CINE Y ETNOGRAFÍA: "SEMPRE XONXA": LA GALICIA DE "CHANO" PIÑEIRO
Escrito por José Losada
En un artículo publicado por Manuel Rivas en el diario El País con ocasión del fallecimiento en 1996 de su amigo el poeta Lois Pereiro recuerda lo que este le dijo en un ambiente tabernario y futbolero: “Lo escrito se arrebata a la muerte”. La frase, rotunda en sí misma, adquiere tonos lapidarios porque quien la pronunció solamente vio publicados en vida dos libros de poemas.
Cuando una muerte prematura separa al creador de su afán artístico nos queda un regusto amargo al pensar hasta dónde podría haberse desarrollado su capacidad; y es fácil suponer la frustración de quien se ve forzado a “dejarse en el tintero” los frutos de su ingenio, perdidos irremisiblemente junto con la vida del que estaba llamado a alumbrarlos.
Algo parecido le ocurrió a "Chano" Piñeiro (Luciano
Manuel Piñeiro Martínez; Forcarei, 1954-Vigo, 1995) cineasta gallego que con
gran esfuerzo plasmó en un largometraje su profundo amor por el cine y cuya muerte
a la edad de cuarenta y un años nos ha
privado de contemplar otras obras posteriores. Cuando están próximos a
cumplirse treinta años desde el inicio de su rodaje conviene dedicarle un
recuerdo, destacando sus valores etnográficos pues, no considerándome un
experto en el arte cinematográfico, desisto de hacer una valoración en ese
campo, siempre discutible y sometido a contradicción.
Ciertamente "Sempre Xonxa", que así se llama la
película, no es la única de "Chano" Piñeiro (realizó también dos cortometrajes y otra “xacobea” por encargo de la
Xunta de Galicia), pero reúne dos características que la hacen merecedoras de
especial estima: es su primer y único
largometraje y se trata de una obra muy personal en la que se plasman las
inquietudes de un autor que, como dijo en una ocasión, quería dar voz a su
pueblo, a su propia gente.
Presenta una continuidad temática y estética
con el cortometraje Mamasunción, que recibió varios premios y abrió a Piñeiro
la posibilidad de ver cumplida su ilusión de dirigir una película larga. Como
no es objeto de esta entrada, dejo un enlace para quien quiera conocerla y otro
que nos permite saber de las vicisitudes de su rodaje y acercarnos a la
biografía y personalidad del director a través de un documental, obra entre
otros de un compañero de clase en la EGB, Francisco Rozados.
En "Sempre Xonxa" asistimos a la historia de los
tres protagonistas, la mujer que da
título a la película, Pancho y Birutas, a
los que vemos retratados desde la infancia hasta su plena madurez.
El autor acompasa esas diferentes épocas con las estaciones del año y esto le permite presentar un ciclo completo, tanto por lo que se refiere al paisaje como a otros aspectos (las labores agrícolas, las fiestas…), dando ocasión para introducir leyendas y canciones enraizadas en la cultura popular. Podrían destacarse muchos aspectos que hacen muy valiosa la presentación de la historia: juegos infantiles, empleo de útiles y herramientas originales, faenas del campo o artesanas en sus lugares originales, en los que la arquitectura popular queda reflejada de manera fidedigna.
Asistimos también al trabajo en una forja (según los títulos de
crédito, la escena se rodó en la Ferrería de Compludo, en León), al
funcionamiento de un molino que sirve de rítmico decorado para una de las
escenas más dramáticas, a la vendimia en una viña de “ribeira” y a la recogida
de castañas.
Acompañamos a los personajes en su tránsito por “corredoiras”, nos impresionamos antes el paisaje de las Médulas (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), somos testigos de un bautizo, un entierro y una verbena, y conocemos una aldea del interior de Galicia, con sus construcciones tradicionales de piedra, madera y pizarra (Santa Olaya de Petín y Bustelo de Fisteus).
El autor acompasa esas diferentes épocas con las estaciones del año y esto le permite presentar un ciclo completo, tanto por lo que se refiere al paisaje como a otros aspectos (las labores agrícolas, las fiestas…), dando ocasión para introducir leyendas y canciones enraizadas en la cultura popular. Podrían destacarse muchos aspectos que hacen muy valiosa la presentación de la historia: juegos infantiles, empleo de útiles y herramientas originales, faenas del campo o artesanas en sus lugares originales, en los que la arquitectura popular queda reflejada de manera fidedigna.
Herrería de Compludo |
Acompañamos a los personajes en su tránsito por “corredoiras”, nos impresionamos antes el paisaje de las Médulas (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco), somos testigos de un bautizo, un entierro y una verbena, y conocemos una aldea del interior de Galicia, con sus construcciones tradicionales de piedra, madera y pizarra (Santa Olaya de Petín y Bustelo de Fisteus).
Las Médulas |
Bustelo de Fisteus |
Sin olvidar ejemplos de
cultura inmaterial; en este ámbito me gustaría destacar una costumbre, de la que también queda rastro
en la novela de Xosé Neira Vilas, “Memorias dun neno labrego”. Cuando a Xonxa,
que está en la cuadra ordeñando a mano las vacas, la avisan de que un zorro
ha entrado en el gallinero, abandona a toda prisa su labor (frustrando así
los intentos de acercamiento de un Birutas indiano), se arma con una horca y va
al encuentro del animal, ante la expectación de los que esperan fuera. Cuando
por fin sale del gallinero con su oponente ensartado, lo entrega a los niños
para que recorran la aldea atribuyéndose la hazaña y puedan recibir regalos de
los vecinos más generosos y criticar con
una cantiga de escarnio a los que no lo son tanto.
Solamente por todo eso sería muy recomendable
una revisión de la película, pero nos
centraremos en tres aspectos: el “Entroido”, la emigración y las leyendas y
canciones que aparecen a lo largo de la historia.
TRADICIÓN ORAL
TRADICIÓN ORAL
La tradición oral está engarzada en varias
escenas de la película y es utilizada por el autor como recurso narrativo que
confiere continuidad al relato. Así, la canción a la que seguidamente se
hará referencia comienza cuando la protagonista acuna a su hija y termina con
la misma niña ya mayor. Además, y con esa
función de articulación de la historia, leyendas, mitos y otras muestras de la cultura popular aparecen
diseminadas a lo largo de la película, contribuyendo a ofrecer un panorama más
completo del mundo rural gallego en que se desarrolla el filme.
Se cuenta la historia de un gigante, tan
grande como crédulo y torpe, muy interesado en comer carne de cristiano que
cree reconocer mediante el olfato; y cuando su hijo le ofrece por tal un cuerno
de vaca, se queja amargamente de su dureza, creyendo que es su apetecido manjar.
O val das mouras |
Y también se narra la de una “moura”
que regala una cesta a una persona hambrienta, con la condición de que no la
abra hasta llegar a su casa; como el
agraciado no puede resistir la curiosidad y no cumple lo acordado, descubre,
para su pesar, que estaba llena de carbón y no de comida.
Los protagonistas adolescentes andan a la procura de un tesoro enterrado que
pertenecía a los “mouros”,- seres extraordinarios, dueños de grandes riquezas, que
habitan escondidos a los ojos de los seres humanos-, de esos de los que da cumplida noticia la
herramienta indispensable para los buscadores de riquezas, el libro conocido
por “Ciprianillo”.
Birutas engaña a sus compañeros y vuelve solo al lugar en el que cree haber encontrado una olla que, si estuviese repleta de oro, le haría rico. La otra posibilidad es que lo estuviese de un veneno capaz de matar a todas las personas en siete leguas a la redonda. Esta dualidad entre el éxito y el fracaso, que se plantean como separados por una tenue línea, se observa también en otra historia que tiene lugar cuando los protagonistas son adultos y buscan denodadamente una construcción subterránea habitada por una extraña mujer; al encontrarla (en una escena que podría calificarse como realismo mágico si no fuese porque tiene ecos de la obra de Álvaro Cunqueiro y considero que es más apropiado relacionarla con ella), todo se derrumba con gran estrépito, como en las leyendas que hablan de un edificio construido sobre una trabe de oro y otra de alquitrán que, si se toca, provoca la mayor de las catástrofes.
Birutas engaña a sus compañeros y vuelve solo al lugar en el que cree haber encontrado una olla que, si estuviese repleta de oro, le haría rico. La otra posibilidad es que lo estuviese de un veneno capaz de matar a todas las personas en siete leguas a la redonda. Esta dualidad entre el éxito y el fracaso, que se plantean como separados por una tenue línea, se observa también en otra historia que tiene lugar cuando los protagonistas son adultos y buscan denodadamente una construcción subterránea habitada por una extraña mujer; al encontrarla (en una escena que podría calificarse como realismo mágico si no fuese porque tiene ecos de la obra de Álvaro Cunqueiro y considero que es más apropiado relacionarla con ella), todo se derrumba con gran estrépito, como en las leyendas que hablan de un edificio construido sobre una trabe de oro y otra de alquitrán que, si se toca, provoca la mayor de las catástrofes.
Tampoco falta la referencia a la Santa
Compaña, llamada en esta caso “Labarida”. La abuela de Pancho está muy asustada
porque la ha visto en el campo. Tras contarlo, se oye el canto de una lechuza
que motiva que, angustiada, exclame: “Es por mí”. En la tradición gallega el
encuentro con la procesión de los muertos de la parroquia es señal que anuncia
la próxima muerte. Así ocurre en este
caso, pues la siguiente escena es la del entierro de la anciana.
Para los interesados en estos temas, dejo dos
enlaces al blog Tinieblas en el corazón: “Mouros, mouras y otros personajes de
leyenda” y “Abejas que vienen de la luna”.
En la canción a la que antes se hizo referencia,
calificada de mágica y capaz de atraer a los sueños maravillosos, se narra el
amor de un sol y una luna personificados como hombre y mujer. Cuando comprenden
que su amor es imposible, por estar cada uno encadenados al día y a la noche,
las lágrimas del varón se convierten en lluvia y sus amargos suspiros en viento
que golpea las puertas. Esto último me recuerda al poema de Celso Emilio
Ferreiro titulado “Canción de berce”.
LA EMIGRACIÓN.
En una película de las características de "Sempre Xonxa", que aspira a mostrar la Galicia real como escenario de la
historia que se narra, no podía faltar la emigración. Es Birutas el
que abandona la aldea siendo casi un niño para buscar fortuna en
América. Tras bastantes años sin noticias,- el maestro de la escuela inventó nuevas de un próximo regreso para calmar las últimas angustias de su
madre-, reaparece, triunfador,- con traje blanco de indiano y conduciendo un
haiga-, precisamente, el día de la fiesta mayor. El regreso no tiene que ver con
la añoranza de su tierra sino con la mezquina idea de recuperar lo que cree que
le pertenece, la bella Xonxa. Al saber que estaba casada con
Pancho, trama una disimulada venganza, para lo cual convence a este
para que le acompañe en su vuelta al Nuevo Continente. Esto permite a Piñeiro
recrear con gran fidelidad el embarque en la propia Estación Marítima de Vigo,
con gran número de figurantes y una escenografía que nos permite tener una idea
muy aproximada de la realidad.
No hay más que contemplar las fotografías de la época para acreditarlo. Por ejemplo, véase la exposición titulada “Os Adeuses” sobre el fotógrafo Alberto Martí, organizada por el Consello da Cultura Galega, en el siguiente enlace:
No hay más que contemplar las fotografías de la época para acreditarlo. Por ejemplo, véase la exposición titulada “Os Adeuses” sobre el fotógrafo Alberto Martí, organizada por el Consello da Cultura Galega, en el siguiente enlace:
Sorprende encontrar imágenes muy
similares a las rodadas por el director de Forcarei: las colas para embarcar,
la misa celebrada casi al pie de la pasarela del trasatlántico y
también el retrato de un ambiente lleno de la tristeza, miedo y desarraigo que
acompañan a quien abandona su tierra para, quizás, no volver nunca más.
De la meticulosidad del cineasta nos habla la reproducción de una conocida fotografía, la que muestra a un adulto y un niño (recientemente he sabido que se trata de Xan y Xurxo Calo, de Fisterra) compartiendo el mismo llanto.
De la meticulosidad del cineasta nos habla la reproducción de una conocida fotografía, la que muestra a un adulto y un niño (recientemente he sabido que se trata de Xan y Xurxo Calo, de Fisterra) compartiendo el mismo llanto.
Manuel Ferrol en La Voz de Galicia |
Hay también un homenaje a los
fotógrafos que recogían esos adioses tan patéticos con la aparición
de Manuel Ferrol (1923-2003) interpretándose a sí mismo y portando una cámara de la época.
Para situar al espectador el director se sirve de una portada
del periódico Faro de Vigo que da noticia de la visita a Europa del presidente
Lyndon B. Johnson.
El destino de Pancho se conoce por los
altavoces que anuncian la salida de un barbo con escala en Tenerife, Buenos
Aires y Montevideo. En los años sesenta del siglo XX el flujo migratorio
que abandonaba Galicia sin cesar se dirigía principalmente a otros
lugares,- países de Europa, zonas industrializadas de España-, pero el
protagonista no va a hacer las Américas por su cuenta sino que se deja
atrapar en la hermosa trampa tendida por quien creía su amigo, que gozaba
de una posición envidiable tras varias décadas de emigración.
Para terminar con este capítulo ofrezco un
gráfico de elaboración propia que permite apreciar, usando como ejemplo la
evolución de la población del municipio de O Saviñao, el impacto de la
emigración en Galicia y hasta qué punto lastró su desarrollo y bienestar.
ENTROIDO
El valor etnográfico de la película se hace
más patente, si cabe, en las escenas que se desarrollan con ocasión del
Entroido aldeano. Entonces adquiere tonos de documental, porque recoge variadas
costumbres que sirven como telón de fondo al descubrimiento que Xonxa hace del
verdadero carácter de Birutas. Con la ayuda del libro “A festa do Entroido”, de
Federico Cocho de Juan, y de la colección de imágenes a las que se hará referencia al final, comprobaremos los esfuerzos del director por reflejar
las peculiaridades que hacen único al carnaval en Galicia. Así, presenciamos un
“folión”, desfile vecinal en el que algunos portan grandes bombos y otros hace
sonar aperos metálicos (guadañas, azadas).
El autor citado recoge desfiles parecidos a lo largo de toda la montaña ourensana y aporta datos curiosos, como que el bombo de calidad es aquel cuya madera haya sido cortada un día de la semana no lleve la letra ere y durante la luna vieja. Los relaciona con los denominados “alardes” en las fiestas patronales de Euskadi, con las procesiones de Semana Santa e incluso con la especial querencia que por la percusión observa en el carnaval de Río de Janeiro. Volviendo a Galicia, nos recuerda que el “folión” de Manzaneda se acompaña de una persona disfrazada de toro, tal y como aparece en la película.
También nos dice que cada parroquia organiza el suyo, que se distingue del de las vecinas por un ritmo característico y repetitivo. Separa esta costumbre de otras más transgresoras, pues los “foliones” acuden a las parroquias vecinas, siguiendo normas de cortesía y con reciprocidad al año siguiente.
El autor citado recoge desfiles parecidos a lo largo de toda la montaña ourensana y aporta datos curiosos, como que el bombo de calidad es aquel cuya madera haya sido cortada un día de la semana no lleve la letra ere y durante la luna vieja. Los relaciona con los denominados “alardes” en las fiestas patronales de Euskadi, con las procesiones de Semana Santa e incluso con la especial querencia que por la percusión observa en el carnaval de Río de Janeiro. Volviendo a Galicia, nos recuerda que el “folión” de Manzaneda se acompaña de una persona disfrazada de toro, tal y como aparece en la película.
También nos dice que cada parroquia organiza el suyo, que se distingue del de las vecinas por un ritmo característico y repetitivo. Separa esta costumbre de otras más transgresoras, pues los “foliones” acuden a las parroquias vecinas, siguiendo normas de cortesía y con reciprocidad al año siguiente.
http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/06/wilder-mann-el-hombre-salvaje-europeo.html
http://anthropotopia.blogspot.com.es/2015/06/el-hombre-salvaje-espanol.html
Presenciamos una especie de batalla
desarrollada entre las casas en la que
los vecinos más jóvenes persiguen o son perseguidos en medio de una nube
blanca. Se trata de la “farelada” que se celebra, según los lugares, tres
domingos antes del martes de Carnaval o bien el domingo o lunes anterior y en la que los
varones intentan manchar con harina a sus congéneres del sexo femenino.
En
algunos lugares se cambia el inofensivo trigo molido por trapos mojados en
barro, hormigas enfurecidas con vinagre, ceniza o incluso excrementos de
animales. La broma puede ir dirigida a escarmentar a los que no van disfrazados
dentro del ambiente transgresor y alocado que domina el carnaval.
En el colegio
al que yo asistía desaparecían las tizas de la pizarra conforme se acercaban los días de fiesta,
para reaparecer entonces en las manos de los alumnos más avispados, que se
complacían en rayar las espaldas de sus condiscípulos al son de la frase: “Que
no te parezca mal pero estamos en Carnaval”.
Dentro de la misma línea, Birutas persigue a
Xonxa con un haz de paja encendida en la mano; ella se rinde, pero él no ceja
en un empeño que, como el espectador descubrirá más adelante, hunde sus raíces en sentimientos
nada festivos.
También hay referencia en el film a la quema, siempre
colgados de un lugar visible, como una farola o un árbol, de unos muñecos hechos
con paja y harapos. Se trata de una muestra de la batalla de sexos que
caracteriza a la fiesta de la que estamos tratando. Los dos jueves anteriores
al martes de Entroido sucesivamente se dedican a los compadres y las comadres, que es como se llama a esos muñecos
grotescos, según simulen la forma del varón o de la mujer (en otros lugares se
les denomina “Mecos” e igualmente están destinados a ser quemados).
Los chicos
intentan liberar al compadre de las “afrentas” que les infligen las chicas; y
estas, cuando así les corresponde, hacen lo mismo por la comadre. Federico de
Cocho atribuye a estos muñecos la capacidad de propiciar la “liberalidad sexual
y etílica”, ya que entre tantos dimes y diretes siempre había lugar para algún
exceso en la primera materia, siempre consentido por producirse en un ambiente
lúdico.
jrcasan.com |
Las escenas del Carnaval en la película
terminan con un baile o pequeña verbena amenizado por un acordeón, que el autor
citado también recoge en su libro entre las celebraciones propias de la fiesta
que estudia.
En este enlace
a la edición digital del diario El Correo Gallego, encontramos una
amplia colección de fotografías realizadas en Compostela con ocasión de una
muestra de los Entroidos declarados
fiestas de interés turístico. Algunas de ellas ilustran este capítulo.
REPARTO
Aunque que sé que con ello me aparto de mi
propósito inicial de no hacer valoraciones sobre cuestiones cinematográficas,
no me resisto a dar por finalizada esta entrada sin dedicar algunos párrafos al elenco de la película. Piñeiro ya había
demostrado en su corto “Mamasunción” su predilección por los actores no
profesionales, en su afán por retratar de la manera más fiel posible el
escenario en el que transcurre la historia. Es deliciosa la parte del
documental al que se hizo referencia al principio en la que se explica las muy
avanzadas técnicas actorales de la anciana protagonista.
Siendo el del "Sempre Xonxa" un proyecto más ambicioso, y sin
renunciar a ese tipo de intérpretes, es
normal que recurriese a otros de fuera de Galicia.
En este grupo me gustaría destacar a Aurora Redondo (en un pequeño papel como abuela de Pancho) y a Loles León. Mimí o Minga, la criada del cura, es una mujer exuberante y alegre, como demuestra en el Carnaval; quizá influida por los vapores del alcohol, afirma ante aquel que se le ha aparecido la Virgen de los Dolores en bicicleta, dando lugar a una respuesta ingeniosa, pues para el clérigo ninguna cosa extraordinaria son las apariciones marianas ni tampoco la utilización de un vehículo, dada la necesidad de desplazarse. Es otra escena de realismo mágico o cunqueiriano, tan del gusto del autor. Cuando el ama ya ha fallecido, se cuenta de ellas que, al final de sus días, estaba convencida de que era una loba. Se trata de un nuevo lazo a la tradición oral y a las leyendas gallegas sobre el que quizá volvamos en otra ocasión.
En este grupo me gustaría destacar a Aurora Redondo (en un pequeño papel como abuela de Pancho) y a Loles León. Mimí o Minga, la criada del cura, es una mujer exuberante y alegre, como demuestra en el Carnaval; quizá influida por los vapores del alcohol, afirma ante aquel que se le ha aparecido la Virgen de los Dolores en bicicleta, dando lugar a una respuesta ingeniosa, pues para el clérigo ninguna cosa extraordinaria son las apariciones marianas ni tampoco la utilización de un vehículo, dada la necesidad de desplazarse. Es otra escena de realismo mágico o cunqueiriano, tan del gusto del autor. Cuando el ama ya ha fallecido, se cuenta de ellas que, al final de sus días, estaba convencida de que era una loba. Se trata de un nuevo lazo a la tradición oral y a las leyendas gallegas sobre el que quizá volvamos en otra ocasión.
De los actores gallegos, y sin desmerecer en
absoluto a los tres protagonistas,- Uxía Blanco, Miguel Ínsua y Xavier R.
Lourido-, me gustaría destacar a otros tantos, cada uno por razones distintas.
A Rodrigo Roel, que interpreta al cura, porque lo veía algunas veces en
Santiago. A Roberto Vidal Bolaño, el honesto maestro que acompaña a los
protagonistas desde la infancia, como
justo reconocimiento a su gran labor como dramaturgo y actor, que fue premiada
con la dedicación del “Día das letras galegas” de 2013. Falleció en 2002.
La Voz de Galicia |
Y, finalmente, a Roberto Casteleiro, “O Caladiño”, por el singular acierto con el que encarna a un personaje mitad sabio y mitad loco que consigue enternecer al espectador. Su imagen recuerda en cierta manera a uno de los personajes de la serie de dibujos animados “Los Autos Locos”, al profesor Lokovich (en inglés, Pat Pending).
Sus apariciones suelen ir acompañadas de extraños aparatos: máquinas de volar, un péndulo de Foucault artesano o un extraño artefacto (con cierto parecido al que usaban los romanos para medir las millas de sus vías) que emplea para buscar el tesoro custodiado por la extraña mujer; en otras está enfrascado en labores de alquimia o investiga con tesón la temperatura corporal de las gallinas, quizá en busca de la que pone los huevos de oro.
Casteleiro falleció en 2016 a la edad de 77 años; en las noticias publicadas entonces se le describe como historiador, actor y director teatral. Había nacido en Ferrol, donde trabajó en sus astilleros; se trasladó a Barcelona para realizar estudios universitarios y, posteriormente, ejerció allí como profesor en varios centros públicos de enseñanza. Durante toda su vida se sintió atraído por el mundo de la escena en sus varias vertientes.
Ojalá esta entrada haya servido para despertar en el lector el interés por revisar esta película. Merece la pena.
Un repaso espléndido a las muchos detalles etnográficos que el director de la película quiso compartir con nosotros, siempre girando en torno a la antropología de salvamento. Me gustaría preguntar al autor la etimología de entroido, que resulta tan lejana a la palabra de origen latino carnaval.
ResponderEliminarDesde luego que despierta el interés por conocer más acerca de la película y del rico patrimonio cultural gallego con el que el autor nos deleita. Me ha fascinado la parte del Entroido y su relación con los ritos estacionales de fertilidad y los disfraces animales.
ResponderEliminarPor otro lado, cuando hablas de la canción que sirve comoo hilo conductor y que trata el tema de los trágicos amantes que no pueden amarse porque están encadenados cada uno a un astro, uno al sol, la otra a la luna, me ha recordado la película de los 80 Lady Halcón.
Muy buena entrada.
En el libro de Federico Cocho de Juan que cito en la entrada se dice que la palabra gallega “Entroido” aparece recogida en un documento del Monasterio de Sahagún en el siglo XIII y deriva del latín “Introitus” (entrada, introducción, comienzo, prólogo) que también ha dado lugar a la palabra castellana “Introito” cuyas varias acepciones indican principio o entrada de algo, sea una obra de teatro, la misa o una oración. Con el mismo significado de la palabra gallega se citan otras dos castellanas: “Antruejo” y “Entruejo”.
ResponderEliminarEn cambio, “Carnaval” se empieza a usar en Galicia en el siglo XVI y proviene de otras palabras similares del francés e italiano que, a su vez, derivan del latín “Carnelevare” en referencia a la necesidad de eliminar las reservas de carne en las casas antes de entrar en el período de abstinencia propio de la Cuaresma.
Realmente ambas palabras sirven para designar a la entrada al período cuaresmal. Yendo más allá, los autores consideran que se trata de una fiesta que recoge sedimentos de otras anteriores al Cristianismo, las mascaradas invernales celebradas con el fin de estimular el crecimiento de la vegetación. A título anecdótico, resulta llamativa la existencia en el calendario lúdico romano de una fiesta denominada “Antesterias” celebrada entre los días 11 a 13 de febrero y dedicada al dios Baco.
Conservo todavia el borrador para el cartel de Sempre Xonxa. Alli en la productora Valladares estaba depues de terminada la peli en aquel armario de época que como salido del XVIII me lo dejara cerrado con llave. "El presupuesto no da para más..." Y no daba. Conservo algunas fotos del Rodaje y algun que otro recuerdo y la idea, la tipografia, casi todo salvo que él ya no estaba cuando intenté localizarle. Le ví en un Restaurante al final de la Avda Citroen y me dije, ahora no estaria bien darle el coñazo,y ya nunca más fue posible poder hablarle. Así son las cosas cuando se fabrican los torrentes de nostalgia, aunque la verdad es que nadie se muere, no.Yo sé que lo hablaremos, de nuevo.CG
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Nos hace mucha ilusión saber de alguien que participó directamente en una película que nos parece extraordinaria. Ojalá Chano Piñeiro hubiera podido rodar más.
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