EN HONOR A LA VERDAD

 Por José Losada

NOTA PREVIA: La verdad a la que se refiere el título es la que esconden dentro de sí los refranes que, como el ámbar conserva insectos fosilizados, permiten conocer la realidad de los tiempos pasados. Me serviré de algunos de los que he ido escuchando a lo largo de mi vida. Por esa razón muchos de ellos están gallego y, en mi afán por reproducirlos con el mismo sabor que tenían, doy preferencia a las formas orales propias del sur de la provincia de Lugo que los envolvían antes que a la normativa del idioma. Pido disculpas si alguien considera que es un error. Intentaré explicar el significado de la mayoría porque creo que la traducción no siempre nos traslada todos los matices de estas frases ingeniosas y llenas de intención. Me ofrezco a ampliar las explicaciones a todo el que lo me lo haga saber a través de los comentarios. También agradeceré que los lectores compartan sus experiencias personales conmigo.

 Son conocidas las reprimendas que Don Quijote daba a su escudero por el abuso de los refranes, hasta llegar a decir: “Sesenta mil satanases te lleven a ti y a tus refranes” (Capítulo 43 de la segunda parte). Lo que de verdad molestaba al Caballero de la Triste Figura era la excesiva prodigalidad en su uso, que “se  le fuese la mano” en decirlos. Y como Sancho le replicase que él también los utilizaba, le contestó que los suyos venían como anillo al dedo y no arrastrados por los pelos, como le pasaba a los del  marido de Teresa Panza (Capítulo 67, 2ª parte). En el Capítulo 21 de la primera parte, por el contrario, dice el hidalgo: “no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas”.
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Pancracio Celdrán, en el prólogo de su libro “Refranes de nuestra vida. Con su explicación, uso y origen”, nos habla de los “dictum” latinos como antecesores de los actuales refranes y los clasifica en sentencias, aforismos, tópicos, adagios y máximas, reservando a los primeros la característica de ser fruto de la observación.  Una  muestra de esta raigambre romana la encontramos en este mismo blog, en la entrada “De rayos y laureles” ( http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/10/de-rayos-y-laureles.html  ), cuando  se explica el origen del dicho: “En martes ni te cases ni te embarques”.

Sin embargo, la versatilidad de los refranes no solamente se pone de manifiesto en su capacidad para viajar en el tiempo. También, como las golondrinas (as “xentís anduriñas” del poeta Curros Enríquez), pueden atravesar mares, montes y ríos. De este modo, encontramos refranes muy similares en varios idiomas. Por ejemplo: “Marzo ventoso e abril chuvioso sacan a maio florido e fermoso” tiene sus gemelos en castellano (“Marzo airoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y  hermoso”) e inglés (“March winds and April showers bring forth May flowers”). Otro: “Dime con quien andas y te diré quien eres”, “Dime con quen andas e direiche quen es” y “Tell me with whom thou goest and I’ll tell thee what thou doest”.Como puede observarse, no es preciso para su éxito que el refrán exprese una verdad trascendental.
Otras veces hace un corto trayecto, pero no por ello deja de adaptarse  a los modismos existentes en cada una de sus escalas. El dicho que yo escuche en el Valle de Lemos como: “O que lexos vai casar, ou trampa leva ou vaina buscar”, se recopiló a escasos cien kilómetros así: “O que lonxe vai casar, ou maula leva ou vai buscar”. La idea es la misma: para el matrimonio es preferible conocer las andanzas anteriores y antecedentes familiares del pretendiente.
Devesa de Escairón
Lo que me llama la atención es que junto a estos dichos, que son válidos casi universalmente, el genio popular cree otros, igualmente expresivos y ocurrentes, que solamente tienen sentido en un lugar determinado. En Escairón, capital del municipio de O Saviñao, escuché el siguiente refrán sobre la predicción de la lluvia: “Se ves rubio hacia Chantada, colle os bois e vaite á arada; se ves rubio hacia Monforte, colle a capa e o capote”. Según me contaron, se trataba de observar la forma en la que la luna iluminaba las nubes. Sin salirnos de esta zona, veamos cómo las rivalidades comarcales pueden sublimarse en frases ingeniosas, llamadas a ser utilizadas en amistosas confrontaciones: “Cos de Escairon, nin trato nin conversación”, “Chantadino, falso ou fino” y “Monforte de Lemos, Monforte dos demos”. Y no acabamos aquí, sin salirnos de la misma comarca: “Torrón por torrón, vaite para Pantón, e se che dan a escoller, vaite para Sober”, “Cos de Ferreira, todo o que se queira” y “Cos de Sober, quérote ver”.
Ante tal riqueza, no es de extrañar que una parte de la Lingüística (la Fraseología) se ocupe del estudio de los refranes. No se pretende aquí sentar cátedra. Solamente quiero recordar una parte de mi infancia, desempolvar frases que surgían durante las conversaciones cotidianas y que, en mi afán por conocer el pasado, anotaba y conservaba con el gusto del entomólogo aficionado. Ahora, que estoy tan lejos de la tierra de la que brotaron como una fuente, volver a pronunciarlas deja en  mi corazón un agradable aroma que no me resisto a disfrutar una y otra vez.
En ese ejercicio de memoria al que me refiero encuentro valores literarios muy notables; por ejemplo, en el uso de la prosopopeya. Para dar mayor expresividad al dicho y recalcar la necesidad de que todas las labores de cuidado de la vid se lleven a cabo en el momento exacto que le corresponde, no se recurre a un consejo entre humanos sino que se concede la palabra a quien más sabe del asunto: “Díxolle a viña ó labrego: Cávame tarde e pódame cedo, que eu xa che pagarei o que che debo”. Para tener un buen vino en la casa, del que uno pudiera sentirse orgulloso ante propios y extraños, en las fiestas y en los días de trabajo, es preciso un esfuerzo continuado a lo largo de un año, cavar, podar, vendimiar, todo en su momento, ni antes ni después.
La misma figura literaria se emplea en este refrán sobre el cuidado de la ropa “Hónrame na casa e eu che honrarei na praza, díxolle o traxe ó home”. En estos tiempos de globalización de la industria textil, en la que nos vestimos con el fruto del trabajo de lejanos trabajadores, sin importarnos sus condiciones laborales, preocupados solamente por la moda antes que por la calidad, pongámonos en el lugar de aquellos para los que la ropa era un bien escaso. Ahora recuerdo el emotivo episodio de “Memorias dun neno labrego” de Xosé Neira Vilas, cuando Balbino, el protagonista, descubre a su madre llorando desconsoladamente porque, pese a sus esfuerzos por conservarla, no había podido evitar que la carcoma  estropease la saya que llevó el día de su boda.
En otras ocasiones, el refrán se convierte en un microrrelato lleno de imaginación  y chispeante humor: “Chove e fai sol, anda o demo no Ferrol cun saco de alfileres pra clavarllos no cu ás mulleres”. Se aprovecha un fenómeno atmosférico poco frecuente para jugar con las palabras y recordarnos la existencia de unos seres que se dedican a crearnos pequeñas molestias, sólo por divertirse. En Galicia se les llama “trasnos” o “diaño bulreiro”, pero con otros nombres se encuentran personajes similares en casi todas las tradiciones europeas. Se dedicaban a apagar el fuego, cambiar de sitio las cosas o, como en el dicho que se comenta, hacer aparecer en el lugar menos indicado los alfileres perdidos, por ejemplo, en la parte de la anatomía femenina en la que la espalda pierde su casto nombre.
En el refrán “De neno rei, de mozo capitán, de casado burro e de vello can” y  sin necesidad  de emplear ningún verbo, se describe el camino de la existencia. Los sustantivos empleados son tan certeros y expresivos que no se precisa mayor aditamento gramatical. A mí me recuerda al acertijo que propuso la esfinge a Edipo: ¿cuál es el animal que primero anda a cuatro patas, después sobre dos  y, al final de su vida, a tres? En vez de a la relevancia social o familiar, se refiere al vigor físico y a la salud, pero el principio activo es el mismo: advertir al joven de un futuro que, aunque pueda parecerle lejano y extraño, sin duda alguna le alcanzará.
Con todo  y  en mi opinión, no son sus valores literarios ni su capacidad para perdurar en el tiempo o extender su mensaje sin atender a fronteras  lo que hace tan atractivos a los refranes. Son su relación con la sabiduría popular y la forma en la que, como los insectos en el ámbar, encierran el código genético colectivo sus mayores virtudes. Gracias a ellos podemos reconocernos en nuestros antepasados o comprobar cómo hemos cambiado.
Con respecto al vitalicio, el contrato mediante el que una persona cede la totalidad o parte de sus bienes a otra, sea pariente o no, a cambio de que lo atienda durante lo que le quede de vida, dice la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 11 de febrero de 2000: “La ley gallega convierte en notorio lo que llevaba siendo derecho consuetudinario por el uso continuado de esta modalidad contractual”.  El refranero expresa mejor y de forma más contundente esa preponderancia de los cuidados que precisan los ancianos frente a los derechos hereditarios de los más próximos parientes y la aceptación social de quien opta por desprenderse de sus bienes  para conseguir que el final de sus días transcurra de forma agradable: “Meu herdeiro é o que me limpa o traseiro”.
“Fun á casa do veciño e avergonceime, volvín á miña e goberneime”.  En una primera impresión podría dar a entender que hace referencia a la envidia. Sin embargo, a mí me parece que va más allá. Destaca el afán de superación constante como motor de nuestro bienestar y la importancia de ocuparse de los asuntos domésticos. La casa como espacio reservado y remanso de tranquilidad: “A paz na casa e a guerra fóra”.
Muchos refranes nos hablan de personas acostumbradas a  hacer economías y ser precavidos.  “Non hai pouco que non chegue nin moito que non se acabe” nos ofrece una doble perspectiva muy interesante. Advierte de que ningún gran capital está inmunizado frente a la desidia y la pereza (un ejemplo de ello lo encontramos en la novela de Ramón Otero Pedrayo “Os camiños da vida”, que narra el declive de una casa señorial rural por culpa de herederos irresponsables y holgazanes que dejan en manos de los administradores el gobierno de su hacienda). En el lado opuesto, la capacidad de arreglarse con lo indispensable y, sobre todo, la resistencia como virtud.  La palabra clave es resistir. Siempre: a los rigores del invierno, a la injusticia y a las duras condiciones de vida, sin perder la calma ni dejarse llevar por la desesperación. Nos consuela saber que el mes en el que el clima resulta  más inclemente es también el más corto: “Febreiriño corto cós seus vinteoito, se tivese máis catro, non quedaba nin can nin gato”. Los bueyes, indispensables para el cultivo de la tierra y el transporte, presienten que, en el momento en el que el trabajo sea más duro, alguna de las correas que los sujetan al yugo no podrá soportarlo, y entonces podrán tener del descanso que les es negado (“Cando as corres creban, o boi descansa”). 
 Tiempos difíciles y vidas llenas de obstáculos que, sin embargo, no eliminaban la capacidad para la alegría y para disfrutar con los pequeños placeres de la vida. Ahora que estamos en tiempo de otoño y aún no ha llegado el crudo invierno, hay un dicho popular que nos lo recuerda: “Castañas, noces e viño fan do vello mociño”.Las nueces y las castañas y, sobre todo, el vino nuevo, que todavía permanece en la cuba junto a los racimos fermentados y acaba de aclararse por efecto de los primeros fríos, bastan para olvidar, siquiera sea por un momento, las penalidades y los trabajos diarios durante los días de noviembre (“Polo San Martiño, mata o porco e bebe o viño”), que dejan atrás meses de trabajos e incertidumbres (“ A castaña en agosto quere arder e en setembro quere beber”).
Sin querer, he terminado ensartando refranes, como decía Don Quijote que hacía Sancho. Quizá sea la hora de poner el punto y final a esta entrada. Y volviendo al inicio, utilizaré la frase con la que el buen Alonso Quijano anunciaba que había recuperado la razón, lamentablemente, en las postrimerías de su vida: “En los nidos de antaño ya no hay pájaros hogaño”.

  

Comentarios

  1. Otra entrada que nos hace reflexionar con la sonrisa en la boca y los recuerdos frescos en la memoria,gracias a los refranes,con los que todos hemos crecido y de los que tanto hemos podido aprender,ya que son un buen recurso pedagógico para educar nos en entender la sociedad y la cultura en la que nos ha tocado desarrollarnos.Y son mucho más efectivo que estudiarlos o recopilarlos pata la escuela,porque los solemos vivir dentro de nuestro entorno más cercano,de personas a quienes estamos ligados por parentesco y/o roce.

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  2. Qué bueno!! Me ha encantado y como "es de bien nacidos ser agradecidos" doy las gracias por este texto que ha sido además de entretenido, como siempre, muy educativo. Gracias!!! Marisa

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  3. Agradezco mucho estas palabras tan amables y que provienen de una escritora a la que admiro.
    José Losada

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  4. Felicidades por el artículo. Había incluido una parrafada larga como respuesta, pero la web ha hecho de las suyas. En fin, jeder ist der nächste Selbst...

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    1. Docta germanista, ponga Vd. la parrafada otra vez, aunque sea resumida, por favor. El autor lo agradecerá.

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  5. Tengo un cuadernillo de dichos y proverbios en inglés que siempre procuro llevar en el bolso para ocupar esos minutos muertos que te hacen perder en tantos sitios. Gracias a leerlos en incontables ocasiones he podido darme cuenta que los ingleses, aún tan distintos a los meridionales en todo, tienen opiniones muy similares sobre un gran número de asuntos de la vida cotidiana. Es como si perteneciéramos a un mapa cultural común, que supera las barreras idiomáticas al expresar pensamientos compartidos incluso con una formulación igual. Por poner solo algunos ejemplos, "if you can´t beat them, join them", si no puedes vencerlos, únete a ellos; "seeing is believing", ver para creer; "a bird in the hand is worth two in the bush", que es casi como "más vale pájaro en mano que ciento volando"; "charity begins at home", que no necesita la menor traducción; "two´s company, three´s a crowd", otra verdad numérica que en castellano es exactamente igual, como sucede con "curiosity killed the cat" o "all´s fair in love and war". A veces la literalidad de la traducción se pierde por la costumbre inveterada de utilizar rimas y ripios para mejor recordar estas perlas de sabiduría popular, como sucede con "fore warned is fore armed", que equivale a "hombre prevenido vale por dos". No sabría decir si se trata de las mismas ideas formuladas de forma paralela o de préstamos culturales, pero ahí está ese acervo común que hermana pueblos. Enhorabuena al autor por esta aportación tan interesante, y que siga...

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