HISTORIA, CULTURA Y SOCIEDAD DE LA INGLATERRA ANGLOSAJONA



No existe una imagen precisa de cómo fue en realidad la primera civilización que habitó las Islas Británicas. Los expertos coinciden en que a partir del año 600 a.C. comenzó la migración hacia las islas de las tribus conocidas como “celtas”, provenientes de la Europa continental. Los celtas que se asentaron en Gran Bretaña no eran un grupo homogéneo ya que hablaban diferentes lenguas (de las cuales había dos principales) y estaban divididos en diferentes tribus o clanes, que a menudo entraban en conflicto.
El verano del 55.a.C. Julio César, tras haber finalizado con éxito la conquista de la Galia en tan sólo siete años, decidió invadir a las tierras de los celtas insulares. Sin embargo, César no logró ocupar la isla por completo, quedando libres Irlanda y gran parte de Escocia. Sus campañas militares resultaron en fracaso y las islas fueron conquistadas años después.  Los territorios conquistados se convirtieron en la provincia romana de Britania, cuya historia se extiende desde el año 43d.C hasta el año 409 d.C., año en el que las tropas romanas se retiran oficialmente a Roma. Esta retirada temporal resultó ser definitiva, ya que el Imperio Romano se estaba debilitando por causas tanto internas como externas, como por ejemplo, los constantes ataques de los pueblos bárbaros (incluidos los teutones) y el crecimiento de pequeños reinos independientes dentro de los antiguos territorios romanos. Tras la partida de las legiones romanas, la parte más rica de Britania (el sureste) fue arrasada y numerosas ciudades fueron destruidas. Los ataques de las tribus celtas del norte, los conflictos entre los diferentes terratenientes y las primeras incursiones germánicas acabaron con la civilización de la Britania romana.
Las Conquista Germánica: Anglos, Sajones y Jutos
La historia de Inglaterra y la lengua inglesa comienza con la invasión de las tribus germánicas en el año 449. Se cree que la invasión y colonización de las Islas Británicas fue un proceso lento. Inicialmente, a los invasores se les conocía con el nombre de “Sajones” pero escritores latinos posteriores comenzaron a referirse a estos pueblos con el nombre de “Anglos”, probablemente por la expansión de esta última tribu por los territorios del norte y del noroeste de la isla. Como curiosidad, la palabra “Saxon” deriva de “seax” (espada) mientras que se cree que “Angle” tenga su origen en la forma angular del original Angulus en Holstein (Dinamarca).
Desgraciadamente, la historia no nos ha proporcionado pruebas comparables con las de la Conquista Romana de Gran Bretaña o la Conquista Normanda de Inglaterra. Los testimonios con un cierto grado de fiabilidad son ciertamente escasos. La historia de las invasiones germánicas fue narrada por Beda el Venerable (673-735)  en su obra “Historia Eclesiástica del Pueblo de los Anglos”. A pesar de que su obra se centra básicamente en la historia del cristianismo en Inglaterra, también trata temas políticos. Beda incorporó información de la obra “Liber querulus de excidio Britanniae” escrita por Gildas en el año 548 d.C. Modificó la información añadiendo una cronología y localización exactas a cada hecho narrado. 
Según sus escritos, las tribus germánicas que conquistaron Britania fueron los Jutos, Anglos y Sajones, a los cuales se les considera actualmente los fundadores de la nación inglesa. Por lo que nos relata el historiador, es posible que Dinamarca fuera el hogar de los Jutos y los Anglos. Se cree que los Jutos vivían en la mitad norte de la península danesa (de ahí que la península recibiera el nombre de Jutlandia) mientras que los Anglos vivían en el sur, en Schleswig-Holstein. Por otra parte, los Sajones estaban asentados al sur y al oeste de los Anglos, en las entre las áreas de los ríos Elbe y Elms; incluso es posible que llegaran hasta el Rin. Una cuarta tribu, los Frisones, ocuparon una estrecha franja a lo largo de la costa desde el río Weser hasta el Rin, junto a las islas que se encontraban en frente. De hecho, el idioma frisón (actualmente hablado por unas 30.000 personas en los Países Bajos) es el que está más relacionado con la lengua inglesa desde un punto de vista histórico.
Los invasores llegaron a Britania bajo el liderazgo de los reyes germanos Hengist y Horsa, quienes fueron invitados por el rey celta Vortigern para formar una alianza y que éstos le ayudasen a combatir a sus enemigos en las guerras locales que estaban teniendo lugar en la isla. Tras la retirada en el 410, los celtas ya no eran capaces de hacerle frente a los belicosos Pictos. En diferentes ocasiones, los celtas pidieron ayuda a Roma pero los romanos se vieron obligados a rechazar la asistencia ya que estaban ocupados defendiendo sus propios territorios de las invasiones de las tribus bárbaras. Como consecuencia, el rey Vortigern forjó una alianza con los Jutos para que éstos les ayudaran a expulsar a los Pictos de sus tierras. A cambio, los Jutos recibieron como recompensa la isla de Thanet, en Kent. Los Jutos, que ya habían establecido algunos poblados cerca de los celtas, decidieron permanecer en la isla y, aprovechando la debilidad de sus supuestos aliados, comenzaron a invadir violentamente Kent. Los Anglos y Sajones, siguiendo el ejemplo de los Jutos, colonizaron otros territorios de la isla. Los Sajones se establecieron en Sussex, Wessex y al Norte del Támesis (Essex y Middlesex) mientras que los Anglos crearon el reino de Anglia al norte del Humber. A finales del siglo V, comenzaron a establecer el famoso reino de Anglia del Este. Los celtas que vivían en la zona de la actual Inglaterra no tuvieron más remedio que huir a Cornualles, Gales, Bretaña (Francia),  Galicia y Asturias (España).




A pesar de que a lo largo del tiempo se ha reconocido la existencia separada de los Anglos, Sajones, Jutos y Frisones, es probable que el gran movimiento de población al que los historiadores denominaron “Periodo de Migración”, contribuyera a la disminución de las distinciones raciales entre distintos pueblos europeos y que por tanto, las diferencias entre estos pueblos, no fueran considerables. No conocemos con exactitud cómo era la distribución racial real de la Inglaterra Anglo Sajona. Por lo tanto, debemos tener en cuenta las descripciones de Beda, a pesar de que sus divisiones de estas tribus en tres grupos principales podrían simplemente reflejar el orden que tenía en su propia mente y no el de los asentamientos reales. Beda subraya que los invasores germánicos no eran un único pueblo como lo habían sido anteriormente los romanos y posteriormente los normandos, sino que pertenecían a distintos reinos. Esto podría explicar la diversidad lingüística encontrada en los antiguos manuscritos anglosajones, los cuales fueron escritos en diferentes dialectos. No obstante, los restos hallados en Inglaterra nos confirman que las lenguas, costumbres sociales, el sistema de agricultura, la arqueología e incluso los topónimos de los distintos reinos de la Inglaterra Anglo Sajona revelan cierta homogeneidad, reforzando así la teoría de que no existían diferencias raciales considerables entre estas tribus. Entonces, la diferencia lingüística entre los diferentes reinos no tenía un origen étnico, sino político.
La Heptarquía Anglo Sajona
Independientemente de la exactitud de sus orígenes, estas tribus estaban estrechamente relacionadas tanto lingüísticamente como culturalmente y, por ello, llegaron a ser consideradas como un único pueblo. Por ejemplo, la palabra “Engle” (Anglos) se aplicó a todos los colonos de origen germánico que habitaban en Gran Bretaña, de la misma manera que el adjetivo “Englisc” se aplicó a todas las tribus y a sus lenguas, no exclusivamente a los Anglos. Sin embargo, la unión política no fue inmediata. No existió una monarquía inglesa hasta el siglo X. Las tribus germánicas que conquistaron Inglaterra fundaron varios reinos pequeños. Siete de ellos fueron finalmente reconocidos y se convirtieron en lo que hoy conocemos como la Heptarquía Anglosajona: Northumbria (sur de Escocia y Norte de Inglaterra), Mercia (en la parte oeste de la región central de Inglaterra), Anglia del Este, Kent, Essex, Sussex y Wessex (situados en el centro y el sur de Inglaterra).
Sin embargo, la situación era lejos de ser estable. Los gobernantes de los siete reinos batallaban los unos contra los otros para conseguir el control total de Inglaterra. En ocasiones, diferentes pueblos anglosajones se unían para hacer frente a las revueltas de los britanos. Aquellos reyes que conseguían la supremacía eran conocidos como “Bretwalda” o “gobernador de Inglaterra”.  Aelle de Sussex (circa 490) fue el primer Bretwalda del que se tiene constancia. Le siguió Ceawlin de Wessex, Etherbelt de Kent y Rædwald de Anglia del Este. El siglo VII vio Brestwalda del reino de Northumbria mientras que en el siglo VIII hubo diferentes gobernadores procedentes del reino de Mercia. En el siglo IX, Egbert de Wessex (802-839) fue reconocido como el más poderoso de los Bretwalda, conocido por sus súbditos como “el gran señor de los siete reinos de la Heptarquía”.
Desde el año 560 hasta el 616, Kent, bajo el mandato del rey Æthelberht, fue el más poderoso de los siete reinos. A principios del siglo VII, el reino de Northumbria fue el que consiguió la supremacía política y cultural. Por otra parte, en el siglo VII, el poder pasó a las manos de Mercia. Finalmente, en el siglo IX, Wessex, guiado por el rey Egbert comenzó a expandir su influencia y el poderoso reinado de Egbert duró hasta el año 830. Durante el reinado de Alfredo el Grande (871- 899), Wessex alcanzó un alto grado de prosperidad, además de una considerable ilustración; hechos que desencadenaron la unificación política de los reinos Anglo-Sajones.
La Sociedad Anglo-Sajona 
1. Organización social
La sociedad de la Inglaterra medieval era principalmente rural, donde la mayoría de la población vivía en el campo. Como la mayoría de las sociedades europeas, en la parte superior de la escala social anglosajona se encontraban el rey y los príncipes (æðelings). Estos últimos reclamaban una ascendencia común con el rey.
Generalmente, los reyes tenían ascendencia noble. No obstante, no fue hasta la época de los descendientes del rey Alfred de Wessex cuando la realeza se volvió completamente hereditaria. Anteriormente, cualquier noble o guerrero que pudiera tomar el reino de otro podía convertirse en rey. Los nuevos reyes tuvieron que ser aprobados por un consejo de líderes comunitarios y asesores reales conocidos como “witan”. Una vez que el rey era elegido por el witan, adquiría privilegios especiales además de tener unas responsabilidades especiales, como participar en el ejército dirigiendo las tropas. Además, el rey proporcionaba protección y bienestar a sus súbditos a través de la guerra o la diplomacia. Los anglosajones, a diferencia de otras civilizaciones europeas, no tenían como base de su economía el comercio, sino la guerra. No solo se esperaba que el rey distribuyera el botín sabia y generosamente, sino que también tenía el deber de organizar campañas militares, decidir qué rehenes debían devolverse al enemigo o que tributos debían ofrecerse a otros reinos para forjar una alianza.
El rey también se encargaba de organizar matrimonios entre las mujeres aristócratas de su reino y los nobles de otras tribus, con fines políticos y económicos. Las mujeres que aceptaban casarse con un jefe de una tribu enemiga eran conocidas como “tejedoras de paz” (fríþwebba).  Según Helwig: “La mujer tejía la paz a través de sus hijos, ya que ellos portaban en sus venas la sangre de las dos tribus enfrentadas” (Heidi Blurrel. “The Roles of Anglo Saxon Women”).
En su obra “Peace-Weaver, Peace Pledge: The Conventional Queen and Ides”, Jane Chance describe a la tejedora de paz desde una perspectiva política y social, además de definirla también como “una mujer cuyo rol era lograr la paz entre dos tribus a través del matrimonio y los hijos”.  También añade que la tejedora de paz era una consejera, caracterizada por su “desenfado, gentileza y elocuencia”. Estas mujeres podían actuar de intermediarias entre los guerreros y el rey, tanto políticamente como socialmente.
Sin embargo, el uso del término “tejedora de paz” requiere precaución ya que sus formas anglosajonas “fríþwebba” o “fríþwebba” solo han sido empleadas tres veces en el corpus de vocabulario de Old English. La conexión entre esta palabra con el matrimonio y la alianza entre tribus fue propuesta por primera vez por Ludwig Ettmüller en una nota al pie de la línea 1942 de su traducción al alemán del poema épico Beowulf (publicado en 1840). Los traductores y editores posteriores de Beowulf continuaron con la interpretación de Ettmüller de la palabra. Por otra parte, en 1970 Larry M. Sklute concluyó que “esta palabra no tiene por qué reflejar necesariamente una costumbre germánica de dar a una mujer para que ésta se case con el jefe de una tribu hostil para asegurar la paz. Más bien, podría ser una metáfora poética que se refiera a una persona cuyas habilidades para establecer paz fueran un arte, siendo comparadas con la elaboración de un tapiz de amistad y amnistía”.
Sin embargo, la traducción de “fríþwebba” ha sido generalmente aceptada por los filólogos, traductores y críticos literarios como “tejedora de paz”.

Personajes históricos como la reina Emma, esposa del rey Ethereld II y posteriormente del rey Cnut, y la reina Edith, mujer de Edward el Confesor, han sido consideradas tejedoras de paz en la obra de Anthea Rebecca Andrade  “The Anglo Saxon Peace Weaving Warrior”. Según Andrade “tanto en el matrimonio como en la vida, ellas asumían el papel de tejedoras de paz, aspirando a evitar los conflictos entre los ingleses y una o más naciones opuestas”. Ella compara a las anglo sajonas con personajes de la épica “Beowulf” como por ejemplo Hildebruh y Wealtheow:
“Al examinar la vida de la reina Emma, se ve que ella encarnaba a las tejedoras de paz que encontramos en Beowulf, ya sea desempeñando el papel de consejera real, el de  madre protectora o el de la esposa fiel que lamenta la muerte de su rey y prepara todos los rituales para su funeral”. 
En conclusión, la figura de la tejedora de paz ha sido descrita como una consejera, una obediente y afectuosa esposa y a menudo también se le muestra como un personaje trágico que lamenta la muerte de su marido. Se cree que las voces poéticas de las famosas elegías “The Wife’s Lament” y “Wulf and Eadwacer” podrían ser, precisamente, las voces de las tejedoras de paz.
Debajo de los reyes y las reinas, se encontraban los “ealdormen”, la nobleza dominante. Eran los equivalentes a los condes y duques de los periodos posteriores. El “ealdorman” solía ser miembro de la casa real y su misión era controlar comarcas o distritos. Su mayor papel era ayudar al rey a implementar sus deseos, organizar y dirigir a los guerreros en los “fyrds” (milicia o ejército local), además de ser responsable de la administración y la justicia. Principalmente, daban mayor fuerza a las leyes del rey o del “witan”, supervisaban las disputas locales y, generalmente, mantenían la paz en el reino.  A veces, los “ealdormen” eran familiares del rey o amigos de confianza. Este título no era hereditario, y por ello, el rey podía despojar al noble de él y otorgárselo a otro a su antojo.
Un escalón más debajo de esta clase social se hallaban los “ðegns” (thanes), equivalentes a los caballeros medievales. La palabra inglesa “thane” significa “el que sirve” y en la era anglosajona temprana, formaban parte de la guardia personal del rey, a veces eran los sucesores de los “ealdormen”.  Los “ðegns” eran una clase social numerosa. Aproximadamente, en Wessex y Mercia, dos millones de terratenientes formaban parte de este grupo. Para convertirse en un thane, un hombre debe ser libre y tener una determinada extensión de tierra (la mínima para mantener a una familia). Este grupo era muy heterogéneo: los más ricos e influyentes eran aquellos elegidos directamente por el rey mientras que los más humildes eran los thanes que servían a otros de su misma clase. Eran, principalmente, guerreros cuyo deber era servir en el ejército (fyrd), vigilar las fortalezas y construir puentes. También tenían poder político y legal. Se han encontrado cientos de testimonios que prueban que los thanes participaban en juicios como testigos. También debían proporcionar información de todo aquello que ocurría en el reino. De hecho, a menudo eran contratados para enviar importantes mensajes o decretos al rey o a los nobles.
Otra de las fuentes fundamentales para conocer la vida y las costumbres del pueblo anglosajón es “Germania”, obra escrita por el historiador latino Cornelio Tácito en el siglo primero. De acuerdo con Tácito, los guerreros (ealdormen, ðegns y cualquier miembro de los fyrds) mostraban un alto grado de lealtad a su rey. Las relaciones sociales entre estos individuos estaban basadas en el principio de “comitatus”, el cual el rey ofrecía protección a cambio de lealtad absoluta. De hecho, se consideraba una gran deshonra para un guerrero del rey sobrevivirle, en palabras de Tácito: “los hombres que sobrevivían al rey en la batalla, a menudo acababan con su vergüenza ahorcándose” (“Germania”, capítulos 6, 14).

El pueblo
Bajo los “ðegns” se encontraban los “ceorls”, hombres libres que trabajaban en el campo y ofrecían servicios tales como el comercio, la carpintería, la costura o la metalurgia. Los ceorls eran considerados “folcfry” (folk-free), lo cual significa que eran libres a los ojos de la comunidad. Tenían el derecho de formar parte del “fyrd” y de disfrutar de los “wergilds” (dinero pagado a los familiares de una víctima de asesinato para compensar su pérdida, con el fin de evitar más delitos de sangre). Los ceorls eran considerado dignos de participar en las milicias y ejércitos locales, además de en las reuniones populares, donde se les compensaba económicamente por daños sufridos y solucionaban disputas relacionadas con herencias y propiedad.
Existían tres subgrupos especiales dentro de esta clase social. En primer lugar, encontramos a los “genatas”, la aristocracia campesina. Poseían la misma cantidad de tierras y riquezas que los “ðegns” y también estabas exentos de trabajar en las tierras del rey. Sin embargo, debían seguir pagando unos impuestos o alquiler para mantener la protección del rey.  En la segunda posición, estaban los “kostelas”, granjeros y demás trabajadores que no debían pagar impuestos a los señores, pero sí que tenían la obligación de trabajar para ellos. Sus rentas se pagaban a través de la agricultura, la caza o la pesca. En la última posición, se encontraban los “geburas”, los cuales dependían totalmente del señor. Los “geburas” debían de cumplir las exigencias de sus superiores, prácticamente vivían para realizar los trabajos que les mandaban. Vivían en un estado de pobreza. Para esta clase, era extremadamente difícil alimentar a su familia, ya que no podían obtener suficientes beneficios de las pequeñas tierras que poseían.
Esclavos
Los esclavos eran conocidos como “ðeow”. Este grupo social ni poseía tierras ni podían luchar en el fyrd. En la primera etapa del periodo anglosajón, los esclavos a menudos eran los descendientes de la población celta conquistada por los germanos. De hecho, la palabra en inglés antiguo para “galés” (Wielisc y Wylisc en sajón antiguo; Wæalisc en Anglo y en dialecto de Kent) era empleada como sinónimo de “esclavo”, ya que el significado original de este término es “no-Anglo Sajón/extranjero” o “no libre/servil”. Los esclavos no tenían derecho a los wergilds y no tenían ningún valor a nivel humano. No obstante, los esclavos tenían valor cuando eran vistos como una propiedad. Si un esclavo era asesinado, su valor (generalmente ocho bueyes, que es el equivalente a una libra) debía pagarse al propietario agraviado. Si el señor mismo es el que asesinaba al esclavo, entonces debía pagar una multa o tenía algún tipo de penalización a nivel legal (en la época cristiana, penalizaba la iglesia).
La religión Anglo Sajona
Cuando los anglosajones se establecieron en Gran Bretaña en los siglos quinto y sexto, trajeron consigo a sus propios dioses. Sin embargo, no tenemos suficiente conocimiento sobre las prácticas religiosas autóctonas de los pueblos germánicos debido a su conversión temprana al cristianismo. Solo los escandinavos mantuvieron sus creencias religiosas originales hasta finales de la Edad Media, por lo que existe una considerable cantidad de conocimiento académico sobre sus dioses y mitos, particularmente en comparación con el resto de los pueblos germánicos.
No existen documentos escritos por los creyentes de la antigua religión anglosajona ya que la población era analfabeta. Por el contrario, nuestros textos provienen de autores cristianos tardíos como Bede y los misioneros anglosajones San Willbord y San Bonifacio. Sin embargo, el objetivo principal de estos escritores no era mostrar un retrato objetivo de la sociedad anglosajona, sino cristianizar Britania. Antes de la conquista germánica, durante la época celta, el cristianismo fue introducido en las islas por los romanos, pero, la herencia cultural de este pueblo fue prácticamente destruida por los germanos.
La religión católica fue reintroducida en la Inglaterra anglosajona a través de los misioneros irlandeses San Columba y San Aidan. El primero fue conocido por cristianizar Escocia y el segundo por difundir la palabra de dios en Northumbria, donde fundó el monasterio de Lindisfarne. Pero ¿qué sabemos sobre las creencias anglosajonas? Las fuentes que encontramos al respecto derivan de topónimos, epigrafía y arqueología. Como todas las antiguas religiones europeas, la religión anglosajona consistía en un sistema de creencias politeísta, el cual veneraba a una serie de deidades conocidas como “ése”. Desafortunadamente, nuestro conocimiento sobre sus dioses es muy limitado. Los nombres de las deidades que han sobrevivido hasta nuestros días son Wōden, Tīw, Thunor, Frig y Ēastron, cuyas características son similares a los dioses del panteón escandinavo.
Los actuales días de la semana en inglés son los fósiles paganos más evidentes ya que derivan de deidades germánicas, romanas, astros y planetas:

Present day English
Old English
Translation
Monday
Monandæg
Moon’s day
Tuesday
Tiwesdæg
Tīw’s day (god of war)
Wednesday
Wodnesdæg
Wōden’s day (Supreme
deity)
Thursday
Thorsdæg
Thor’s day
(Scandinavian god of
thunder, equivalent of
Anglo Saxon Thunor)
Friday
Frigedæg
Frige’s day (goddess of
love)
Saturday
Sǣternesdæg
Saturn’s day (Roman
agricultural god)
Sunday
Sunnandæg
Sun’s day


Las inscripciones precristianas se han encontrado en runas y leyendas de monedas. Aproximadamente noventa inscripciones rúnicas anglosajonas y frisias han sobrevivido. Éstas fueron escritas entre los siglos V y VII. Aparentemente, las runas se usaron solo para inscripciones cortas. Wōden, la figura principal del panteón anglosajón, se menciona en el conjuro de las nueve hierbas, un conjuro, escrito en inglés antiguo,  contra las mordeduras de serpientes. La segunda mención directa de Wōden aparece en un libro de poemas de Exeter titulado "El poema gnómico". También existen diferentes referencias a Wōden en los pedigríes de los reyes de Wessex, Kent, East Anglia, Mercia, Bernicia, Deira y Lindsey. Es probable que durante el período precristiano, los nobles anglosajones reclamaran un origen divino para ascender al trono y, lógicamente, solo el dios de alto rango sería el citado como el origen de un linaje real. Como testimonios de su veneración, también encontramos topónimos como por ejemplo Wodnesfield (Wōden’s field”, en Essex) y Wodnesborough (“Wōden’s mound”,en Kent). También las deidades paganas Tīw y Thunor son conmemoradas en nombres de lugares, como es el caso de Tuesley (“Tīw’s forest” del Inglés Antiguo “Tīwes lēah”, en Surrey) y Thundersfield (“Thunor’s field”, en Surrey). Además, también se descubrieron antiguos lugares de culto a partir de la toponimia: Harrow (viene del inglés antiguo “hearth”, que significa “templo”) Wye (del inglés antiguo “wīg”, cuyo significado es “ídolo” o “santuario).
En cuanto a las tradiciones de los pueblos germánicos, Bede describe la festividad de Yule (en anglosajón “Geōl”), celebrada durante el solsticio de invierno y sustituida posteriormente por la navidad. Yule comenzaba el 21 de diciembre, cuando tenía lugar la noche más larga del año. Esta fiesta marcaba el fin de la oscuridad y la llegada de la luz. En el idioma anglosajón, el mes de diciembre era llamado “Giuli”, en honor a  Yule.  Y aunque este término hoy en día está obsoleto en el sur de Inglaterra, “yule” sigue siendo una palabra común para designar a la navidad en el norte de Inglaterra y en Escocia. Y siguiendo con las festividades cristianas de origen pagano, la pascua, en inglés “Easter” tiene su origen en un culto a la antigua diosa anglosajona de las cosechas Ēastron, cognada de Aurora, diosa latina de la fertilidad.


Comentarios

  1. Una entrada espléndida, repleta de datos muy útiles para cualquier investigación sobre la historia anglosajona, que es bien compleja y en la que la escasez de textos autóctonos y el trabajo tardío y sesgado de los autores cristianos hace todavía más complicado sacar los datos reales a la luz. Solo alguien que sabe mucho sobre el tema, como Marina Ivorra, se puede atrever a trabajar con tanto rigor con las etimologías, las clases y rangos sociales, el papel de la mujer, que ya había tratado en esta interesantísima entrada: https://anthropotopia.blogspot.com/2018/07/la-mujer-traves-de-la-poesia.html, y los significados culturales de las deidades, costumbres ola influencia de la cristianización. Un trabajo realmente muy valioso. Me ha sorprendido esa fuga de los celtas a Galicia y Asturias. Siempre había pensado en las discutidas conexiones entre los celtas peninsulares y los insulares situándolas en un momento anterior, cuando saltaron a las islas británicas desde el "finisterre" en su desplazamiento desde centroeuropa. Pero, bien pensado, cabe perfectamente ese doble movimiento. También me ha parecido muy interesante la descripción de los estratos sociales. En "Macbeth" leemos que era thane de Glamis y después de la exitosa batalla inicial, donde demuestra una valentía sin límites, el rey lo nombra thane de Cawdor, un título muy importante. Pero él, para su desgracia, ambicionaba más...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario