ANTES DE QUE DESAPAREZCAN. LA FOTOGRAFÍA ETNOGRÁFICA DE JIMMY NELSON (III): OCEANÍA
La rapidez con la que desaparece la diversidad cultural bajo el empuje de la civilización occidental ha dado lugar a continuos trabajos de salvamento antropológico. Desde el apasionado proyecto The Vanishing Race del genial fotógrafo norteamericano Edward S. Curtis (1868-1952) para rescatar las imágenes de las tribus indias, pasando por José Ortiz Echagüe y sus fotografías de los pueblos más típicos de España y del norte de África, Sebastiao Salgado y su Génesis (http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/02/sebastiao-salgado-genesis.html) , hasta el fotógrafo inglés Jimmy Nelson, nacido en 1967, de quien he tenido noticias gracias a nuestro colaborador José Biedma.
Lévi-Strauss público en 1955 un título esencial, Tristes Tropiques, que Susan Sontag calificó como una de las grandes grandes obras del siglo XX. No en balde la obra se llamó en inglés A World on the Vane, “un mundo en desaparición”. Con su lúcida mirada Lévi- Strauss lanza un lamento elegíaco por el Nuevo Mundo perdido a causa del impacto del desarrollismo sobre el medio ambiente. Los viajes y el turismo han hecho al mundo encogerse hasta dar lugar a una “monocultura”, según el estructuralista francés. Aunque la tesis pueda ser discutible, lo cierto es que la nostalgia por esos reductos de culturas supuestamente prístinas ha motivado excelentes trabajos de recuperación de la memoria de la humanidad.
El último ejemplo es el brillante programa Before they Pass Away. Como ya hiciera Edward S. Curtis con la edición de lujo de sus fotografías en sepia en The North American Indian (podéis consultar este enlace: http://anthropotopia.blogspot.com.es/2013/09/edward-s-curtis-fotografia-y-etnografia.html ), Jimmy Nelson ha publicado un precioso libro de 464 páginas que cubre 29 tribus de todo el mundo en trance de desaparecer, cuyo contenido me he propuesto compartir aquí, dividendo el trabajo en tres partes. Comenzamos el viaje alrededor del mundo con Eurasia y América (http://anthropotopia.blogspot.com.es/2013/12/antes-de-que-desaparezcan-la-fotografia.html ), seguimos después con África y pasamos ahora a la fascinante Oceanía, verdadero laboratorio de la diversidad humana. Los textos que acompañan las fotos son traducción y resumen de los que aparecen en el libro y que podéis leer en inglés en el siguiente link: http://www.beforethey.com/. No os perdáis el vídeo musical al final.
Los
Yali, los “Señores de la Tierra”, ocupan con los Dani el valle de Baliem, en la
zona occidental de Nueva Guinea, repleta de bosques vírgenes. Cada uno de estos
pueblos tiene su lengua y cultura distintiva, y hasta físicamente son muy
diferentes. Los Yali son más bajos, con un promedio para los varones de 150
centímetros de estatura, lo que los catalogan oficialmente como pigmeos. El koteka, que protege los genitales, es más
largo y delgado. También sus medios de subsistencia son divergentes: mientras
los Dani son granjeros, con eficientes sistemas de irrigación que les permiten
obtener grandes cosechas de batatas, los Yali son cazadores-recolectores,
practican técnicas de cultivo menos sofisticadas y sus piaras de cerdos son más
pequeñas que las de sus vecinos. Los Yali proporcionan a los Dani maderas especiales,
plumas de gran belleza y canguros arborícolas, que no existen en el valle.
Lévi-Strauss público en 1955 un título esencial, Tristes Tropiques, que Susan Sontag calificó como una de las grandes grandes obras del siglo XX. No en balde la obra se llamó en inglés A World on the Vane, “un mundo en desaparición”. Con su lúcida mirada Lévi- Strauss lanza un lamento elegíaco por el Nuevo Mundo perdido a causa del impacto del desarrollismo sobre el medio ambiente. Los viajes y el turismo han hecho al mundo encogerse hasta dar lugar a una “monocultura”, según el estructuralista francés. Aunque la tesis pueda ser discutible, lo cierto es que la nostalgia por esos reductos de culturas supuestamente prístinas ha motivado excelentes trabajos de recuperación de la memoria de la humanidad.
- LOS MAORÍES DE NUEVA ZELANDA
Después de muchos años de misterio, las
tradiciones orales, el registro arqueológico y los análisis genéticos
demuestran que los maoríes llegaron a Nueva Zelanda en el siglo XIII d. C. procedentes
de su mítico hogar en Hawaiki aquí en el este de Polinesia, en sucesivos viajes
épicos a bordo de canoas. A pesar de largo tiempo transcurrido, no han perdido
los vínculos genealógicos con sus ancestros sino que la mayoría recuerda la
tribu originaria de la que descienden. Esa odisea hizo de los maoríes unos
aventureros atrevidos y resueltos y uno de los pueblos navegantes más audaces
de todos los tiempos. Debido a siglos de aislamiento del resto del mundo,
desarrollaron una sociedad sui generis, con un arte característico, su propia
lengua y una mitología única. Los maoríes mantienen activos los lazos de parentesco
tradicional y la whanan o familia
extendida. Su cultura es politeísta: adoran a múltiples dioses, diosas y
espíritus. Creen que sus ancestros y otros seres sobrenaturales son
omnipresentes y pueden ayudar a la tribu en caso de necesidad. Sus mitos se
remontan a un pasado remoto, relatando la creación del universo y los orígenes
genealógicos de dioses y hombres. Se refieren a los fenómenos de la naturaleza,
el clima, la luna y las estrellas, los seres marinos y los pájaros en los
bosques.
Su cultura tradicional incluye rasgos peculiares como el arte, las
leyendas, los tatuajes (ta moko), los
bailes, los vestidos y la hospitalidad. El tatuaje señala el paso a la madurez
y se encuentra rodeado de múltiples rituales. Por otro lado, el tatuaje y la
vestimenta son símbolos de estatus asociados a las clases altas. En sus fiestas
lucen ropajes coloristas, joyas y tatuajes, y ejecutan danzas y cantos. La haka, su tradición cultural más
conocida, es una danza de guerra que pretende intimidar al enemigo. Se acompaña
de canciones y percusión corporal, con palmadas, patadas al suelo y entrechocar
de muslos, posturas que trasmiten fiereza guerrera. El canto sigue unas reglas
muy estrictas, hasta el punto de que interrumpirlo puede interpretarse como un
pronóstico de desastre o muerte para la comunidad.
Los
primeros indígenas en Nueva Zelanda eran comparativamente muy pacíficos en
relación a los posteriores, con fama de batalladores. Cuando llegaron los
europeos en el siglo XVIII, comenzaron a llamarse “maoríes”, que significa en
su lengua “gente ordinaria”, para distinguirse de los dioses, a los que
llamaban los seres extraordinarios. El contacto con la civilización los expuso
a guerras y epidemias que redujeron su número a unos 40.000 a fines del siglo
XIX pero en la centuria pasada la población se recobró, al mismo tiempo que su
cultura experimentó un gran renacimiento. Actualmente son unos 650.000 nativos,
que en su mayoría viven en zonas rurales.
Aunque han incorporado muchos
elementos occidentales a su estilo de vida, no renuncian a sus propias
costumbres y formas sociales. Su dieta se compone de pájaros, plantas salvajes
o raíces y también cultivan tubérculos. Solían cocinar en hornos enterrados, hangi, pero ahora sólo los utilizan en
ocasiones especiales.
- LOS VANUATU
Las Vanuatu,
antes llamadas Nuevas Hébridas, se encuentran situadas en el suroeste del
Pacífico. Son una cadena de 83 islas con numerosos volcanes activos. Obtuvieron
la independencia de Inglaterra y Francia en 1980. Espíritu Santo es la isla de
mayor tamaño. Los asentamientos en el archipiélago se remontan a unos 500 años
antes de Cristo. Fueron los navegantes melanesios desde Papúa Nueva Guinea los
primeros en colonizar las islas. A lo largo de los siglos llegaron nuevas
migraciones.
Hoy todas las islas habitadas tienen su propio lenguaje,
costumbres y tradiciones. Hablan unas 100 lenguas diferentes, debido al
aislamiento de las distintas zonas. La danza es una parte muy importante de la
cultura en las Vanuatu. Numerosas aldeas tienen terrenos destinados a esta actividad,
llamada llamados nasara. Un evento
tradicional muy conocido es el festival Toka, en la isla de Tanna, que se erige
en símbolo de alianza y amistad entre las diferentes tribus. Durante 3 días
celebran el final de las guerras tribales con el intercambio de lujosos regalos.
Unos dos mil participantes exhiben su habilidad con el baile y su decoración
corporal. Para la famosa danza de la serpiente pintan sus cuerpos en blanco y
negro y usan hojas de vid. La isla de Ambrym es célebre por sus tam-tams
esculpidos en troncos de árboles enormes, de varios metros de altura, para
marcar el ritmo del canto y la danza durante las ceremonias rituales. La danza
Rom, que tiene lugar cada año, es exclusivamente masculina y se mantiene en
secreto. La ropa que lucen en ella se destruye inmediatamente para impedir que
los espíritus puedan dañar a los danzantes.
El kava
tiene una larga historia. Se trata de una bebida obtenida de la planta de la
pimienta, que contiene una droga suavemente intoxicante. El nakand es el lugar en el que los hombres
se reúnen a beber kava, después del trabajo diario, bajo un gran árbol. El
plato nacional ceremonial es el laplap,
un púding elaborado con raíces de plantas, mezcladas con leche de coco,
verduras y carne envuelta en hojas, y cocinado durante horas en su tradicional
horno de tierra. Antes del contacto con los occidentales, comían taros, bananas,
cocos, azúcar de caña, nueces, verduras, cerdos, aves y marisco. Desde entonces
han incorporado a su dieta otros cultivos tropicales, como las batatas, papayas,
mangos o mandioca, y productos tales como pimientos, zanahorias, calabazas,
maíz o guisantes. Practican una agricultura de tala y quema, abriendo claros en
el bosque y quemando el terreno para fertilizarlo cada estación. Venden sus
productos en los mercados locales pero, con una industria turística en alza, también
se dedican a la artesanía tradicional.
Los
nativos practican la iniciación masculina, que habitualmente incluye la
circuncisión. Después de realizada, cubren los genitales con el nambas, hecho con fibras trenzadas. En
las islas del norte, en cambio, enrollan largas esterillas alrededor de la
cintura y añaden máscaras, sombreros y otros ornamentos para la ceremonia de
iniciación. En esa región es costumbre pasar una serie de niveles de estatus
durante la madurez, consistentes en la adquisición de los símbolos asociados y
realizando sacrificios de numerosos animales, sobre todo cerdos. Sólo los
hombres pueden superar los niveles de estatus pero las mujeres también
participan en las ceremonias. En ellas danzan y se intercambian comida, kava, cerdos y pollos.
El papel de las
mujeres varía en cada isla: en Espíritu Santo y Efante disfrutan de más poder.
Se trata de sociedades en las que la descendencia se trata a través del lado
materno. En las zonas rurales, la familia escoge esposo para la hija. El
matrimonio se acompaña de regalos, como alfombrillas trenzadas y cerdos. Las
costumbres tradicionales están implicadas en cada actividad diaria, y aseguran
el orden y el mantenimiento de la ley. Las disputas se resuelven pacíficamente
con el intercambio de regalos, actuando los jefes como mediadores.
Los
cultos cargo pretenden asegurar la riqueza mediante la celebración de actos
rituales. Podéis ampliar la información en este enlace: http://anthropotopia.blogspot.com.es/2014/01/onoda-y-la-disonancia-cognitiva.html.
El movimiento más conocido es el de John Frum. En sus ceremonias celebran
danzas rituales y beben kava.
Nueva Guinea Papúa
consiguió la independencia de Australia en 1975. Es la segunda isla más grande
del mundo. Su población es extremadamente heterogénea, una auténtica mina de
oro etnográfica. Se cree que los primeros inmigrantes llegaron hace unos 45 mil
años. Hoy 3 millones de habitantes, la mitad de la población total, vive en las
Highlands.
- LOS DANI DE NUEVA GUINEA PAPÚA
Los Dani viven en el valle de Baliem, junto a
la montaña Jayawijaya, a una altitud de 1.600 metros. Las evidencias
arqueológicas demuestran que ya practicaban la agricultura hace nueve mil años.
Son granjeros y utilizan un sistema de regadío muy eficaz, que aprovecha la
lluvia regular que proporciona la altura y que hace el suelo muy fértil. Con sus
sencillas herramientas de hueso y piedra se las arreglan para trabajar sus
tierras. Cuidan cerdos y establecen sistemas defensivos para protegerse de las
tribus hostiles, construyendo puestos y torres de defensa, que vigilan los
hombres. Utilizan hachas de piedra, arcos de 5 a 6 pies de largo, y diferentes
clases de flechas según que pretendan matar animales, pájaros o enemigos. Se
les considera los más terribles cazadores de cabezas de Papúa, aunque no comen
a sus enemigos, como sí lo hacían la mayoría de las tribus papúanas.
El
territorio Dani tiene una población relativamente densa, dividida en diferentes
grupos y familias cuyo nivel de jerarquía depende del valor de la tierra que
ocupan y el tamaño de la comunidad. El universo de los Dani, los Yali y los
Korowai está repleto de toda clase de espíritus. El koteka es uno de los de sus rasgos más singulares: es la calabaza
que utilizan para cubrir el pene y es más pequeña que la que lucen los Yali.
Sin ella se consideran desnudos.
Usan la decoración facial y corporal para
marcar la identidad tribal frente a los extraños. Nada nos debe extrañar su
estilo de vida: el valle no fue descubierto por los occidentales hasta 1938.
Ahora se los conoce como los “guerreros amables”.
- LOS YALI DE NUEVA GUINEA PAPÚA
En el
mes de agosto se celebra el Festival del valle de Baliem, al que los Dani, los
Yali y los Lai envían a sus guerreros más feroces, vestidos con sus mejores
galas, y tienen lugar entre ellos batallas simuladas. El evento se complementa
con la fiesta del cerdo, que cocinan sobre la tierra, amenizándolo con música y
danzas tradicionales.
Horno de tierra en las Vanuatu |
Los Yali pertenecían a la tribu de caníbales
más feroces de esta parte de Nueva Guinea. No tuvieron contacto con el mundo
occidental hasta 1960-1970, cuando los misioneros empezaron a llegar a estas
regiones remotas regiones. Los asentamientos Yali se localizan habitualmente en
las crestas de las montañas, a unos 2.500-3.000 metros de altitud, para obtener
ventaja en la defensa contra los enemigos. Construyen cabañas (honai) ovales de paja y madera. Los
hombres, mujeres y niños duermen en cabañas diferentes. Practican la poligamia y
llevan a cabo rituales para las ocasiones importantes de la vida, con el
intercambio de regalos. Aunque actualmente los Yali se han modernizado, todavía
sienten un fuerte apego a sus costumbres tradicionales, especialmente en cuanto
a la escueta indumentaria masculina. A pesar del clima frío de montaña que
soportan, solo se cubren con la calabaza.
- LOS KOROWAI DE NUEVA GUINEA PAPÚA
Los
Korowai ocupan las tierras bajas al sur de la montaña de Jayawijaya, cruzadas
por numerosos ríos que forman manglares, humedales y pantanos. Tal era su grado
de aislamiento, que hasta principios de los años 70 creían que eran los únicos
seres humanos que habitaban la Tierra. Son una de las escasas tribus papuanas
que no utilizan el koteka. Es un
pueblo cazador-recolector que construye sus casas en los árboles y practican
una estricta separación entre hombres y mujeres.
6. LOS HULI DE NUEVA GUINEA
PAPÚA
Los Huli ocupan el valle de Tani, con
magníficas vistas a los picos de los alrededores. En los bosques de las altas
montañas resuena el estruendo de las cataratas. La vida es fácil para este
pueblo, que disfruta de comida abundante. Los hombres cazan, mientras que las
mujeres son recolectoras. Practican una agricultura cíclica, trasladándose a
una nueva ubicación cuando la fertilidad del suelo se agota. Las mujeres son unas
granjeras excepcionales, que obtienen buenas cosechas de patatas, maíz, coles y
mandioca. Los primeros visitantes a estos territorios quedaron impresionados
con sus huertos.
Las
guerras tribales son frecuentes entre ellos. Luchan para tener tierras, cerdos
y mujeres, por ese estricto orden. Para ser considerados importantes, los
hombres necesitan acumular las tierras para poder cultivarlas, cerdos para
presumir de riqueza y numerosas esposas para cuidar de la tierra y del ganado.
Las
mujeres llevan faldas hechas de hierba y los hombres sólo el koteka, la calabaza peneana. Pero cuando
se trata de aterrorizar a los enemigos, se pintan la cara de amarillo, rojo y
blanco, y son famosos por sus ornamentadas pelucas, hechas con su propio pelo.
Llevan sombreros con plumas de papagayo o loro, de intrincadas decoraciones,
conchas, colmillos de cerdo, abalorios, hierbas y cráneos. Un hacha adornada
con garras completa el efecto intimidatorio.
Los Huli son animistas, que realizan ofrendas
estrictamente ritualizadas para aplacar a los espíritus de sus ancestros. Tienen
un gran respeto por las maravillas de la naturaleza y creen que la enfermedad y
otras desgracias son debidas a la brujería y los encantamientos.
7. LOS ASARO DE NUEVA GUINEA PAPÚA
Es asombrosa la leyenda que rodea la creación
de la imagen aterrorizante de los hombres de barro Asaro. Forzados a huir del
enemigo, esperaron en la oscuridad para escapar a través del río. Sus rivales vieron
levantarse unas aterradoras figuras cubiertas de barro y pensaron que eran
espíritus. Después de este episodio, todas las aldeas vecinas creyeron que los
Asaro tenían a los espíritus del río de su lado. Los astutos ancianos Asaro
supieron sacar partido de ello y mantuvieron vivo el espejismo, aplicándose
barro y poniéndose máscaras antropomórficas para asustar a sus enemigos, en sus
ocasionales excursiones de castigo en la madrugada. No se cubren la cara con
barro porque creen que los lodos del río Asaro son venenosos. En su lugar
fabrican máscaras con guijarros y el agua de las cataratas, con inusuales
orejas, unicejas, cuernos y orificios bucales rectilíneos.
Viven
en la llanura de las Highlands desde hace unos mil años, agrupados en pequeños
clanes agrarios. Aislados por el inhóspito terreno, y divididos por el lenguaje,
las costumbres y sus tradiciones diferenciales, se enfrentaron por primera vez
al mundo occidental a mediados de los años 20.
8. LOS GOROKA
El espectáculo Goroka está considerado una atracción
turística principal. Es un evento anual de tres días de duración, que se
celebra en torno al Día de la Independencia Nacional de Nueva Guinea Papúa, el
16 de septiembre. La fiesta se remonta a 1957 y constituye el encuentro tribal
más antiguo de Nueva Guinea. Reúne a unas 100 tribus, que muestran su música,
danza y cultura. En ella lucen vestidos tradicionales y sus dibujos corporales.
El monte Hagen, en las Highlands occidentales, también alberga otro gran evento
cultural para celebrar sus ricos legados ancestrales, que permanecen firmes.
Aunque su cultura
material está limitada a la cobertura de sus necesidades vitales más
esenciales, adoran el modesto lujo de sus adornos corporales. Los Goroka
suplementan sus ingresos familiares con la agricultura y la ganadería. Cultivan
vainilla para el mercado internacional, y trigo arroz y arroz para su consumo y
venta en el mercado interior. También comercian con cerdos, conejos, pollos y
verduras.
Los Goroka sólo fueron descubiertos por los occidentales
en la década de 1920, pero hoy son considerados el pueblo más amistoso, siendo
infrecuentes sus luchas tribales de carácter territorial. Su única amenaza es
el colonialismo occidental globalizante que ensombrece la subsistencia de su
cultura. Esta incluye mitos, cuentos populares, fórmulas mágicas y
encantamientos. Su mundo está lleno de toda clase de espíritus pero reverencian
en particular a los de sus ancestros, a los que sacrifican cerdos en tiempos
convulsos.
9. LOS KALAM DE NUEVA GUINEA PAPÚA
Los
Kalam viven en aldeas diseminadas en las altas montañas Simbai, a algunas de
las cuales sólo puede accederse con avión. El aislamiento les ha permitido
conservar una cultura fuerte y rica, evitando su asimilación. Su estilo de vida
es de subsistencia: los hombres son quienes principalmente se dedican a cazar,
mientras que las mujeres se ocupan de plantar y recolectar. Aunque los varones
ayudan a preparar las tierras de cultivo, la totalidad de las restantes faenas
son responsabilidad del personal femenino.
Una
vez al año, durante la tercera semana de septiembre, tiene lugar un festival
dedicado a la iniciación de los niños, que se produce con la perforación de la
nariz, sutim nus en el lenguaje pidgin.
Se insertan conchas y plumas de ave del paraíso de la variedad Rey de Sajonia. Entre
los 10 y los 17 años los chicos van a vivir a la casa de los hombres (hausboi) para aprender los ritos de paso
a la edad adulta. Los Kalam dedican una considerable atención a su decoración
corporal. Utilizan para ello grandes conchas kina, cuernos, collares de picos,
pieles, flores y bandas vegetales en los brazos. La grasa de cerdo añade un
toque brillante. La parte superior de los sombreros se adorna con plumas de
pájaros, cacatúas, loros y aves del paraíso. Con sus terroríficas máscaras,
pelucas y con la pintura corporal, trataban de impresionar a sus enemigos.
Como hemos podido ver en esta entrega, la
mujer está prácticamente ausente en las imágenes, lo que concuerda con unas
sociedades muy masculinizadas que la invisibilizan. Si tenéis interés en una
crítica a la antropología androcéntrica en las islas del Pacífico, podéis
consultar los siguientes enlaces: http://anthropotopia.blogspot.com.es/2013/10/paradigmas-de-poder-en-antropologia.html
y http://anthropotopia.blogspot.com.es/2013/10/la-antropologia-androcentrica-al.html
Aquí tenéis un vídeo estupendo, corto y con una música evocadora, con tipos etnográficos muy vistosos de todo el proyecto Before They Pass Away, obra de MrGoogi9. No os lo perdáis.
Todas las fotografías reproducidas en la entrada y en el vídeo tienen copyright de Jimmy Nelson.
Todas las fotografías reproducidas en la entrada y en el vídeo tienen copyright de Jimmy Nelson.
¡Què magnífica iniciativa la de publicar las fotografías de Jimmy Nelson,tanto por su calidad como por la oportunidad que brinda a alguien con tu inmenso bagaje cultural de hacernos disfrutar del conocimiento mientras disfrutamos del arte. He de reconocer que tengo cierta debilidad por esta parte del mundo que hoy abordas, y que los ejemplos me parecen espectaculares.Me gustaría detenerme en los tatuajes de los maoríes, tan complejos y elaborados,asociados a los ritos de paso y al estatus, y el kava de los Vanuatu, bebida preparada de forma ritual por la taupo o princesa ceremonial de la que tanto tú como yo hemos hablado en sendos artículos de este blog (paradigmas de poder androcentrico que citas al final de este artículo, y las entradas sobre Huracán y Margaret Mead que subí yo en el mes de julio)a. El kava era especialmente importante en las ceremonias en las que se reunían diversos jefes hablantes, que eran agasajados por la taupo con esta bebida que ninguna otra persona podía manipular, y que debía ser servido seguido un estricto orden jerárquico. Si la joven se equivocaba en el orden de importancia (calculado a partir de la distancia genealógica hacia un antepasado común),podía ser castigada por ello.
ResponderEliminarOtro aspecto muy interesante es la "moda masculina", centrada en cubrir el pene con las más distintas - y a la vez similares calabazas, dejando el resto de la anatomía al des cubierto, incluso en las frías tierras de las altas cordilleras de Papúa.La razón que encontré en uno de esos viejos libros de l editorial Labor que tenía mi padre -y que será la base para una entrada futura es que la lluvia puede llegar a ser tan persistente en ciertos lugares, que, de llevar ropa, ésta no se secaría, causando enfermedades a los usuarios, como se pudo comprobar cuando los misioneros llegaron a esos confines de la tierra y obligaron a los nativos ( sobre todo a las jóvenes) a usar ropa occidental:los resfriados y sus complicaciones causaron un aumento de la mortalidad.
Magníficas apostillas, compañera de alegrías antropológicas. A mí también me parece fascinante ese laboratorio etnográfico de Oceanía.
ResponderEliminarEn Madrid hay una exposición de Sebastiao Salgado con el título Génesis, y que tiene bastante contenido relacionado con la Antropología. A ver si podemos compartirlo aquí. Y a ver ese anuncio de artículo tuyo cuando se materializa. Muchas gracias por tu comentario.
Me pregunto, se organizan viajes de interes cultural, es decir no invasivo??? querria colaborar desde el puesto comodo que nos ofrece la vida moderna, sin ambargo sin intervenir lo que me pidan que intervenga.
ResponderEliminarEn fin quedo atento a los comentarios de quienes llevamn tiempo ya documentando y aprendiendo del estilo de vida fascinante de estos pueblos casi (afortundamente) desconocidos.
Saludos
Edgardo