ORSON WELLES EN EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS (I). El experimento radiofónico
Este
año se cumple el centenario del nacimiento del genial y polifacético Orson
Welles. Ciudadano Kane (1941) y El tercer hombre (1948) le garantizan un
lugar privilegiado en la memoria colectiva. Pero no convocamos su presencia
aquí sólo por sus méritos cinematográficos sino por uno de sus proyectos
fallidos, la adaptación fílmica de la gran novela de Conrad, El corazón de las tinieblas, que tanto
tiene que ver con la Antropología. Aprovecharemos este homenaje a nuestro
admirado Orson para poner de relieve la intensa presencia de la novela conradiana
en momentos cruciales de su carrera y para examinar algunos de los grandes
asuntos implicados en Heart of Darkness
que aún no hemos desarrollado y que marcaron profundamente la obra de Welles.
Un artista total
George OrsonWelles vino al mundo el 6 de mayo de 1915 dotado con un talento
descomunal y multiforme. La prensa americana lo llamaba “la energía pública
número uno” y un amigo decía de él: “Un solo Orson Welles es suficiente. Dos
podrían acabar con la civilización”. Debió de ser un niño repelente con un
apabullante coeficiente intelectual. Ya empezó con el teatro amateur en el colegio.
Actuaba como adaptador, director, escenógrafo y actor, y esa enorme capacidad de
trabajo para desempeñar simultáneamente una pluralidad de funciones
concurrentes sería más tarde su sello personal. Pero su vocación inicial fue la
pintura. Para empaparse del arte de los maestros europeos viajó al Viejo
Continente en 1931, gracias a la liberalidad educativa de su padrastro, el Sr.
Bernstein, cuyo nombre daría a uno de sus personajes cinematográficos, el apoderado de
Charles Forster Kane. Hallándose en Dublín, le apeteció realizar teatro
profesional y, con toda la insolencia de sus 16 años, consiguió que lo
contrataran simulando que era un actor muy conocido en Estados Unidos.
Representó a un anciano encorvado en El
judío Süss y bordó el personaje, y así fue como el veneno de la interpretación se
adueñó de su destino. De vuelta a Norteamérica, en 1933 se dio a conocer como
actor con una gira por todo el país. Su plato fuerte eran las adaptaciones de
Shakespeare para el gran público.
En 1936, con 21 años, actúa como director escénico profesional en Nueva
York y el año siguiente funda su propia compañía, el Mercury Theatre, en el corazón de Broadway, junto con el productor
John Houseman. El Mercury fue el escenario perfecto para su innovadora visión teatral
de los clásicos shakespearianos. Siempre pionero radical, le perdió el
respeto al Bardo de Avon quitando a sus inmortales personajes el polvo de
siglos de historia y trayéndolos de nuevo a la vida en pleno mundo
contemporáneo. Fue muy aclamado con su Julio
César entre camisas negras, ambientado en el fascismo italiano de
entreguerras, y aún más con un Macbeth
jamaicano que interpretó enteramente un elenco de actores de color. A Orson se le
ocurrió la genialidad de sustituir a las brujas por hechiceros vudú en medio de
tambores de la selva.
En 1935 Orson se había convertido
también en un actor de radio muy
solicitado. Durante tres años se multiplicó para participar en más de 10
emisiones semanales, a veces haciendo varios papeles en un mismo programa.
Mucho antes que Meryl Streep, a Orson se le daba sensacionalmente bien imitar
acentos regionales y extranjeros.
La Sombra fue uno de sus personajes más admirados por los oyentes,
sobrecogidos ante su profunda y poderosa voz. La Sombra ponía sus poderes
psíquicos al servicio del bien. Además de la telepatía y la telequinesis, su
principal habilidad era la umbraquinesis, que aprendió de los monjes tibetanos.
Con ella manipulaba las sombras y hasta podía camuflar en ella su propio cuerpo. Su alter ego era el millonario Lamont Cranston. La Sombra, un
justiciero misterioso al estilo de Batman o El Zorro, combatía el crimen desde
el anonimato con sus poderes mentales. Se ocultaba tras un sombrero de ala
ancha, un largo abrigo y una bufanda de color rojo que le cubría parte del
rostro. Con una vestimenta en cierto modo similar pudimos verlo en Fraude (1973).
Welles debutó como director radiofónico en 1937, durante
la que se ha considerado la edad de oro de la radio americana. Hasta 1940 llegó
a montar con enorme éxito cerca de 80 piezas teatrales de una hora de duración.
En ellas intervenía como productor, realizador, maestro de ceremonias, narrador
y protagonista. Dirigía a los actores, a los especialistas en efectos sonoros y
al propio director de orquesta. Tras su desembarco en Hollywood en 1938,
todavía siguió trabajando como productor y realizador radiofónico hasta 1946, y
solo en 1960 dejó el teatro. Pero la actuación y dirección eran solo dos de sus
aptitudes, aunque quizá las mejores: también era un mago consumado desde su
juventud gracias a las enseñanzas de su padrastro, realizó grabaciones
discográficas, con su magnífica voz se convirtió en un gran orador en discursos
políticos y conferencias, y publicó varios libros y un elevado número de
prólogos y artículos. Incluso tenía una crónica diaria en un gran periódico de
Nueva York a mediados de los años 40, momento en el que, casado con la
bellísima Rita Hayworth, emprendió una carrera política por el Partido
Demócrata.
Orson era un progresista comprometido sin pelos en la lengua y
Hollywood se lo hizo pagar caro. Aunque luchó denodadamente por su
independencia artística, no pudo impedir que la industria mutilara varios de
sus más brillantes trabajos, como El
cuarto mandamiento (1942), La dama de
Shangai (1947) y Sed de mal (1957).
Como director cinematográfico solo le dejaron culminar 12 películas, así como
diversos cortometrajes. A esa obra escasa pero gigantesca se suma otra docena
de trabajos inacabados para el cine y la pequeña pantalla. Cuánto habría ganado
el Séptimo Arte si hubiera encontrado financiación para sus proyectos de adaptación de El Rey Lear o El mercader de
Venecia, por los que luchó ya casi
sin esperanzas hasta su muerte. A lo largo de su larga carrera profesional interpretó
una galería de 60 personajes en películas ajenas, algunas alimenticias, y fue
también actor de televisión. Él mismo escribía sus guiones y tenía tal riqueza
de ideas que fácilmente podía sustituir un proyecto por otro. Prematuramente
envejecido, murió a los 70 años de un infarto en acto de servicio, mientras
escribía una de sus historias con la máquina de escribir apoyada sobre su
enorme panza, aún mayor que la del inolvidable Falstaff que compuso para Campanadas a medianoche (1965).
Campanadas en Soria |
La
guerra de los mundos. La emisión radiofónica del Mercury Theatre on the Air (1938)
Poco
puede contarse aquí que no se haya repetido ya hasta la saciedad sobre esa
sensacional broma de Halloween que fue la emisión radiofónica de La guerra de los mundos, basada en la
conocida novela de su casi tocayo H. G. Wells. Sin embargo, Orson no vio ese montaje
como una simple travesura sino como un experimento sociológico de hondo calado.
Pretendía demostrar que la gente, si bien desconfiaba de los periódicos, tenía
una credulidad sin límites hacia lo que se decía en la radio, algo tan peligroso que podía arrastrar a las masas a la perdición, como él puso de manifiesto en su gira de conferencias por Europa advirtiendo de los peligros del nazismo.
Aquí intentaremos
examinar la cuestión en el mismo sentido que Orson quiso plantearla, para lo que
resulta obligado proyectar el problema sobre el convulso fondo histórico que
hizo posible aquella histeria colectiva. Por otro lado, aunque generalmente se
habla de Orson Welles solo en relación a ese programa de radio, no está de más
recordar que no se trató de una emisión aislada sino que formaba parte de un
proyecto más amplio, la adaptación de textos clásicos a un formato diferente,
el lenguaje hablado en antena, incluyendo la novela de Joseph Conrad que tanto
nos interesa. Las adaptaciones literarias que el Mercury lanzaba a las
ondas eran breves pero muy dinámicas, a veces transformando para ello
radicalmente el texto de partida. Orson se hizo famoso por su irreverencia
hacia los textos clásicos: los troceaba en grandes bloques, sometiéndolos a toda
clase de manipulaciones, incluso cambiando el orden de los acontecimientos o de
las réplicas en el interior de las escenas, mezclando varios actos o distribuyendo
fragmentos entre varios personajes, pero siempre lograba conservar el perfume
literario del original. La emisión comenzaba con una alocución del narrador, el propio Orson, que apelaba a cada
uno de los oyentes para que se implicaran personalmente en el drama que se iba
a representar. Trasladó este esquema también al cine, convirtiéndose con ello
en pionero de la narración en off. La inspiración radiofónica resulta patente
en el guión cinematográfico de El corazón
de las tinieblas que no llegó a rodar, y del que hablaremos en la segunda
entrada de esta serie.
En el
Mercury Theatre de Nueva York, un
proyecto al que el jovencísimo Wells se entregó
en cuerpo y alma, pudo desarrollar plenamente sus increíbles aptitudes de
hombre orquesta: director, actor, narrador, escenógrafo…rodeado de un grupo de
chavales casi tan talentosos como él: su amigo inseparable Joseph Cotten, Agnes
Moorehead, Everett Sloane… que luego serían habituales en sus películas. A
su alrededor se afanaba un ejército de colaboradores artísticos y
administrativos, así como el servicio de prensa, todos ellos trabajando a
velocidades de vértigo. Welles era la amalgama del equipo, el guía carismático
para todo el grupo. Se trataba de espectáculos muy complejos que exigían
minuciosos ajustes de coordinación entre los actores, los decorados, la luz, la
música y los efectos sonoros. Mano a mano con Bernard Hermann, que llegaría a
ser el compositor de cabecera de Hitchcock, Orson se las arreglaba para llenar
el estudio de ecos, y pasaba horas experimentando nuevos efectos sonoros. Pero
pese a esa cuidadosa organización, sus mágicos espectáculos siempre eran el
resultado, en absoluto azaroso, de la precipitación y el caos organizativo, de las alteraciones en el último minuto que
obligaban a revisiones de arriba a abajo de todo lo que hasta entonces se había diseñado. La CBS emitía un programa semanal y, al no poderse preparar el
trabajo más que de una semana para otra, todo eran prisas y dificultades, que sin dudad estimulaban el talento creador de Orson, en la adaptación de novelas tan complejas y conocidas como Drácula, La isla del tesoro, Historia de dos ciudades, Los 39
escalones, El conde de Montecristo, El hombre que fue jueves, Sherlock Holmes,
La vuelta al mundo en 80 días…La octava de las
obras montada por el Mercury, La guerra de los mundos, puso el nombre
de Welles en boca del mundo entero.
El secreto
fue presentar el argumento de la novela futurista de H. G. Wells en forma de
comunicados de noticias, intercalando supuestos discursos presidenciales y
hasta simulando el dramático fallecimiento in situ del reportero mientras era atacado
por los marcianos. El resultado fue una auténtica noche de Walpurgis que puso a
la policía de todos los Estados al borde de un ataque de nervios y que casi dio
con los huesos de Orson en la cárcel. Este se limitó a explotar la confianza
que los oyentes tenían en la radio y provocó un cortocircuito de los terrores
escondidos en el inconsciente colectivo de la nación. En 1938 los norteamericanos
todavía no se habían recuperado de la tremenda catástrofe financiera de Wall
Street diez años atrás y ya se veían amenazados por una nueva guerra mundial. Visto
el avance de los regímenes fascistas en Europa, Estados Unidos intentaba
mantener a ultranza su tradicional postura aislacionista, que finalmente solo
se rompió a raíz del ataque japonés a Pearl Harbour en 1941. En ese contexto histórico
tan tenso no debería resultarnos extraño que los norteamericanos sintieran un
fuerte temor frente a un ataque exterior, sobre todo si se presentaba de forma
tan persuasiva como lo hizo el genial equipo de Orson Welles. La enorme
notoriedad pública que le reportó aquel bromazo de Todos los Santos le abriría
de par en par las puertas de Hollywood.
“La emisión del
pánico”. La radionovela más
famosa del mundo
En este montaje
participaron 10 actores y una orquesta de 27 músicos. La idea de la adaptación
de La guerra de los mundos fue de
Orson, que actuaba también como coproductor. En el ensayo del jueves
inmediatamente anterior a la emisión se dio cuenta de que el proyecto carecía de
la garra que él esperaba. Debido a su sobrecargada agenda no había podido
revisar el guión antes. Faltaban sólo 72 horas para la emisión del programa y
comprendió que el proyecto, tal como entonces se presentaba, era soso y
anticuado. Se le ocurrió que podría mejorarse el formato presentándolo en forma
de noticiario, porque los boletines especiales, tan frecuentes en los últimos meses, conseguían alterar las emociones del público. Desde el departamento
jurídico los abogados le prohibieron mencionar a organismos oficiales para
evitar ser demandados. A toda velocidad Orson se encargó de retocar los
diálogos e intensificar el ritmo de la acción. También utilizaron la terrorífica experiencia del Hindenburg, un Zeppelin que explotó en medio
de grandes llamaradas en 1937. Durante la transmisión radiofónica del evento murió
el locutor, y el actor que tenía que hacer de reportero en La guerra de los mundos escuchó la grabación incontables veces para
dar el máximo verismo a su intervención.
Tampoco el tema de Marte resultaba extraño a los oyentes: a
diario se escuchaban novedosas noticias sobre los misteriosos canales del
planeta rojo, que se interpretaban como la obra de una inteligencia superior.
Con el desastre financiero todavía muy próximo, el desempleo galopante, la
xenofobia asociada al miedo a perder los pocos trabajos disponibles a manos de
los emigrantes y los continuos rumores de guerra procedentes de Europa, el
público estaba muy susceptible y temeroso de algún desastre. Era un momento
clave en la historia emocional de los Estados Unidos. La nación vivía aterrada
por las malas noticias habituales y por el agresivo colonialismo de nuevo cuño
que practicaba el vociferante Hitler al otro lado del Atlántico. Solo un mes
antes la Crisis de Munich había puesto de nuevo al mundo al borde de otra gran
confrontación bélica. El conflicto de los Sudetes en Checoslovaquia fue uno de
los jalones hacia la Segunda Guerra Mundial. Este territorio, antes
perteneciente al imperio austrohúngaro y que se convirtió en nación
independiente en 1918, tenía una población de 3 millones de habitantes, en su
mayoría de origen germano. En octubre de 1938 los alemanes ocuparon el
territorio, expulsando del mismo a la población checa. Pero como quiera que
Checoslovaquia tenía suscrita una alianza con Francia y la Unión Soviética,
estos países estaban obligados a acudir en su ayuda, aunque no lo hicieron así.
El 30 de septiembre se firmó un acuerdo en Munich por el cual los poderes
europeos aceptaron la anexión alemana y el gobierno checoslovaco tuvo que
marchar al exilio. Los boletines informativos
fuera de los horarios habituales fueron constantes en ese tenso periodo,
y la noche del 30 de octubre el público pensó que se trataba de una emergencia similar.
Eran las 8:00 de la tarde del día 30 de octubre de
1938, hora de la cena para los americanos, cuando se inició aquella infernal
noche. El Mercury Theatre on The Air,
que llevaba solo siete emisiones previas, no era todavía un programa líder de
audiencia, lo que hizo que los espectadores no estuvieran advertidos de que se
trataba de una ficción radiofónica. Mientras sintonizaban el canal, mucha gente
se perdió el comienzo del programa en el que se presentaba la adaptación
literaria de aquella noche.
Verdaderamente el modo en que se
organizó la emisión consiguió “suspender la incredulidad” del público, en los
términos que utilizaba Coleridge para la novela. De hecho, resultaba
completamente inverosímil que, en tiempo real, durante tan sólo 40 minutos, hubiera
podido tener lugar la invasión alienígena en Nueva Jersey, producirse la respuesta de las
tropas norteamericanas, la intervención de las autoridades públicas…. Durante
un falso noticiario, el locutor falleció en directo en medio de una larga pausa
de sobrecogedor dramatismo.
Un actor imitó la voz del Presidente Roosevelt y, aunque
se le anunció como Secretario de Interior, lo que los oyentes asimilaron fue
que se estaba dirigiendo a ellos el jefe de Estado. Desde la organización, los
ejecutivos exigían que se introdujese una cuña publicitaria pero el audaz Orson
la retrasó todo lo posible, hasta el minuto 40. Entonces Welles, que
interpretaba el papel de un científico, el profesor Pierson, remató la emisión
explicando lo ocurrido. En aquel momento la centralita de la CBS estaba
colapsada. Los comunicados acerca de que las máscaras antigas eran ineficaces
contra la nube tóxica, el sonido obsesivo de las sirenas de evacuación…llevaron
a toda la nación a una situación de pánico. La mayor parte del público no llegó
a escuchar la pausa publicitaria porque estaban haciendo las maletas para huir
hacia los bosques y montañas.
Una vez terminado el programa, la
policía local rodeó el estudio y retuvo
a Orson, quien tiempo después diría: “pensé que iba a ir a la cárcel, pero fui
a Hollywood “. Al día siguiente se produjeron airadas quejas que anunciaban un
aluvión de demandas contra la CBS. Hasta el propio H. G. Wells remitió un
furibundo telegrama negando todo parentesco con Orson y manifestando que la
adaptación de su novela en territorio yanqui le parecía detestable. Durante la rueda de prensa
subsiguiente, interpretando el papel más histriónico de su carrera, Orson mostró su arrepentimiento
declarando, muy compungido, que nunca pensó que aquella pequeña broma de Halloween
podría llegar tan lejos. Al final no pasó nada. La conclusión de la Comisión
investigadora fue que la culpa la tuvo la credulidad de los oyentes. 6 millones
de personas escucharon el programa y alrededor de 1.200.000 tomaron por cierto
el ataque de los marcianos. Incluso muchos de los que no oyeron la radio se
vieron también arrastrados por la histeria a causa de las llamadas que recibieron
de sus familiares y amigos.
Aquel episodio irrepetible reportó
a Orson una fama internacional inmediata y el patrocinio de la Sopa Campbell
para su programa. Con solo 23 años fue portada en el Times, el no va más de la notoriedad para un norteamericano.
Aprovechó ese éxito para negociar a su gusto un contrato con la RKO. La
productora deseaba que rodase La guerra
de los mundos pero Orson deseaba hacer algo diferente: El corazón de las
tinieblas, la fascinante novela corta de Conrad que, casualmente, fue la siguiente adaptación a La guerra de
los mundos. Quizá no fue el trabajo más brillante de entre todos los llevados a la práctica por el Mercury pero, a la postre, la experiencia resultó crucial para el devenir de la producción de Orson Welles. Este quedó atrapado tanto por las posibles artísticas como por las implicaciones morales de la historia conradiana. Pero de este episodio poco conocido hablaremos en la segunda parte
de esta entrada.
La sombra del tercer hombre es alargada |
La relación de fuentes consultadas es algo extensa y figurará en la última entrada de la serie. Por otro lado, cuando digo "nuestro admirado Orson" me refiero, claro está, a toda la gente que conozco y que comparte conmigo la admiración por este genio de la misma estirpe de Leonardo, un experimentador nato pero de obra escasa porque los mecenas no estuvieron, para ninguno de los dos, a la altura de las circunstancias.
ResponderEliminarEntre los trabajos alimenticios que mencionas, aparte del famoso "Tercer Hombre", a mí me gusta particularmente su papel en "Jane Eyre" / "Alma rebelde". Cuánto debió parecerse su "Guerra de los Mundos" a lo que vimos y, en cambio, no podíamos creer en el 11-S.
ResponderEliminarGracias, María. Si llamamos alimenticios a los trabajos de un actor o director importante rebajando su nivel habitual por la necesidad de allegar fondos para otros proyectos o para la pura subsistencia, es difícil incluir en esa categoría a El tercer hombre, que es un producto de la máxima calidad. Pero sí es cierto que Orson estaba, como siempre, sin un céntimo, y prefirió que le pagaran en efectivo su actuación y no obtener un porcentaje de la recaudación, y se equivocó del todo. Podría haberse hecho de oro y dejó pasar la oportunidad de su vida con el famoso pájaro en mano. Así que ya sabemos en qué no era un genio Orson, en las finanzas. Bueno, solo en esos términos admito que el Tercer Hombre fuese alimenticio.
ResponderEliminarA mí también me gusta muchísimo Alma rebelde. Estaba superseductor como Rochester pero...de aquellas ya tuvo que usar corsé para marcar cinturita.
Y sí, seguro que los americanos hubiesen preferido otro bromazo de Orson antes que aquel terrorífico desastre televisado. No creo que podamos olvidar las imágenes mientras vivamos.
Welles ya necesitó corsé, y horas de maquillaje, para simular al joven Charles Foster Kane (William Randolf Hearst) cuando solo tenía 25 años. Por cierto, ahora que caigo, en "Ciudadano Kane" Bernstein no es el apoderado (sin con eso querías decir tutor), sino uno de los socios fundadores del periódico Inquirer. Pobre Everett Sloane: se deprimió mucho al ver que parecía un viejo con solo raparse la cabeza, y se consumió en incontables operaciones de estética.
ResponderEliminarBueno, formaba parte de su transformación como actor para cada papel echar mano de gran cantidad de maquillaje y postizos. Los llevó en todas las películas excepto, muy curiosamente, en el Tercer Hombre. Orson estaba un (solo un poquitín) acomplejado con su naricilla y por eso le añadía prótesis a la primera de cambio.
ResponderEliminarQué entrada más entretenida e interesante!. La verdad es que a mi también me fascina este Wells y su capacidad para sorprender, y para imprimir giros inesperados a los clásicos y atreverse a hacer protagonistas a gente de color y rituales tenidos por "salvajes" en unos años en los que todavía se estaba lejos de conseguir derechos para los afroamericanos; ese cambio de perspectiva es esencialmente antropológico.
ResponderEliminarEspero leer pronto la entrada acerca del Corazón de las Tinieblas.
Me ha encantado esta entrada y vuestro diálogo posterior.
ResponderEliminarA mi también me fascina el cine de Welles, como actor, guionista, productor, director.. Su personalidad debía ser volcánica, arrolladora, fuerte.. vigoroso, pasional, entudiasta y muy versátil. Admirable!! Pero revisando vuestro blog, echo de menos esa segunda entrada que prometiste, Encarna, al fial de esta primera Pues veo que has llegado hasta la etapa en la que Welles firma contrato con la RKO, y creo que es a partir de aquí cuando ya en Hollywood retoma su nuevamente fustrado proyecto de rodaje de " El corazón en las tinieblas" , su preventivo presupuesto elevado, el fallo de una actriz austrica que no disponía de visado...y otros razones le llevan a abandonar el proyecto. .
Sea esto cierto o no, se embarca en la magistral película " Ciudadano Kane" , película que los años no ha desbancado de las primeras de la lista de mejores películas de la histórica. Hablar de ella nos daría para un largo diálogo, para debatir acerca de todos aquellos aspectos comunes que podemos encontrar en ella con " El corazón en...." , todos los aspectos autobiográficos de su obra. Resaltar de la peli el vigor y el secreto que impulsa la trama, las técnicas empleadas , las grandes metáforas que encierra, los puentes de sentido que se establecen entre su obra y
sus propias experiencias de vida. Ese rodaje en blanco y negro fantástico con tintes góticos ( entrada en Xanadu, niebla, lluvia golpeando sobre los cristales.. ) y también de novela negra. Una maravilla, en fin, ese trineo abandonado en la nieve de su niñez " Rosbald " entre tanto que su madre, su padre y tutor proyectan su destino, esa palabra representativa de la pérdida de la infancia, ese paraíso del hombre que es la niñez, y en la que tanto se proyecta Welles, pues la pérdida de su madre le marcaría para siempre. ... bueno, un genio!! Con 13 años ya tenía parece ser, la madurez de un adulto de 28 años. Nunca me canso de ver sus películas. Hace unos días volví a ver " sed de mal" ( que representa muy bien el mal dando tb voz a las víctimas de ese mal) volvi a ver " El extraño" ( el hombre que huye de sus propias perversiones no podrán ocultarse mucho tiempo bajo una falsa identidad, la sociedad le impone su merecido castigo.... y tantas otras pelis que me encantan . El tercer hombre( las deslealtades, la traición de la amistad).... ... El magnate de la prensa americana en el que se inspiró Welles, W. R. Hearst, no le puso nada fácil las cosas y frenó algunos de sus futuros proyectos, lo pagaría caro. Nada, decir que compartir, poder leer tal variedad de temas que contiene este blog es un verdadero gustazo. Me he incorporado a él hace muy poco, pero voy viendo interesantes temas que ya he puesto en mi lista de espera. MUCHAS GRACIAS
Pues a mí me han encantado tus reflexiones acerca de Orson Welles. Se nota que has estudiado las aristas de este personaje fascinante e irrepetible. Ya sabes que en época de Roosevelt, cuando todavía estaba casado con Rita, pretendió hacer carrera política por los demócratas y se enroló en una campaña de charlas o conferencias por Europa para denunciar al lobo peligroso con piel de cordero (todavía entonces) que era el nazismo. Me encanta lo que dijo de él Frank Sinatra al respecto: "Aquel tío era pura dinamita". Seguro que buscando aparece alguna grabación en la red. Como entonces todavía era una estrella... Y sí, bien caro le hizo pagar el magnate de los periódicos el atrevimiento de burlarse de él. Su Némesis se aseguró de que se frustraran todos sus proyectos cinematográficos. Me alegra mucho que encontrara en nuestro país un lugar donde ser feliz entre medio de los extravagantes carpetovetónicos que somos los españoles y descansar en paz al sol de Andalucía.
ResponderEliminarLa entrada sobre su frustrada adaptación de El corazón de las tinieblas está totalmente escrita en mi cabeza desde hace años y en papel está un borrador pero la cadencia de los cursos me boicotea los proyectos complejos y ambiciosos, y este lo es, como ya comprobarás. Pero me alegro mucho de tu comentario porque así me voy a animar a terminarla y te la voy a dedicar a ti, por Wellesiana de pro y tan buena lectora de Tinieblas. Me quito el sombrero ante tu nivel intelectual y cultural. Un abrazo, amiga.
Si, Welles poseía la fuerza de un coloso , su voz era como el trueno de Dios. Personalidad controvertida . Para las y los que lo adoramos , en él tambien encontramos una cierta ingenuidad , su romanticismo y a vez vemos frescura , debilidad fragilidad. El final le llegaria con 70 años, prematutamente viejo. Ya había venido invirtiendo sus caracterizaciones: en Cuidadadano Kane se disfraza de viejo, apareciendo en encuadres de luz y sombras de lo más ariesgados. En Campanadas de media noche es un viejo que pretende aparecer rejuvenecido. Esas sesiones de maquillaje deberías ser un calvario.
ResponderEliminarEnvejecio prematutamente . Pero con qué intensidad debió vivir sus años. Sólo aquel que ha conocido el frío de la estepa rusa como Estrabisky ( ¿?) podía escribir la Consagracion de la Prmavera. TB Sólo Orson, que había conocido tan bien las artes teatrales, las puestas en escena, podía lograr esa representación teatral de su fracasada mujer en la ópera , y los tramoyistas en un constante vaivén, acompañados por la música en ritmo y tonos. Orson se rodeó diempre de los mejores, hasta cuando las circunstancia se lo permitieron.
Nos ha dejado su gran obra, su legado . Sus películas alcanzan mayos prestijio con los años . A él le deben mucho el cine que se hizo después. Para interpretar su arte aqui es fundamental concer aspectos de su vida, e interpretarlos a través de su cine , en el que están representados en sus personajes no sólo las vidas de otros , sino la del propio Welles. No puedo dejar de analizarlo también desde esta clave.
iEsa imagen inicial de Charles F. K. jugando en la nieve, evocadora de imagenes literarias como " la madalena de Prouts" o las imagenes entrañables del recinto de " El jardin de los Finzi- contine , de G. Bassari, por citar dos ejemplos, me sirven para interpretar como buenas referencias de sentimientos y emociones de esa encrucijada que mezcla literatura y cine , por sus imágenes evocadoras de lo universal y clásico del acontecer humano. Gracias . Quiero leer las entradas dedicadas a " Casablanca" , bueno, y tantas otras.
Si, Welles poseía la fuerza de un coloso , su voz era como el trueno de Dios. Personalidad controvertida . Para las y los que lo adoramos , en él tambien encontramos una cierta ingenuidad , su romanticismo y a vez vemos frescura , debilidad fragilidad. El final le llegaria con 70 años, prematutamente viejo. Ya había venido invirtiendo sus caracterizaciones: en Cuidadadano Kane se disfraza de viejo, apareciendo en encuadres de luz y sombras de lo más ariesgados. En Campanadas de media noche es un viejo que pretende aparecer rejuvenecido. Esas sesiones de maquillaje deberías ser un calvario.
ResponderEliminarEnvejecio prematutamente . Pero con qué intensidad debió vivir sus años. Sólo aquel que ha conocido el frío de la estepa rusa como Estrabisky ( ¿?) podía escribir la Consagracion de la Prmavera. TB Sólo Orson, que había conocido tan bien las artes teatrales, las puestas en escena, podía lograr esa representación teatral de su fracasada mujer en la ópera , y los tramoyistas en un constante vaivén, acompañados por la música en ritmo y tonos. Orson se rodeó diempre de los mejores, hasta cuando las circunstancia se lo permitieron.
Nos ha dejado su gran obra, su legado . Sus películas alcanzan mayos prestijio con los años . A él le deben mucho el cine que se hizo después. Para interpretar su arte aqui es fundamental concer aspectos de su vida, e interpretarlos a través de su cine , en el que están representados en sus personajes no sólo las vidas de otros , sino la del propio Welles. No puedo dejar de analizarlo también desde esta clave.
iEsa imagen inicial de Charles F. K. jugando en la nieve, evocadora de imagenes literarias como " la madalena de Prouts" o las imagenes entrañables del recinto de " El jardin de los Finzi- contine , de G. Bassari, por citar dos ejemplos, me sirven para interpretar como buenas referencias de sentimientos y emociones de esa encrucijada que mezcla literatura y cine , por sus imágenes evocadoras de lo universal y clásico del acontecer humano. Gracias . Quiero leer las entradas dedicadas a " Casablanca" , bueno, y tantas otras. Espero impaciente esa interpretación en clave de " Tinieblas....de la peli y que tanto nos gusta. Un abrazo.