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GEREWOL, EL FESTIVAL DEL AMOR EN EL SAHEL. Belleza, poder y ritual entre los WooDaBe de Níger

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Probablemente habréis visto alguna imagen de los hombres WoDaaBe en el festival Gerewol, llamativamente maquillados y vestidos y haciendo muecas extravagantes. No es fácil, a primera vista, adivinar el significado de esa mascarada: ¿travestismo en el desierto?, ¿un ritual para equilibrar el poder masculino con el femenino?, ¿una burla de la pasión femenina por los afeites y las ropas vistosas? La información periodística tiende a explicar el Gerewol como si fuese la elección de “Mister Sahara” en un concurso de belleza masculina, decidido por tres hermosísimas juezas y en el que el premio es el amor de la más guapa. Algo así como el juicio de Paris pero al revés. Esa es una interpretación que cuadra bastante bien con nuestros esquemas mentales, aunque no tanto con los suyos. Como siempre, cualquier costumbre en una cultura es solidaria con el conjunto total de sus creencias, de manera que es preciso examinar el estilo de vida de este pueblo para desentrañar qué papel desempeña para

DE RAYOS Y LAURELES

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Por José Losada En mi infancia conocí de cerca el pánico que provocan las tormentas. Presencié momentos de intensa zozobra en los que vidas y haciendas pendían de un hilo, y preparativos que no comprendía: cerrar puertas y ventanas, guardar cuchillos, apagar luces... La casa quedaba en penumbra mientras en el cielo parecía desarrollarse una batalla en cuyo desenlace no teníamos ninguna intervención. Entonces, solamente el tañer de las campanas de la Capilla de las Reliquias del Convento de Nuestra Señora de la Antigua (también conocido como de la Compañía o de los Escolapios) traía un poco de alivio. Aunque se trataba de un relicario bastante poblado, eran tres las reliquias a las que se atribuía poder en esos instantes: dos trozos del “lignum crucis” y una espina de la corona del Redentor. Sobrevivieron a los tres saqueos que en 1.809 perpetraron en Monforte de Lemos las tropas napoleónicas  al mando de los generales Ney y Soult. Muestra del aprecio que se tenía a esas precia

VIDA Y MORAL

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  En todas partes "los humanes" -como nos llamaba Jesús Mosterín para evitar sesgos, por rentabilidad epistémica o por extrañamiento de superioridad-..., los humanos distinguimos en general y salvo psicopatías entre el bien y el mal, entre lo conveniente y lo inconveniente, lo correcto e incorrecto, más o menos, y eso aunque lo bueno y lo malo se suelan dar mezclados y no hay mal que por bien no venga y viceversa.  Si la capacidad de juicio estimativo, evaluativo o ético, es prácticamente universal -sin duda asociado a la dimensión creativa que es propia del "humán"-, debemos pensar que enraíza en nuestra evolución biológica, que emergió de nuestra especialísima naturaleza. Así lo creen desde la Antropología biológica autores tan notables como el recién fallecido Francisco J. Ayala (*). Desde luego, es también un hecho que nacen -o se hacen- sociópatas, individuos de cualquier género sin capacidad para ponerse en lugar del prójimo, ególatras que no pueden ni saben