DEL OSO DE SALCEDO AL LORO RAVACHOL. LOS ANIMALES EN EL ENTROIDO GALLEGO.
Se ha dicho que, si se pudiese hablar de un
sistema festivo gallego, el “Entroido” ocuparía el lugar central. Es una fiesta que, lejos de verse afectada
por el cambio de los tiempos, parece gozar cada vez de mejor salud. Vemos todos
los años cómo a elementos enraizados en la más remota antigüedad se suman otros modernos, recién incorporados pero que comparten la misma finalidad lúdica y transgresora. Quizá sea su
esencia intemporal y que sirve de válvula de escape a las tensiones sociales lo que explique su pervivencia a lo largo de
los siglos y su capacidad de adaptación a los nuevos tiempos.
Se tratará seguidamente de la
participación de animales, como tales o en efigie, en el Carnaval gallego o “Entroido”.
Para ello me serviré de la información ofrecida por el “Consello da Cultura
Galega” en su página www.culturagalega.gal y del abundante material gráfico que
circula por la red, del que dejo un ejemplo que tiene valor porque concentra en un mismo enlace casi todos los que se celebran en Galicia.
También me he servido del libro “A festa
do Entroido” de Federico Cocho de Juan.
El papel de los animales en el carnaval gallego es muy variado: desde representar simbólicamente el fin
del invierno y participar de rituales de fertilidad hasta ser objeto de burlas.
El “Entroido” gallego reserva variados papeles para los animales que participan
en la fiesta, ya sea con máscaras o realmente. Caballos, osos, gallos, burros,
vacas o sardinas se pueden encontrar en celebraciones más o menos tradicionales
por todo el país, en algunos casos con roles intercambiables y, en otros,
incluso con caracteres únicos y nombres específicos.
Más allá de estos animales claramente
identificados como tales, es necesario recordar que muchas máscaras
tradicionales de los “entroidos” gallegos tienen un carácter animalesco.
Características como el no hablar, contar con pieles en su vestimenta, o su
comportamiento, en ocasiones análogo a alguna de las fieras listadas hacen que
muchos estudios etnográficos vinculen a estos personajes con el mundo animal.
1. El oso.
Es posiblemente el animal por excelencia
del “entroido”, y a pesar de su escasa presencia en la actualidad, no cabe duda
de que es uno de los que concentran mayor simbolismo en estas fechas. Si bien
la figura desapareció a lo largo del tiempo de muchas de estas celebraciones, continúa siendo parte fundamental de la fiesta en Salcedo (Pobra de Brollón) en
la forma de una máscara, y se recuperó también en Sande (Cartelle). Junto a
estas localidades, quedan testimonios de su presencia en Betanzos, Toén, Vilariño
de Conso, Buxán (O Bolo) e también en Pedrafita. Acompañado por lo general de
cuidadores o domadores, la figura acostumbraba a “atacar” a las personas con
las que se cruzaba, en el caso de Salcedo ensuciándolas con ceniza y, en
particular, con la barriga de las mozas como
objetivo, en lo que se considera un rito de fertilidad.
Se supone que el oso anunciaba la primavera al salir de su hibernación. El investigador Xosé Manuel González
Reboredo nos recuerda que, hace unos años, “la tradición del oso estaba extendida
por buena parte de Europa. Este animal representa, por lo general, la
naturaleza salvaje. Existía en muchos lugares la creencia de que, e la época del
“entroido”, el oso salía de su cueva: si encontraba la luna llena volvía a la madriguera y, si veía la nueva, se quedaba fuera”.
2. El gallo.
Vinculado en el catolicismo con la idea
del pecado, del orgullo y de la lujuria, el gallo ha tenido también durante
años su protagonismo en estas fiestas. De hecho, aún da nombre a las máscaras
propias de A Mezquita, recuperadas en 2014 y que van tocadas con la forma de
este animal. Pero además, la huella del animal en las fiestas se dio de forma
tradicional en dos vertientes.
Por un lado, fue habitual hasta hace pocos
años la corrida del gallo en muchas aldeas de Galicia. Es esta una tradición
compartida con buena parte de Europa y registrada desde el siglo XII.
Consistía, con diversas variantes, en una competición para decapitar o robar a
uno de estos animales. Ya estuviese colgada de las patas, enterrada
parcialmente o enganchada a un poste, los mozos de cada lugar intentaban ser
los primeros en conseguir este objetivo. Para eliminar el sufrimiento del
animal, en los últimos años se simulan simplemente esas acciones. El “Entroido de Cobres (Vilaboa) mantiene con fuerza la
tradición, lo mismo que Baio (Ayuntamiento de Zas). En otros muchos lugares
como Allariz, Oímbra, Beariz, A Pastoriza o Cotobade quedan también testimonios
de su celebración.
Entroido de Cobres. La Voz de Galicia |
Por otro lado, en muchos lugares se conserva todavía el
testamento del gallo, que en otros casos se realizaba con un burro, como en
Laza o Celanova, con un buey en Manzaneda o incluso con un cerdo como en el
caso de Mos. Se trataba de la lectura de un supuesto legado que
hacía el animal al morir, en muchos casos dejando partes de su cuerpo a las
personas beneficiarias. De forma similar, se representaban juicios a estos
animales en Baleira, Meda o en la comarca del Ulla, según recogieron diversos
investigadores. Con esta excusa se hacía un repaso satírico por las faltas y
eventos de la vecindad y de personajes públicos. La tradición de este discurso es
antigua, ya que San Jerónimo habla de un “testamento del cerdo” en el siglo IV.
Junto a estas, había la variante de escoger reyes o reinas de gallos, algo de
lo que queda constancia a comienzos del siglo XX en Viana do Bolo y Toutón.
Dentro de este apartado cabe incluir a la gallina del Barrio de Eiroas en Ourense. Esta máscara, creada en
este siglo, tiene elementos del animal con el que comparte nombre: un pico, flecos
bajo los brazos a modo de alas y una cabeza en forma de pollo. Sin embargo, el
origen de esta figura no está en el ave sino en una vecina del barrio con este
apodo.
3. La vaca (o el buey).
Los “Entroidos” tradicionales están llenos
de ellos e incluso de algún toro, eso sí, simulados bajo muñecos que maneja la
gente. La Morena de Laza es posiblemente el mejor ejemplo del papel de estos
animales en la fiesta, que por lo general no es otro que embestir a la
concurrencia. Tienen también Morena en Matamá, mientras que en Maceda sale “A
Marela”. También tienen sus vacas en Tamicelas, Bidueira, A Mourela, O Bolo y
también en O Caurel, en este caso recién recuperada. En Sande acompaña al oso
en sus salidas y en Celavente (O Bolo) hace pareja con el Gigante. En A Veiga
figuras de bueyes salen a acompañar al Folión y, en San Martiño (Manzaneda),
toros. En una evolución de esta figura, el Folión de Os Arrieiros de Petín se
acompaña de una máscara de minotauro en sus desfiles, tanto en la localidad
como en sus visitas a otros “Entroidos”.
Además de las figuras, hay fiestas en las
que participan animales auténticos, tirando del carro en el que se lleva al
Meco, figura que representa el “Entroido” en el lugar.
Una inversión curiosa que se da en varios
lugares es la asunción por los hombres del papel de las vacas para tirar de un
carro. Ocurre en A Marela de Maceda, en Laza, donde también son personas las
que mueven el carro desde el que se reparte la deliciosa bica o se echa harina,
o en la escenificación de la siembra que se hace en Barizo, Malpica.
Generales de A Ulla. Turismo.gal |
4. El caballo.
A diferencia de la vaca, en el “Entroido” suele
participar el caballo “en persona”. Aunque forma parte de la puesta en escena
de la fiesta, no es para interactuar con el público ni como objeto de burlas.
Al contrario, lo más habitual es que aparezca, aún hoy, vinculado a figuras que
encarnan autoridad y respeto. Además de los casos más conocidos, como los
Generales de A Ulla, también El rey de Covelo, Os Felos de Garabás (Maside), el
General que encabeza el ejército de los Panos de Mazaricos o los Caballeros de Salceda de Caselas montan
uno de estos animales, como también lo hacían los antiguos Lanceiros de
Cotobade.
Burro del Maragato. Guía Silbina |
Xitanada dos burros (Alfredo Miguel Romero, flickr) |
5. El burro.
Por el contrario, el burro sí que es
objeto de burlas. Además de ser protagonista de testamentos varios (como el de Laza), aparece vinculado a personajes foráneos
que son satirizados. En Laza es la “Gitanada de los burros”, en otros lugares
son los Maragatos los que aparecen relacionados con este animal. En Viana es
una mula la que acompaña al Maragato. En este caso el animal se comporta de
forma similar a las vacas, intentando patear a la concurrencia.
6. El cerdo.
Además de su importancia gastronómica en estas fechas, está presente también en la
simbología de muchas fiestas. Protagoniza algún testamento y, en Santiago, personifica la fiesta ya que el “Meco”, que es quemado al final, tiene forma
porcina.
Cabreiro de Muiños. La Región |
7. Cabras y ovejas.
El personaje que protagoniza la fiesta en
Muíños recibe el nombre de “Cabreiro” y cubre su cara con una máscara con forma
de cabeza de este animal. Recuperado en 2004, la tradición indica que baja de
la montaña para visitar la aldea y, como
no, a meterse con la gente. En muchos disfraces tradicionales se utilizan pieles
de oveja, por ejemplo en los de oso pero, fuera de esos usos, no hay ejemplos
claros de que ovinos y caprinos desempeñen un papel específico en la fiesta.
8. Las hormigas.
Coincidiendo con el lunes “borralleiro”, tiene
lugar el célebre lanzamiento de hormigas, enervadas con vinagre para que piquen
a la concurrencia. En otros “Entroidos”, como el de Sande, los “foleiros” o
“avutardas” llevan también saquitos con estos animales dentro con la misma
finalidad.
9. Las centollas.
De su presencia en el “Entroido” solamente
queda el testimonio de unas máscaras presentes antiguamente en esta fiesta y en la del Corpus en la ciudad de Pontevedra.
Los “Centulos”, como eran conocidos, empleaban la concha de este animal para
cubrir la cara y, al parecer, se comportaban como otras figuras carnavaleras,
pues golpeaban a la gente con vejigas hinchadas.
10. Máscaras con cuernos.
Tienen un aspecto claramente animal pero no
denotan una especie definida sino que oscilan entre demonio, el oso y el buey. El
“Vello dos cornos”de Vila de Cruces o el “Demo de Reis” (Teo) son ejemplos
destacados que actúan como máscaras en solitario. Van ataviados con pieles y
prominentes cornamentas, acompañan a las comitivas de los “Generales” y se
meten con la concurrencia, al igual que tantos personajes del carnaval. Muchos de los encargados de tirar
del carro que lleva a la “Marela” de Maceda llevan cuernos, con un aspecto similar a los “Peliqueiros” del “Entroido Ribeirao” de Chantada, utilizando cráneos de animal en su caracterización.
Entierro de la Sardina, Monforte de Lemos. El Progreso |
11. La sardina.
Al parecer, la implantación del “Entierro
de la Sardina” como rito final de la fiesta tuvo lugar en Galicia durante el
siglo XIX, principalmente en pueblos y ciudades, aunque permanece fuera de los
festejos más rurales.
Federico Cocho de Juan recoge huellas de esta celebración en Madrid a principios del
siglo XIX, pues aparece como tal en un cuadro de Goya y lo describe como una
forma del cerrar el Carnaval en las ciudades de la mano de la nueva burguesía y de los intelectuales
anticlericales, de ahí la amplia utilización de iconografía religiosa. Además
de servir de cómica queja por el final del tiempo de fiesta, se aprovecha para
hacer burla a través de las letanías que pronuncian los asistentes.
El mismo autor sitúa su origen a finales
del siglo XVIII en las barriadas más populares de Madrid y que las clases más
acomodadas se apropiaron de la idea como excusa para mostrar su
anticlericalismo. Se dice que, durante el reinado de Carlos III, llegó a Madrid
un cargamento de sardinas con la finalidad alimentar a las clases menos
pudientes pero el pescado se pudrió y hubo de ser enterrado. También se
relaciona con la burla a uno de los ministros extranjeros del monarca, Jerónimo
Grimaldi, apodado “El Sardina” por su extremada delgadez.
Resulta curioso que se entierre una
sardina al inicio del período de abstinencia de comer carne y llama
poderosamente la atención que se dé el mismo nombre a una pieza de carne de
cerdo que se ponía bajo tierra al inicio
de la Cuaresma. Otros autores relacionan el festejo con la costumbre de comer
sardinas a media mañana, lo cual se impedía durante el ayuno cuaresmal.
Fodorico. Faro de Vigo |
Kiko de Nigrán. Faro de Vigo |
12. Los nuevos animales.
El esfuerzo de cada localidad por
diferenciar sus fiestas trae consigo la utilización de muchos animales durante
el “Entroido”; unas veces se trata de recuperar antiguas tradiciones pero en
otras se trata de innovaciones. En este caso se encuentra el loro “Ravachol” de
Pontevedra. Según el autor citado anteriormente, en el siglo XIX coincidió con
las fechas festivas la muerte de un loro así llamado que pertenecía al dueño de
una botica. Había alcanzado cierta fama porque avisaba a su dueño cuando
alguien entraba en el establecimiento e imitaba expresiones pícaras. La
Sociedad Recreo de Artesanos, de la que formaba parte el boticario, decidió entonces realizarle un funeral y
entierro acorde con el tiempo festivo que tenía lugar. Se recuperó en 1985 y, desde entonces, tiene lugar al inicio de la Cuaresma y termina con la quema de una
reproducción de gran tamaño del protagonista y la lectura de coplas
humorísticas. Otros
ejemplos del mismo tipo son los entierros de un cerdo en el barrio de
Monteporreiro, de la misma capital, el Gallo Fodorico en Poio, o la quema del
mejillón en Combarro o del berberecho en Lourido. En la misma línea están el
pájaro de mal agüero de Bueu, la cabra de Sanxenxo, el gallo brujo de Samieiro,
el Kiko de Nigrán, la lamprea de Salvaterra, la solla de Catoria o el bacalao
de Tui. Todos tienen en común la utilización de la fauna como parte integrante
de la fiesta de Carnaval.
Ravachol |
Sugerente viaje por las geografías del carnaval galaico, con interesantes rutas temáticas. Mi sueño es, algún día, poder escapaarme un mes para disfrutar e investigar in situ esas fiestas de tanto sabor arcaico. Es cierto que hay mucho de reinvención y de reinterpretación en el carnaval y otros festejos populares desde los años 80 con la política de los ayuntamientos democráticos de recuperar las fiestas que fueron prohibidas por el franquismo. Pero más allá de la búsqueda de la pepita de oro originaria, objetivo harto difícil de conseguir, la investigación de lo que se ha intentado recuperar o reinventar y cómo se ha hecho, el hecho mismo de la reescritura del pasado desde el horizonte hermenéutico actual, ya es de por sí un material sumamente valioso para la Antropología.
ResponderEliminarAñado otros enlaces en este mismo blog o en Ateneas sobre la materia.
-Sobre el entroido en la maravillosa película Sempre Xonxa:http://mujeresparalahistoria.blogspot.com/2018/10/sempre-xonxa-la-galicia-de-chano-pineiro.html
-Sobre el Oso mítico: https://anthropotopia.blogspot.com/2016/03/el-oso-mitico-tradiciones-populares.html
-Sobre el hombre salvaje europeo :https://anthropotopia.blogspot.com/2014/06/wilder-mann-el-hombre-salvaje-europeo.html
-Sobre el hombre salvaje en España: https://anthropotopia.blogspot.com/2015/06/el-hombre-salvaje-espanol.html