LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI EN VALENCIA (II). DANZAS, MASCARADAS Y ARTE FLORAL
En la primera parte de
esta entrada (http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/06/la-fiesta-del-corpus-christi-en.html)
hemos hablado de las Rocas, las grandes carrozas triunfales que tenían un
papel fundamental en la procesión del Corpus valenciano. Actualmente siguen siendo el alma de las fiestas pero de una manera distinta, por razones de conservación.
Por ello, tienen sus lugares y rituales propios, como un prolegómeno a la
procesión pero con un protagonismo diferenciado. Lo mismo puede decirse de otro
importantísimo preparativo, la Cabalgata del Convite, un magnífico
entretenimiento que ningún interesado en el folclore tradicional valenciano
debería perderse. Habla mucho de la identidad histórica de este pueblo.
La festividad del Corpus comienza el domingo por
la mañana con una solemne misa pontifical. A la salida se reparten panes, gesto
con el que se recuerda que históricamente se
ofrecía una hogaza de pan a los pobres. Acto seguido
tiene lugar la Cabalgata del Convite,
de la que se tiene noticia desde 1516 pero que se ha recuperado en la forma en
que se celebraba a fines del siglo XVIII. Va encabezada por la Policía Municipal Montada, vestida con el vistoso uniforme de
gala, a la que siguen los Reyes de Armas
con la Real Senyera.
PARA LEER MÁS, HAZ CLICK EN MÁS INFORMACIÓN
Detrás viene el baile de los cabezudos (balls dels Nanos). Son tres parejas de turcos, moros y negros que representan a Asia, Africa y América, los continentes conocidos en 1589, fecha en que por primera vez se registra su salida en la procesión. Lucen vestidos tradicionales de la huerta valenciana, haciendo sonar unas enormes castañuelas mientras bailan. La primera parte de su actuación es ceremonial, mientras que la segunda, el fandanguet, es más animada. Al finalizar la danza se inclinan en señal de respeto.
Tras ello aparece una figura muy aclamada, el Capellán de las Rocas, montado a caballo con gualdrapa de terciopelo negro en el que están bordados en plata los escudos de la ciudad. Saluda al pueblo bonete en mano y, en nombre del Consejo de la ciudad, invita a todos a la solemne procesión que tendrá lugar por la tarde.
PARA LEER MÁS, HAZ CLICK EN MÁS INFORMACIÓN
Detrás viene el baile de los cabezudos (balls dels Nanos). Son tres parejas de turcos, moros y negros que representan a Asia, Africa y América, los continentes conocidos en 1589, fecha en que por primera vez se registra su salida en la procesión. Lucen vestidos tradicionales de la huerta valenciana, haciendo sonar unas enormes castañuelas mientras bailan. La primera parte de su actuación es ceremonial, mientras que la segunda, el fandanguet, es más animada. Al finalizar la danza se inclinan en señal de respeto.
Tras ello aparece una figura muy aclamada, el Capellán de las Rocas, montado a caballo con gualdrapa de terciopelo negro en el que están bordados en plata los escudos de la ciudad. Saluda al pueblo bonete en mano y, en nombre del Consejo de la ciudad, invita a todos a la solemne procesión que tendrá lugar por la tarde.
En 1894, Blasco Ibáñez describió así la
Cabalgata en Arroz y tartana: “Y seguían detrás las dansetes, escuadrones de
pillería disfrazados de mugrientos trajes de turcos y
catalanes, indios y valencianos, sonando roncos panderos e iniciando pasos de
baile (…); Los Pecados Capitales, con estrambóticos trajes de puntas y colorines, como bufones de la Edad Media, y al
frente de ellos la Virtud, rebautizada con el estrambótico nombre de la Moma”. Y es que el momento central del desfile es la danza de la Moma y los Momos, una alegoría del triunfo de la Virtud frente a la Soberbia,
la Pereza, la Ira, la Envidia, la Lujuria, la Avaricia y la Gula. Se trata de
una danza didáctica muy ritualizada y con un
alto contenido simbólico. A diferencia de otras danzas, no contiene un
mensaje eucarístico sino que representa la lucha entre el bien y el mal.
La Moma es un misterioso personaje femenino
enteramente vestido de blanco, que parece una novia. Sin embargo, una
tradición no escrita manda que lo
interprete un hombre bien barbado. Para ocultar su masculinidad, el ejecutante
debe llevar la cara cubierta con un antifaz con faldilla, que está bellamente
bordado en oro con motivos religiosos. En la cabeza lleva mantilla y una corona
dorada con flores blancas. El traje consiste en un corpiño ajustado con
ballenas, y delantal sobre la falda. Como complemento, lleva guantes y zapatillas blancas,
todo ello al estilo valenciano del siglo XVIII. En la mano derecha sostiene un
pañuelo de encaje y un cetro dorado con el escudo de la ciudad. La Moma es el
personaje más codiciado de la fiesta pero
encarnarla no está al alcance de todo el mundo, ya
que es requisito indispensable para ello disponer del traje en propiedad.
Hasta el momento en que el Ayuntamiento encargó la confección de un vestido
adicional, ese privilegio estaba reservado a sólo cuatro personas, que rotan para desempeñar el rol cada cuatro años.
Los Momos llevan una túnica corta de color rojo o granate que cubre hasta
las caderas, con manga larga y adornos en negro. Los calzones, con rayas
horizontales amarillas y negras, se anudan a la rodilla y llevan medias blancas
y alpargatas. Lo más peculiar de su indumentaria es
el sombrero cónico hecho con tiras de tela
amarillas, rojas y blancas, que simula la forma de un dragón, con el rostro cubierto por un velo negro. Esa llamativa vestimenta se remonta al siglo XVII
aunque, como se desprende de la cita de en Blasco Ibáñez, tiene un aire mucho más arcaico. Se complementa con un bastón de un metro de longitud que llevan apoyado en el
hombro. En ese desafío a los sentidos que representa la fiesta, lo que más
llama la atención es el intenso contraste cromático entre la pureza del color blanco y las fuertes tonalidades rojas,
negras y amarillas, habitualmente asociadas a
lo demoníaco.
La procesión se abre con dos filas de tres Momos y detrás la Moma acompañada por la Soberbia. Ya Fray Luis de Granada dejó escrito que este pecado es “madre y reyna de
todos los vicios”. Por eso es el Momo encargado de conducir a la Virtud en los
diferentes momentos del baile. Su ritmo hipnótico lo marcan la dulzaina y tamboril, que repiten la melodía durante los
seis primeros movimientos, siendo diferente solo en el último, en el que tiene lugar el clímax del
enfrentamiento. En cada una de las siete figuras la Moma
danza con los Pecados dando vueltas sobre sí misma a ritmo de vals, mientras que ellos giran a
su alrededor, amenazantes, de derecha a izquierda. Al superar las pruebas,
los Momos le hacen una reverencia y la Moma contesta cogiéndose gentilmente la falda con la mano izquierda y
extendiendo el cetro con la derecha. En la presentación de los personajes, los seis Pecados saludan individualmente a
la Virtud. En el segundo movimiento forman un círculo cerrado a su alrededor, tendiendo
un palo al compañero a modo de valla que le impide salir. En la jaula
crean una cúpula por encima de la corona de
la Moma, que se agacha como si estuviese oprimida, aunque al final se libra del
encierro levantando su cetro. En el puente, los Momos colocan los palos en una
forma que recuerda el castigo militar de la carrera de baquetas o las horcas
caudinas romanas, arrinconando a la Moma en un pasillo con techo. Para salir debe
agacharse, como si se humillara, y esa actitud es el secreto de su victoria final. Entonces
toca con el cetro la cabeza de cada Pecado, arrodillados con el bastón al suelo en señal de sumisión. La Moma bendice a los niños al terminar esta
danza.
Se ha dicho que tiene un origen medieval francés y se representó por primera vez en Valencia en 1459, con ocasión de la entrada de Juan II en la ciudad. Lo más normal es que fuera una adaptación de un espectáculo preexistente al que se modificó su significado, cristianizándolo. A pesar de las brumas que
cubren sus antecedentes, es fácil ver, en primer lugar, sus similitudes con un baile guerrero, en el que se trata de
doblegar al enemigo con la astucia o con la fuerza. El curioso nombre de momo/a nos da alguna pista adicional, como me ha apuntado José Losada. Momus era el dios de la burla en Roma, una adaptación del Momos griego. El DRAE define la palabra como el gesto, figura o mofa que se ejecuta para divertir en juegos, mojigangas y chanzas. En el teatro de los siglos XV-XVI, "momo" era la denominación que se daba a unas piezas breves y entretenidas que se representaban en Navidad y Pascua en las fiestas de la nobleza.
Otra cuestión digna de reflexión en esta danza es el travestismo de la Moma. Se dice que es muy exigente desde el punto de vista físico, por su constante repetición en el largo itinerario de la cabalgata. De hecho, sólo se baila completo por la tarde en la Plaza de la Virgen. Ello podría justificar que lo representaran hombres, por su mayor fortaleza. Pero quizás, con una hermenéutica de la sospecha, habría que dar un paso más allá y buscar la explicación en el mismo motivo por el cual los personajes bíblico femeninos de la procesión no podían ser interpretados por mujeres. Aunque en España, a diferencia de lo que sucedía en Inglaterra, las cómicas podían aparecer en los escenarios teatrales, otra cosa sucedía en el ámbito religioso, en el que la mujer era la encarnación del pecado, de la atracción del maligno. ¿Cómo iba a ser creíble una fémina como la virtuosa Moma? Por esa misma razón, la voz femenina se suplía por la más angelical y ambigua de los castrati. Sin embargo, aunque podamos encontrar en ello la razón histórica por la cual la Moma debía interpretarse por un varón, no nos explica por qué la tradición se ha superado para las heroínas testamentarias de la procesión pero, en cambio, se mantiene con tanto rigor aquí. Es un ejemplo más de la condensación de significados contradictorios que caracterizan lo mítico.Sin duda, se trata de la danza más emblemática del Corpus y la clave de la fascinación que despierta reside en la máscara de los personajes. A pesar de su éxito actual, en 1920 estaba tan en declive que dejó de salir y no volvió a hacerlo de manera continuada hasta 1977. Aquí podéis ver una figura: https://www.youtube.com/watch?v=HQXr88W1ZsU.
Otra cuestión digna de reflexión en esta danza es el travestismo de la Moma. Se dice que es muy exigente desde el punto de vista físico, por su constante repetición en el largo itinerario de la cabalgata. De hecho, sólo se baila completo por la tarde en la Plaza de la Virgen. Ello podría justificar que lo representaran hombres, por su mayor fortaleza. Pero quizás, con una hermenéutica de la sospecha, habría que dar un paso más allá y buscar la explicación en el mismo motivo por el cual los personajes bíblico femeninos de la procesión no podían ser interpretados por mujeres. Aunque en España, a diferencia de lo que sucedía en Inglaterra, las cómicas podían aparecer en los escenarios teatrales, otra cosa sucedía en el ámbito religioso, en el que la mujer era la encarnación del pecado, de la atracción del maligno. ¿Cómo iba a ser creíble una fémina como la virtuosa Moma? Por esa misma razón, la voz femenina se suplía por la más angelical y ambigua de los castrati. Sin embargo, aunque podamos encontrar en ello la razón histórica por la cual la Moma debía interpretarse por un varón, no nos explica por qué la tradición se ha superado para las heroínas testamentarias de la procesión pero, en cambio, se mantiene con tanto rigor aquí. Es un ejemplo más de la condensación de significados contradictorios que caracterizan lo mítico.Sin duda, se trata de la danza más emblemática del Corpus y la clave de la fascinación que despierta reside en la máscara de los personajes. A pesar de su éxito actual, en 1920 estaba tan en declive que dejó de salir y no volvió a hacerlo de manera continuada hasta 1977. Aquí podéis ver una figura: https://www.youtube.com/watch?v=HQXr88W1ZsU.
Els Cavallets es una de las más graciosas y características. Está interpretada por ocho niños vestidos de turcos o árabes a lomos de caballitos de cartón. Ya se celebraba en 1615, probablemente inspirada en los torneos
ecuestres medievales. En ella los infieles dan testimonio de adoración al Santísimo
Sacramento.
La
Magrana es otro baile altamente simbólico. Los danzantes, esta vez personas mayores, van vestidos de calabreses, aunque en
realidad representan a los judíos. Realizan
uno de esos bailes de cintas tan extendidos en toda Europa y en la propia
Comunidad Valenciana. Los ejecutantes trenzan y destrenzan con gran habilidad las
cintas que están atadas a una pértiga, sobre la cual hay una enorme granada. Cuando
finaliza la danza, los intervinientes se arrodillan, dejando caer las cintas.
Entonces se abre la fruta, que alberga en su interior la Custodia.
La Dansa
dels Arquets o de las Polonesas también recuerda tradiciones eslavas de bailes con pequeños arcos florales. La
interpretan ocho niñas vestidas de pastorcillas, que evolucionan con bonitas
coreografías en parejas de dos. Se
introdujo en 1848 y simboliza la alegría de los
labradores por su participación en la fiesta.
La Dansa
dels Pastorets, asociada históricamente al
misterio del rey Herodes, la ejecutan ocho niños vestidos de pastorcillos, con
un bastón que hacen sonar rítmicamente en
las diferentes figuras. Se recuperó para la
fiesta en 2011.
La Dansa de les vetes o cintas, típica de Sueca, también data de ese mismo año y la llevan a cabo niños
con los tradicionales trajes de la huerta, con alpargatas y el llamativo fajín rojo.
La Dansa
de Llauradors o de los labradores la interpretan ocho niños o niñas con
vestidos típicos. Se mueven en dos hileras de cuatro, haciendo sonar las panderetas, y terminan con una reverencia.
La Dansa
dels Turcs la bailan ocho niños que entrechocan sus espadas, en recuerdo de
las danzas guerreras de otros tiempos. Seguramente evoca las incursiones de los piratas por las
costas valencianas.
Después desfilan los
personajes de los Misterios: San
Cristóbal con el Niño Jesús de la mano y los Peregrinos, procedente del siglo XV; Adán y Eva, la Serpiente, el Padre Dios, el Angel del
LLegó o azada y el Angel querubín, así como la Muerte con la guadaña, en la que está escrito Lo Temps
Breu a modo de memento mori; del Misterio del rey Herodes desfilan los
Reyes Magos, la Mare de Déu de la Burreta
con el Niño en brazos, las Espigadoras, las Nodrizas o Didas, que amamantaban a
los niños de pecho asesinados por la guardia del rey Herodes, que llega acompañado de los tres
Sabios que informaron del lugar de nacimiento de Jesús. Esos Misterios tenían un fin didáctico- pedagógico fundamental hace cuatrocientos
años, cuando la mayoría de la población no sabía leer ni
escribir. Hoy en día estos sencillos textos se escenifican el sábado por la tarde, en la Plaza de la Virgen.
Otro de los momentos más esperados de la Cabalgata del Convite es La Degolla, una cuadrilla de cincuenta Dimonis, personajes de aspecto demoníaco que representan a los sicarios que ejecutaron
la orden de Herodes de degollar a los niños menores de 2 años. Llevan un sayón de arpillera ceñido con una cuerda, con dibujos
vegetales en verde y negro. Esconden la cara bajo el tizne y un antifaz negro, y se cubren la cabeza con una corona de hojas de pámpano. Antaño llevaban una porra o carxot
de pergamino, con el que golpeaban al público. Ahora utilizan una maza de plástico con la que aporrean el suelo sonoramente y atizan a los espectadores,
sobre todo a los niños, a los que arrojan las golosinas que llevan en un talego.
Esta comitiva fue creada
en 1587, como una parodia bufa del siniestro episodio bíblico, y es el toque más festivo de
todo el desfile. Debido a los incidentes que solían acompañarla, la Cabalgata fue suprimida en 1862 y 1863, y entre 1867 y
1871. Por aquella época se puso de moda entre los
señoritos de la aristocracia y la alta burguesía participar en aquella divertida mascarada, pagando al
Ayuntamiento para ser admitidos en la misma. Algo muy distinto era lo que sucedía en los primeros tiempos, cuando desfilaban los
mendigos contratados por el Concejo. Hoy lo hacen los Amics del Corpus.
Lo que más llama la atención es la indumentaria de los
sicarios de Herodes, tan poco histórica. De hecho,
el Ayuntamiento decidió, en 1947, que saliesen
disfrazados de romanos, suprimiendo también los carxots, lo que destruyó para el pueblo la esencia de la comparsa.
Haciéndome la disimulada, el día de la fiesta pregunté a un espectador
qué clase de personajes eran, y la reveladora respuesta fue que se trataba de trogloditas. Creo que puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que son una clarísima manifestación de la tradición del hombre salvaje, del que ya hemos hablado extensamente en este blog ( http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/06/wilder-mann-el-hombre-salvaje-europeo.html).
No les falta ninguno de los elementos esenciales: su asociación con las fuerzas del mal, el vestido hecho de
fibras naturales, el adorno vegetal, la cara oculta con el antifaz y la pintura,
desfigurando los rasgos humanos, el comportamiento bestial, la actitud
ambivalente respecto a los niños, a los que persiguen pero también les dan caramelos, y, finalmente, el garrote
representativo de la fuerza. Quién iba a decir
que en las tierras mediterráneas quedase
todavía este reconocible residuo del hombre salvaje, que
se ha conservado sobre todo en zonas boscosas y de montaña.
La fase culminante del
paso de la Degolla tiene lugar en la calle Caballeros y Avellanes. Por respeto,
dejan pasar delante a la Real Senyera, cuyos portadores van ataviados con el
blusón negro típico de la
huerta, y a su escolta de Heraldos y Timbaleros. Después llega el momento de la
jubilosa Poalá: los vecinos lanzan agua a raudales, con pozales y mangueras, sobre los componentes de la Degolla, en venganza por sus provocaciones y para
refrescar a los asistentes al desfile del calor reinante. Especialmente los
niños se vuelven locos con la mojadura. Resulta muy divertido. Pero hasta en esto podemos ver la muerte y la resurrección simbólicas que laten en el fondo de los rituales del salvaje europeo, Wilder Mann.
A las 16,30 horas vuelven
las Rocas a su Casa y, una hora después, tiene lugar la Enramá, que consiste en que los Carros de la Murta (mirto, romaní,
sabina y otras hierbas aromáticas del monte, cogidas la víspera), van esparciendo estas plantas por todo el
recorrido de la procesión. Es apasionante
el arte floral en el Corpus, porque permite vincular esta festividad religiosa a
las ancestrales celebraciones de primavera. En Valencia, ya el viernes se
inician los actos festivos con la entrega de pomells a las autoridades, unos graciosos ramilletes redondos de
hojas y flores blancas que habéis podido ver
en las fotos de la primera parte, colgados de balcones y farolas.
Además, se celebran
concursos en los que participan balcones, fachadas y calles engalanadas con
arreglos florales originalísimos. Muy típicos son los tapices vegetales con motivos eucarísticos que se exponen en
la fachada de la catedral. Así lo pidieron
los Jurados de la ciudad en 1355, y así se sigue haciendo en nuestros días.
Mi informante Pepita Fernández me ha puesto al corriente de costumbres similares en algunos lugares de Galicia, que tienen una clara relación con esos tapices valencianos. Así sucede singularmente en Puenteareas, cerca de Vigo. El sábado previo al Corpus se colocan preciosas y elaboradísimas alfombras florales, con motivos religiosos y geométricos, en las calles por las que va a pasar la procesión. Para ello utilizan distintos tipos de flores y materiales. Por citar solo algunos ejemplos similares, desde 1849, en La Orotava forman un tapiz de tierra con arenas de diferentes colores naturales traídas del Teide. En San Vicente de Alcántara (Badajoz) se crean esos dibujos con serrín teñido, además de adornar las calles con motivos florales, y también sucede lo mismo en Villacarrillo (Jaén), desde una fecha tan temprana como 1364. Parece que los conquistadores llevaron estas tradiciones a Iberoamérica, donde también se registran en Cajamarca y Lima, en Perú, y en Yare, Venezuela.
Mi informante Pepita Fernández me ha puesto al corriente de costumbres similares en algunos lugares de Galicia, que tienen una clara relación con esos tapices valencianos. Así sucede singularmente en Puenteareas, cerca de Vigo. El sábado previo al Corpus se colocan preciosas y elaboradísimas alfombras florales, con motivos religiosos y geométricos, en las calles por las que va a pasar la procesión. Para ello utilizan distintos tipos de flores y materiales. Por citar solo algunos ejemplos similares, desde 1849, en La Orotava forman un tapiz de tierra con arenas de diferentes colores naturales traídas del Teide. En San Vicente de Alcántara (Badajoz) se crean esos dibujos con serrín teñido, además de adornar las calles con motivos florales, y también sucede lo mismo en Villacarrillo (Jaén), desde una fecha tan temprana como 1364. Parece que los conquistadores llevaron estas tradiciones a Iberoamérica, donde también se registran en Cajamarca y Lima, en Perú, y en Yare, Venezuela.
Volviendo a nuestro país,
en La Puebla del Río (Cádiz), la alfombra se hace con romero de las marismas, mientras que en
Zahara de la Sierra el suelo se cubre con una tupida alfombra de juncia. Qué recuerdos de otros tiempos, cuando también lo hacían así en Torrevieja (Alicante), como en otros muchos
lugares de la Vega Baja del Segura. He descubierto que en Zújar (Granada), repoblado por los cristianos en 1574
tras la expulsión de los moriscos, se hacían cachiporras de juncia con las que los
mozos del pueblo, al grito de “¡juncia!”, golpeaban con ellas a quienes no se
arrodillaban al paso del Santísimo. Cuánto viajan las costumbres. Casi parece que son
capaces de transportarnos en la máquina del tiempo. Resulta que las porras de junco
que nos hacía mi padre, Manuel Lorenzo, que me traen tan bonitas evocaciones de mi infancia, sirvieron muchos siglos atrás de azote para castigar a falsos conversos y
demás descreídos.
Para terminar este punto, merece la pena recoger aquí la atinada opinión de Angeles Boix en un comentario anterior, desde la ecología cultural. Relaciona esa costumbre de esparcir hierbas aromáticas por las calles, cuando se esperan grandes multitudes, con una finalidad purificadora del ambiente, como también sucede con el Botafumeiro en la misa de peregrinos de Santiago.
A las 17,30 horas comienzan
las danzas del Corpus en la Plaza de la Catedral. A los Nanos, La Magrana y la
Moma, se suman los Gegants, de 4 metros de altura. Los primeros
se construyeron en 1588, a
imitación de los de Toledo y Madrid. Son
cinco parejas, que muestran su adhesión eucarística. Junto a Visentico y Carmeleta, el rey Don Jaime y la reina Violante, y otros dos personajes a la moda de principios del siglo pasado, también hay judíos, moros, gitanos. Tal vez podamos considerar ya desactivado el racismo implícito en algunas de estas figuras, que es la herencia etnocentrista de nuestro pasado colonial.
A las 7 de la tarde sale
la Procesión General, resumen de
la historia de la Salvación, como la
Jerusalén celeste bajada a la tierra y
que toma cuerpo en sus más de 300 intervinientes. En la primera parte desfilan
los personajes del Antiguo Testamento, siendo quizá el más conocido Noé, al que el pueblo denomina cariñosamente el Agüelo Colomet. Como ya hemos apuntado, como antaño estaba prohibido que las mujeres encarnasen a los personajes femeninos, tenían que representarlos hombres disfrazados, con el
consiguiente regocijo del público con esa subversión de géneros tan carnavalesca.
Siguen las parroquias y los gremios, los niños que han hecho su Primera Comunión, el Angel Custodio de la ciudad, y los Heraldos acompañando a la Senyera. Después procesionan los personajes del Nuevo Testamento, incluyendo la gigantesca Aguila de Patmos (también una alegoría apocalíptica), los Misterios, la barca milagrosa de San Nicolás, Santa Margarita con la Cuca Fera, Sant Jordi y el Drac, Santa Marta y la Tarasca, y los 26 Reyes barbudos o Cirialots. Estos últimos son figuras tomadas de los ancianos del Apocalipsis, que portan enormes cirios de 15 kilos de peso. Recuerdan la costumbre iniciada en 1382, cuando los prohombres desfilaban con grandes blandones de cera.
Siguen las parroquias y los gremios, los niños que han hecho su Primera Comunión, el Angel Custodio de la ciudad, y los Heraldos acompañando a la Senyera. Después procesionan los personajes del Nuevo Testamento, incluyendo la gigantesca Aguila de Patmos (también una alegoría apocalíptica), los Misterios, la barca milagrosa de San Nicolás, Santa Margarita con la Cuca Fera, Sant Jordi y el Drac, Santa Marta y la Tarasca, y los 26 Reyes barbudos o Cirialots. Estos últimos son figuras tomadas de los ancianos del Apocalipsis, que portan enormes cirios de 15 kilos de peso. Recuerdan la costumbre iniciada en 1382, cuando los prohombres desfilaban con grandes blandones de cera.
Y, finalmente, bajo una
lluvia de pétalos, la Custodia, flanqueada
por los Mancebos, que sale por la
puerta gótica de la catedral con volteo
general de las once campanas del Micalet. Se trata de la Custodia más grande de la cristiandad: más de 4 metros de altura y un peso en plata superior
a 600 kilos, además de 5 kilos de oro e
incontables perlas y piedras preciosas. Una obra maestra de la orfebrería del siglo XX.
El último capítulo de la
fiesta es la danza eucarística que
ejecutan los Infantillos en la
Octava del Corpus. Se remonta a 1604, siendo una costumbre que trajo San Juan
de Ribera desde Sevilla, similar al baile de los Seises. Dejó de realizarse en
1816, cuando entraron en Valencia las tropas napoleónicas. Para este
maravilloso espectáculo van vestidos con trajes renacentistas de damasco
granate, con jubón y calza acuchillada, y
rematados con un gracioso sombrerete con pluma. Remedan la danza que realizó el rey David ante el Arca de la Alianza. Según lo instituido por su creador, el baile se
realiza en cada una de las esquinas del claustro y ante el altar mayor de la Iglesia del Patriarca.
Otro elemento que añade diversión a las
fiestas son las Decimetas, unos
versos alegóricos, satíricos o patrióticos dedicados a los diferentes personajes o carrozas del Corpus. Están escritos
en valenciano y se reparten a los espectadores. Entre las de este año, yo
destacaría la siguiente:
ADAM Y EVA
“Foren nostres primers pares
dos sers ben alliçonats,
per a complir uns mandats
que els deixà les coses clares.
Mes hui en dia, si repares,
de lo que allí va passar,
nos queda encara mes clar
que a causa d´aquella poma,
nostra vida és una broma
que no se pot aguantar”.
Rafael Melià Castelló
(Traducción, por si alguien
la necesita:
Fueron nuestros primeros
padres
dos seres bien
aleccionados,
para cumplir unos
mandatos
que les dejaban las cosas
claras.
Pero hoy día, si reparas,
de lo que allí pasó,
nos queda todavía más
claro
que a causa de aquella
manzana,
nuestra vida es una broma
Hubo un tiempo, en su origen medieval, en que la procesión del Corpus en Valencia era una manifestación del poder cívico de los pujantes gremios y de la incipiente burguesía frente a la nobleza. Con una estructura de clases completamente distinta, la renovación democrática de los años 80 quiso ver culminada su tarea con el rescate de esa memoria histórica, proceso que aún se encuentra en marcha. Los símbolos del Corpus han sido reinterpretados por el pueblo como elementos no solo religiosos sino también como el recordatorio de su pasado común, un aglutinante social muy poderoso para la identidad colectiva. En estos tiempos tan desacralizados, he podido comprobar personalmente la pujanza de esta fiesta eucarística, aunque también alegre y colorista, por la alta participación popular y por el interés que despierta entre los valencianos y los visitantes de todas las edades. Tradición y renovación se dan la mano en una celebración en la que no es fácil decidir qué resulta de mayor interés para el estudioso de la cultura, pues toda ella es una aventura histórica apasionante . Os invito a todos a no perdérosla.
Fuentes consultadas:
-El Corpus
de la ciudad de Valencia… otra mirada. Pedro Molero y Rafael Solaz. Romeu Imprenta,
2013. Un estupendo cómic ilustrado con fotografías;
-Dossier de la Asociació Amics del Corpus de Valencia;
-Fiesta del Corpus Christi, en www.jdiezarnal.com.
Recomendable para quien esté especialmente
interesado en los avatares históricos de la Festa Grossa, por sus ilustraciones y
por sus detalles sobre los personajes de la procesión;
-La Moma del Corpus de Valencia. Antonio Atienza Peña. Revista de
folklore número 177, 1995, con un detalladísimo
estudio histórico;
-Lo que esconde la Moma. Mónica Ros Valencia;
- La processó valenciana del Corpus. Vicent García Editores;
-Wikipedia, entradas “Corpus Christi”, “Procesión del Corpus Christi de Valencia”y "Momo";
Preciosa entrada, una fantástica traca final para tu investigación del Corpus. Me he partido de la risa con lo de "los trogloditas". No estoy de acuerdo con Fray Luis de Granada, porque la madre de todos los pecados no es la soberbia, ¡sino la pereza! Y, cuando hablas de los Gigantes, la referencia al "racismo implícito en algunas de estas figuras, que es la herencia etnocentrista de nuestro pasado colonial" me ha recprdado por un momento a la baraja del juego de las familias, donde conocíamos la familia china, la familia india, la familia bantú, etc. Por cierto, la baraja se sigue vendiendo en nuestros días.
ResponderEliminarPues mira, a mi la baraja en cuestión me parece preciosa, te da una visión muy bonita y humana de otros pueblos,aunque pueda no ser rigurosa desde el punto de vista antropológico. Ves a los habitantes de otros continentes haciendo su vida familiar exactamente igual que tú. Hasta diría que pequeños estímulos como estos, en la infancia, pueden crear de mayor grandes aficiones a profundizar en el conocimiento de los otros.
EliminarLa espera ha sido breve, y el resultado, además, espectacular. Una disección completa de la Procesión con explicaciones y reflexiones muy interesantes. Por empezar por algún punto, hablaremos de la riqueza de elementos que incluye ajenos a la religión, como son todos los personajes de corte mitológico o pagano. En este sentido, y acerca del travestismo de la Moma, se me ha ocurrido pensar que, si bien en las Rocas había personajes mitológicos griegos y romanos, ésta podía ser un elemento nórdico, pues se cuenta que Thor, ayudado por Locki fueron a la guarida de los gigantes a rescatar a Freija, la diosa de la fertilidad que había sido raptada por estos. Locki aconseja a Thor que se vista de novia y suplante a Freija en los esponsales, consejo que este sigue. En el banquete, cuando ven la forma desmesurada de comer y beber de "la novia", el novio y los parientes quieren desvelarla, y es en ese momento cuando sale el rostro congestionado y los ojos terribles de Thor, quien portaba una florida barba. Es un mito relacionado con la fertilidad de la tierra, con el ciclo anual de los cultivos, que se da en la época de comienzos del calor.¿Podría haber una conexión?
ResponderEliminarPor otro lado, el caso de los cabezudos es muy etnográfico. Según las fechas que facilitas, en esa época es muy extraño ver a personas negras o indias por las calles europeas, y los turcos estaban asociados a la piratería, por lo que son unos elementos que recogen esos primeros acercamientos a "los otros", que aparecen como desproporcionados, y por ello monstruosos. Es una especie de aleccionamiento acerca de lo que podría ser uno si no fuese un buen cristiano, y por ello van bastante antes que la Custodia, y los gigantes ya no son personajes de otras razas, sino personas representativas de la gente bautizada, y por ello salen por la tarde, cerca de la Custodia.
Me parece muy acertada la relación que haces de "los trogloditas" con el Hombre Salvaje, otro recordatorio de lo que éramos o podríamos ser sin el toque de la civilización, y en caso de la procesión del Corpus, como he ido subrayando a lo largo de todo el comentario, sin el bautismo y el triunfo de la fe.
Los bailes los dejo para más adelante, pues estoy buscando información de los que se realizan en Orihuela desde hace unos pocos años. Cotejaré la información que recoja con la tuya.
¡Muchas gracias por este trabajazo!
¡Qué buena la comparación con la historia del Thor barbado! Pues cualquiera sabe de dónde arranca la Moma, en el sentido del primer jalón de la historia. La verdad es que me emocioné cuando leí en el Bowra que las historias del cíclope, de las piedras Escila y Caribdis que chocan, de las sirenas que encontramos en la Odisea eran, en realidad, cuentos de marineros muchísimo más antiguos, preindoeuropeos, que se reciclaron para el gran poema griego, algo así como lo que hace la peli de Shreck con todo el repertorio de los cuentos de Perrault o Grimm. Lo mismo hacían algún momo teatral con el argumento nórdico y le vieron una interpretación cristiana añadiéndole algún elemento religioso, como la alegoría de la Virtud. La verdad es que las fuentes con las que yo he trabajado no tienen una preocupación etnográfica.Se centran más bien en los datos históricos. Y visto el interés que tiene el tema, convendría un análisis más serio. la verdad es que todavía estoy preguntándome cómo nadie ha relacionado a los bestias de la Degollá con el hombre salvaje, con lo evidente que es.
ResponderEliminarDa gusto escribir para que mentes tan lúcidas y bien amuebladas como las vuestras sigan tirando del hilo o incluso enredando aún más la madeja. Me encanta dialogar contigo en este foro.
Magníficas entradas. Con andares de libro ilustrado que sirviese para esparcir por los cuatro puntos cardinales las excelencias del Corpus de Valencia. El texto está lleno de referencias sensoriales, de colores, olores y sonidos puestos al servicio de la exaltación del poder de la naturaleza primaveral que, creo, va un poco más allá de la solemnidad religiosa. En eso me recuerda al poema de Luis Amado titulado "A mañán do Corpus" en el que, curiosamente, aparece también la Danza de las Espadas.
ResponderEliminarPor la mañana bien temprano
colmenas de oro, las campanas,
esparcen el salvaje enjambre
de viajeras campanadas.
Huelen a jardín las calles,
alamedas de rosas.
En el aire chillan golondrinas
como niños sin escuela.
Por la ría van las barcas,
juveniles, engalanadas.
El sol -manso buey bermejo-
pasta en el verde del agua.
Los colores del arco iris
hierven en la danza de las espadas.
En el agua de los tamboriles
flota una ribeirana (Traducción de Basilio Losada)