CAMPOAMOR Y ZUMÁRRAGA
En su tratado sobre El personalismo (1855) y refiriendo a la "raza cobriza", don Ramón de Campoamor (1817-1901), determinado obviamente por los prejuicios etnocéntricos y eurocéntricos de su tiempo, se muestra sin embargo bastante ecuánime y severo cuando juzga las acciones de los misioneros católicos en la colonización americana. Contemos esto sin desdeño de los buenos oficios de la colonización, que los hubo. Refiere el autor de las famosas Doloras al franciscano vasco Juan de Zumárraga (Durango 1468, Méjico 1548), primer obispo de Méjico, quien juntó en la plaza de Tezcuco los documentos relativos a la historia de Méjico, literatura, artes, ciencias, pinturas, manuscritos, jeroglíficos y, después de hacer con ellos una gran pirámide, la quemó. "Este maldecido obispo cometió una barbaridad tan inútil para la moral como perniciosa para la culrtura humana" Campoamor celebra el temple anímico de los araucanos -cantados por Ercilla- de los iroqueses y otras tri...