origen de esta deidad es difícil de seguir, puede ser una evolución
del dios bantu Orula, debido a la emigración a esta área desde Cuba entre
finales del siglo XIX y mediados del XX.
El grupo de danzantes se compone
de un diablo viejo llamado Terrón, que dirige a los otros, y una diabla llamada
Minga, que distrae a los bailarines y a la que Terrón azota. En algunos
rituales africanos que un espíritu elevado azote a una mujer significa
incrementar su fertilidad. A pesar de su nombre, los diablos no son la imagen
del mal en la religión cristiana. Por el contrario, a través de la danza y el
disfraz invocan a los espíritus de sus ancestros africanos para que les ayuden
a controlar el mal y a mantener el equilibrio en la comunidad. La danza tiene
lugar al ritmo de instrumentos tales como la armónica, una quijada de vaca y un
tambor conocido en México como bote de diablo o tirera. Aunque en su origen era africano, este instrumento, la
zambomba, probablemente llego a América desde España, donde era conocido al
menos desde el siglo XVI.
JONKONNU. Danzas Wanáragua, Guatemala y Belice.
Tienen lugar entre el 24 de
diciembre y el 6 de enero. Los Garínagu o Garífuna son descendientes de los
llamados Caribes negros, una mezcla de esclavos que llegaron a San Vicente desde
África occidental, y de los indígenas Arawaks y Caribes, habitantes de las
Antillas Menores antes de la llegada de los europeos. En 1797, después de una
serie de enfrentamientos con los ingleses por el dominio de la isla, los
Garínagu se rindieron y los enviaron a Roatán. Durante las siguientes cuatro
décadas esta comunidad se dispersó, algunos grupos emigraron a lo largo de la
costa del Caribe hasta lo que es hoy Honduras, Guatemala y Belice.
Las danzas Wanáragua se crearon a
fines del siglo XVIII en San Vicente, cuando los danzantes comenzaron a disfrazarse como
mujeres blancas para engañar a los ingleses. Los danzantes lucen máscaras de
malla, rosas o blancas, con finos bigotes, imitando caras europeas, con sombreros
coloristas adornados con plumas, flores y espejos, lazos negros sobre faldas
blancas y cascabeles en las rodillas. En Belice, una danza más antigua que abre
y cierra el ciclo del Wanáragua se llama los Wárini. Sus intérpretes llevan vestidos hechos de hojas
de plátano secas, y visitan todas las casas del poblado, donde les dan comida y
bebida.
Estas danzas fueron llamadas
Yankunú en Guatemala y Jonkonnu en Belice y esos términos cubren una amplia
gama de manifestaciones creadas por los esclavos en los territorios colonizados
por los ingleses. Sus nombres podrían derivar de John Conny, un conocido comerciante
africano que trabajó en diversos fuertes europeos en Ghana a principios del
siglo XVIII.
DIABLOS. Corpus Christi, Panamá.
El Diablito Pariteño es un
personaje del Corpus Christi en Panamá, fiesta celebrada desde el jueves siguiente
a la celebración de la Santísima Trinidad. Celebrado a mediados de junio, el Corpus
fue una de las estrategias utilizadas por la Iglesia Católica en América para
catequizar a los nativos africanos a través del teatro, celebrado en todo
Panamá como prueba de su éxito. Parita fue poblada primero por españoles, que
luego se trasladaron a La Villa de los santos, quedando la ciudad habitada
principalmente por nativos y antiguos esclavos. El Corpus Christi pariteño
tienen mayores influencias africanas.
En el primer día de la
celebración, los Diablicos Sucios o encuetaos
llenan las calles con sus vestidos de rayas rojas y negras, usan castañetas y llevan
máscaras terroríficas con plumas. El segundo día, el del “cuarteo del sol”, aparece
la Diabla o Diablita y atrapa la tierra y las estrellas junto con la Diablada:
el Diablo Mayor, el Diablo Capitán y el Diablo Caracolito. Al día siguiente, el
del Corpus Christi, los vaqueros buscan al Torito para llevarlo a misa,
mientras que el arcángel San Miguel lucha con los diablos limpios para tomar al
Alma.
Otros personajes en la
celebración en La Villa incluyen los Negros Bozales (abajo), que aparecen en la danza
Zaracundé que muestra la huida de una familia de cimarrones. Después está la
Montezuma Española, danza que representa la conquista de México, y los Parrampanes,
personajes satíricos que parodian a los miembros de la ciudad con máscaras y
travestidos.
BIG CHIEF. Mardi Gras Indians, EE.UU.
El Martes de Carnaval indígena se
celebra el día de San José. Al principio del siglo XVIII muchos de los siervos
en Louisiana eran europeos y nativos americanos. Pero con la llegada del
comercio transatlántico de esclavos los propietarios de plantaciones empezaron
a utilizar africanos, que llegaron principalmente de Senegal y Gambia, de
Biafra y del sudeste de África. Muy pronto estas culturas empezaron a fusionarse
y, después de que los nativos americanos fueron liberados de la esclavitud,
ofrecieron a las comunidades africanas una esperanza de emancipación, dando comida
y alojamiento a los esclavos fugitivos. Hombres africanos se casaron con
mujeres Natchez y Choctaw y sus descendientes, llamados grifs, se proclamarían libres gracias al estatus legal de sus
madres.
Los primeros desfiles de carnaval
en Nueva Orleans tuvieron lugar en 1857 y durante largo tiempo solo fueron
accesibles a los blancos, puesto que los negros no estaban autorizados a llevar
máscaras y estaban segregados de las celebraciones públicas. Sin embargo, a
principios de la década de 1880, Becade Batiste, un yesero local con raíces
africanas, francesas y nativas, fundó el Creole Wild West, la primera tribu de
indios del Martes de Carnaval. Junto a los vínculos históricos con los nativos,
los sombreros y la pintura facial del imaginario indígena fueron elementos
utilizados para eludir las leyes locales y salir de desfile por las calles.
Big Chief |
Desde el principio la cultura popular
ha ejercido una gran influencia en la creación y evolución del Martes de
Carnaval indio y viceversa. Algunos años después de Batiste, Robert Sam Tillman
fundó la tribu Yellow Pocahontas
inspirada por el Wild West Show de Buffalo Bill, un espectáculo itinerante de
cowboys y nativos del oeste americano. Adicionalmente, durante el siglo XIX los
jefes indios de las praderas fueron frecuentemente fotografiados con sus trajes
y tocados ceremoniales y estas fotos se reprodujeron en postales y otros medios
de comunicación. Eso explica por qué los grupos nativos representados en Nueva
Orleans son los de las praderas y no los del sureste de Estados Unidos. Cada
tribu tiene una estructura altamente jerarquizada que incluye al Wild Man (Hombre Salvaje), Medicine Man (Curandero), Spy Boy (Explorador), First y Second Flag (Primer y el Segundo Banderas), el Gang Flag (Bandera de la Cuadrilla), Council Chief (Jefe
del Consejo), Second Chief (Segundo Jefe),
Big Chief (Gran Jefe), Queen (Reina) y Witch Doctor (Brujo). Desfilan acompañados por un grupo de amigos,
parientes y vecinos llamados la Segunda Línea. Spy Boy y Wild Moss Man, un personaje inspirado en los sanadores
nativos, arman jaleo, mientras que los Banderas mantienen la calma y se
encargan de proteger al Big Chief.
Spy Boy |
Cada miembro de la tribu confecciona
su propio vestido, un proceso que puede llevar todo el año. Estos vestidos se
lucen solo dos veces: la noche de San José o Super Sunday y el Martes de Carnaval. En las décadas anteriores
estos vestidos se quemaban después de usarlos si bien los elementos valiosos
como cuentas o piedras se conservaban.
SKULL, Martes de Carnaval de Nueva Orleans.
Desde 1819 Skull (Calavera) y las Bone Gangs (Cuadrillas de Esqueletos) toman
las calles de Nueva Orleans en las primeras horas de la mañana del Mardi Grass para advertir a la comunidad
y en particular a las nuevas generaciones contra la violencia y el peligro de las
armas de fuego. Esta tradición está relacionada con el vudú haitiano y con la
adoración de los ancestros, cuya presencia durante el tiempo de Carnaval ayuda
a restaurar el equilibrio en los grupos humanos, proteger a los participantes,
bendecir la celebración y otorgan la esperanza en el comienzo de un nuevo
ciclo. Los participantes portan grandes huesos de animales y lucen máscaras de
calavera, vestidos de esqueleto y delantales de carnicero con mensajes que
recuerdan a la audiencia que somos mortales.
El grupo no sigue una ruta específica sino que
desfilan sin rumbo predeterminado por el barrio de Tremé, que es probablemente
el centro más antiguo de la comunidad afroamericana en la ciudad. El lugar de
máxima importancia en ese barrio es Congo
Square, un lugar donde los esclavos africanos de diversas procedencias se
reunían cada domingo para compartir sus canciones, bailes y prácticas
religiosas. A diferencia del Martes de Carnaval Indio, el ritual de Skull y Bone no se basa en la rivalidad entre grupos sino que en él participan
diferentes colectivos de la ciudad sin confrontación alguna.
Boneman,
el Gran Jefe de la cuadrilla, se levanta antes del amanecer y acude al
cementerio a convocar a los espíritus de los ancestros, que lo acompañan a lo
largo de la celebración del Martes de Carnaval. A las 6 todos los miembros de
la banda de Calaveras y Huesos se reúnen y pasean por la ciudad cantando a voz
en grito y golpeando las puertas de sus vecinos para anunciarles ese día tan
importante del memento mori y
advertirles de que pueden ser el próximo (“You
next!”).
Big Chief, N. Orleans |
Todas las fotos son copyrigth de Charles Fréger y proceden de su página oficial.
Fuentes consultadas:
-Fréger, Charles. Cimarron. Freedom and Masquerade.Thames and Hudson, 2019.
-Charles, Jacqueline: "Ritos de rebelión". National Geographic, febrero 2019.Tiznao, Santo Domingo |
Superinteresante. Dan ganas de animarlos a todos.
ResponderEliminarSería una idea muy productiva. A ver si te "animas". Mil gracias por leer y comentar.
EliminarEn Chile tambien esta presente los y las afrodescendientes, en el Carnaval presentan a Diablos rojos en Comparsa Oro Negro. Arica Chile
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