"TAHUANTINSUYO": ENTREVISTA CON ARMANDO BERNABÉU LORENZO.
En Tinieblas en el corazón tenemos el placer de entrevistar al
joven compositor y director de orquesta Armando Bernabeu Lorenzo
(Madrid, 1986). Aunque el ámbito profesional de Armando es muy amplio e
incluye también la composición para el cine, hoy queremos plantearle cuestiones
relacionadas con la música y la antropología. Comenzaremos con algo que nos
resulta muy familiar a los ribereños del Mediterráneo: la habanera, un canto
que habla de la historia común de España y Cuba. Armando ha seguido en esto una
tradición familiar. Su padre, A. Bernabeu Andreu, también director de orquesta,
es autor de canciones tan célebres como “El sabor de una habanera” o “Melodías
antillanas”. No faltan tampoco en ese linaje mujeres con gran talento, autoras
de bellísimas letras para esas melodías, como su abuela, la escritora Mari Paz Andreu, y su
madre, la profesora de piano Maite Lorenzo Hernández, así que de casta le viene
al galgo. A Armando Bernabéu Lorenzo le debemos otras maravillosas habaneras
que enriquecen aún más nuestro patrimonio cultural, como "La
llamada", premio de composición en 2008 (https://www.youtube.com/watch?v=f4OU0vN2Mr8 ), o "En tus ojos vive el
mar". Esta es la habanera obligada de este año en el Certamen
Internacional de Habaneras y Polifonía, un evento que se celebra cada verano en
Torrevieja, Alicante (arriba en la foto) a finales del mes de julio. Todos los coros que
participan en el concurso, que a veces proceden de lugares tan lejanos como
Indonesia o Filipinas, han de interpretar la preciosa melodía compuesta por
nuestro entrevistado y que después la llevarán a otros muchos lugares del
mundo. Nuestra más sincera enhorabuena por esos triunfos. Para oír la pieza podéis acceder en este enlace: https://www.facebook.com/armando.bernabeulorenzo/posts/10212161421246660
T. C.:
Armando, cuéntanos a grandes rasgos cómo nace este género musical tan bello y
cadencioso de la habanera y por qué crees tú que arraiga con tanta intensidad
en Torrevieja.
Al hablar de
un género musical como la habanera siempre resulta difícil precisar un origen
concreto. Existen varias opiniones musicológicas al respecto pero todas parecen
apuntar en una misma dirección. La habanera nació en Cuba, pero no se parece a
la que se canta en España actualmente ni a la que se cantaba a principios del
siglo XX.
De hecho, en
la actualidad poco se recuerda de la habanera en Cuba. No es un género que haya
seguido allí una práctica continuada. Nació como una derivación de la
contradanza criolla, al igual que otros géneros bailables de la zona, surgiendo
como género instrumental al que posteriormente fueron añadiéndose textos.
El género
habanera, que se empezó a conocer en España gracias a “La paloma” de Iradier,
también está escrita en un compás binario y con la figuración base de Negra con
puntillo, corchea y dos corcheas (y sus variantes). La mayor diferencia con
respecto a la habanera cubana original radica en el tempo, es decir, en la
velocidad de interpretación. La habanera que se canta en España es más reposada,
a un máximo de Negra=60 pulsaciones. Además, en España podría decirse que la
habanera es hermana del tango o tanguillo, presente en algunas zarzuelas de
finales del s. XIX e inicios del XX.
Algo a
destacar de la habanera es su cualidad de género de ida y vuelta, de constante
retroalimentación, en especial en su surgimiento e importación a España.
Probablemente esa sea una de las características que hizo que arraigara con
intensidad en Torrevieja, dada su naturaleza de pueblo marinero y salinero, que
precisamente se fundó hace ya más de doscientos años, constituida por gentes de
diversos lugares entre los que, con seguridad, había gente de mar que llegó a las
Antillas. Allí verían un mundo diferente, traerían consigo las historias de esa
tierra, de sus amoríos, desvelos, etc. Y las habaneras locales de Torrevieja,
la gran mayoría anónimas y de tradición oral, han servido como testimonio
histórico de aquella realidad. Por si eso fuera poco, las habaneras en
Torrevieja se cantan normalmente en familia y durante momentos festivos o
emotivos, las cantan los abuelos y las aprenden los nietos, formando de esa
manera lazos históricos, afectivos y emocionales que constituyen el patrimonio
vivo de un pueblo.
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Coro de Indonesia en el Certamen torrevejense |
T. C.: Profundizando más en esas ideas, ¿crees que las habaneras, por su ejecución vocal e instrumental, son piezas que reflejan y refuerzan tradiciones populares de uno y
otro lado del Atlántico?
Supongo que lo
importante en las habaneras es su ejecución vocal, en especial por la facultad
que ello otorga de contar una historia y de participación colectiva, ya que
todos tenemos ese instrumento, la voz. A partir de ahí, aparece el vínculo
tradicional al emplear también un mismo código a ambos lados del Atlántico, el
castellano. Eso es fundamental para que las habaneras puedan ser interpretadas
con total conocimiento de lo que están contando, tanto en España como en toda
Latinoamérica.
En lo
referente a las tradiciones populares, evidentemente las habaneras en España
contienen textos que permiten saber o imaginar cómo eran la vida, costumbres,
etc. de la Cuba de finales del XIX. No obstante, si me lo permites, más allá
del reflejo y refuerzo de las tradiciones populares a ambos lados del
Atlántico, yo como músico iría más a la propia tradición musical, tanto coral
como instrumental en el caso de la habanera, como otro de los vínculos
culturales más hermosos entre ambos mundos.
Sin querer
entrar en excesivos detalles musicológicos, la tradición musical coral europea
difiere tanto en origen como en ejecución de la tradición coral
latinoamericana y, concretamente cubana. Esto se traduce en un bonito
intercambio cultural cada vez que una coral latinoamericana interpreta una
habanera compuesta en España.
En Europa
(quizás no tanto en España, probablemente por nuestro carácter mediterráneo)
existe mucha más rigidez a la hora de interpretar lo que se lee en la
partitura, cantando casi literalmente lo que hay en ella, tanto en el
aspecto rítmico como en el de la educación vocal europea, dedicada a la
interpretación de músicas propias de nuestro entorno y tradición.
En cambio, las
corales latinoamericanas y, en particular, las procedentes de Cuba, además de
estudiar canto coral tradicional europeo, son herederas de su propio folklore,
muy rico en complejidades rítmicas y vocales, y que ellos interpretan
aparentemente sin dificultad y con una flexibilidad y expresividad pasmosas.
Cuando esas
habilidades propias del otro lado del Atlántico se aplican a la interpretación
de una habanera compuesta en España, surge la magia. El resultado sonoro es
mucho más cálido, suave, aromático y arrullador. Aunque no sean conscientes o
no recuerden que la habanera surgió allí, parece que realmente nunca dejaron de
cantarla.
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Ceremonia del Inti Raymi, el 24 de junio, equivalente a San Juan |
T. C.: Eso se dice, que tenemos un subconsciente musical colectivo aletargado que despierta ante los estímulos adecuados. Pero tus
fuentes de inspiración son muy diversas, ya que no
sólo tienes ese vínculo musical tan especial con Cuba sino también con Perú,
gracias a tus relaciones familiares. Como viajero, ¿nos podrías describir tu
"mirada antropológica" sobre ese inmenso y rico país? Es decir, ¿qué
encuentras especialmente diferenciador en contraste con nuestra forma de vida
europea?
Recuerdo con
mucho cariño el primero de los cuatro viajes que he tenido la oportunidad de
hacer a Perú hasta la fecha. También fue la primera vez que crucé el “charco” y
todo fue para mí nuevo e impactante, desde el amable carácter de la gente de
los distintos lugares que visité, la belleza de sus paisajes y emplazamientos
naturales, la amplísima variedad de fauna y flora o su envidiable gastronomía.
Desde mi
percepción, el estilo de vida en la capital, Lima, es tan ajetreado como pueda
ser en Madrid: el día a día típico de las grandes urbes, mucho tráfico, estrés,
poco tiempo para almorzar y desplazarse, etc. Sin embargo, en los ratos libres
y fines de semana hay siempre reuniones de amigos y mucha vida en familia.
Saliendo de la
capital, en regiones distantes de la montaña como Cuzco, o del mar como
Máncora, el estilo de vida de los autóctonos es muy respetuoso con el entorno,
aprovechando al máximo todo lo que éste les ofrece y cuidándolo con mucho mimo.
Si te hace
falta algo en algún momento del viaje, siempre hay alguien dispuesto a ofrecerte
un servicio concreto, sin tantos trámites burocráticos ni esperas como pueda
haber en España. Todo es relativamente más sencillo y menos tedioso.
Nunca olvidaré
mi estancia en la ciudad de Máncora, al noroeste de Perú. Tuve la dicha de
poder alojarme en un hotel sencillo pero pegado literalmente al mar. Jamás
olvidaré esa experiencia de caminar a media tarde y hasta que se hacia de noche
por esa playa. Había animales distintos a los que tenía costumbre de ver. Veía
pelícanos a simple vista que pasaban volando junto a mí. Había focas y delfines
en el mar, cangrejos de distintos colores, la inmensidad del Pacífico ante mis
ojos, frutos distintos, sabores desconocidos y un cielo estrellado por la
noche, totalmente brillante y con estrellas diferentes a las del planisferio en
España. Este conjunto de pequeños y aparentemente insignificantes detalles me
emocionaron, me causaron mucha impresión y me hablaban. Sentía que el mundo me
recitaba al oído una poesía sobre su existencia como nunca antes me había
presentado. Eso hay que vivirlo.
T. C.: Verdaderamente preciosas y envidiables esas experiencias. En
tus viajes a Perú también has tenido la oportunidad de adentrarte en la selva y de
contemplar los admirables restos de Machu Picchu. Estoy segura de que esas vivencias se han abierto camino en tu álbum recién publicado,
“Tahuantinsuyo”, un título muy enigmático y sugerente.
Mi visita a Machu Picchu en agosto de 2014 fue realmente reveladora,
tanto por la experiencia excitante del viaje en sí mismo como por lo que pude
ver y experimentar in situ. Todas mis vivencias, no sólo en Machu Picchu sino
en ciudades como Arequipa, Máncora, Piura o Tarapoto, han ido sirviendo de caldo
de cultivo para lo que he conseguido materializar en mi último disco.
Concretamente en Cuzco, en su plaza de armas y en la Catedral, empecé a observar esos detalles arquitectónicos mixtos criollos de los que está
llena la ciudad. Allí todo brilla de una manera diferente, hay mucho color por
todas partes y se escuchan músicas distintas a las de España por la calle.
Inconscientemente iba analizando todas las melodías y ritmos de la música
andina y serrana, con unos contornos melódicos y unos modos y modulaciones muy
concretas, que parecen repetirse siempre como una suerte de esquema sagrado.
Además, la instrumentación también juega un papel importante, destacando la
quena, la zampoña, el charango o incluso el cajón peruano, por cierto
prácticamente idéntico al cajón flamenco. Este fue otro de esos detalles que me
causaron cosquillas en el estómago al descubrirlo.
Con este maravilloso libro de vivencias personales me sentí en la
obligación de plasmar todo este universo en mi cuarto y último viaje hasta el
momento a Perú, el pasado mes de noviembre.
Decidí investigar por mi cuenta sobre mitología incaica, dioses,
historias, costumbres, etc. Me pareció interesante poder narrar una historia
sobre cada uno de los dioses más importantes del panteón inca, como homenaje a
mis vivencias en esa tierra, además de como oportunidad para desarrollar parte
de los conocimientos adquiridos en el Máster en composición aplicada a los
medios audiovisuales y artes escénicas que estudié en el curso pasado en el
Liceu de Barcelona.
T. C.: Pues mira, en un espectáculo de Cante de las Minas me enteré de que el cajón procede precisamente de los pescadores peruanos, que acostumbraban a anunciar su mercancía golpeando rítmicamente las cajas del pescado. Como la percusión es tan contagiosa, esa importación se incorporó con enorme éxito a nuestro flamenco.
Y volviendo a los dioses, a los que, por cierto, tan vinculada está la música desde sus remotos orígenes, cada
una de las catorce pistas de tu estupendo disco se articula en torno a uno de
las deidades de la mitología inca. ¿Cómo has conducido esa investigación sobre
el folclore peruano a la hora de componer estas piezas?
Como comentaba
anteriormente, antes de comenzar la planificación del disco estuve leyendo
bastante sobre folklore andino, así como costumbres y tradiciones
prehispánicas, en concreto del Imperio Incaico o “Tahuantinsuyo”. Esa es la
palabra que da nombre al disco. Tras leer sobre sus dioses y su distinta
importancia, me pareció buena idea dedicar cada pista a uno de ellos, tratando
de traducir a la música su significado, habilidades, culto, así como imaginar
una breve historia sobre cada uno.
Algo
interesante sobre los dioses incas es que casi todos aluden a un elemento
natural, al sol, a un planeta, al arcoiris, etc. Elementos como digo naturales,
a los que los habitantes del Tahuantinsuyo rendían culto, ofrecían sacrificios
en distintas épocas del año o ante calamidades climáticas como grandes sequías
o inundaciones, que achacaban a la ira de los dioses por algo que habían hecho
mal.
La última
pista del disco, titulada “Camaquen” es la única que no se refiere a un dios
inca. De hecho, el Camaquen era para los incaicos la energía que estaba en toda
la materia, tanto la viva como la inerte. No sería equivalente a nuestra idea
de alma. Se acerca más a la idea de energía.
T. C.: Claro, no un alma individual sino quizá universal. “Tahuantinsuyo” es un excelente
ejemplo de música “New Age” pero muestra igualmente raíces étnicas. ¿Puedes hablarnos
de las técnicas que has utilizado para su composición y de cómo intervienen en
la misma sonoridades de instrumentos populares, como la flauta andina?
Cada una de las pistas de “Tahuantinsuyo: an Incaic Sound Experience” es diferente, siguiendo unos parámetros compositivos y una imagen a
desarrollar distinta.
Así, por ejemplo, la pista que abre el disco, dedicada a Inti y
Wiracocha (dios del Sol y de la Creación), contiene esa idea de Creación, de
encontrarnos en la Nada y aparecer el Todo tras una condensación de energía, un
Big Bang.
Además, para quien esté interesado, en la mayoría de las pistas
del disco, sin ir más lejos en la primera, hay guiños a la música de Johann
Sebastian Bach quien, sin probablemente tener idea del “Camaquen” ni del “Tahuantinsuyo”,
manejaba perfectamente la idea de energía en su música, la intuía y la sabía
manejar a su merced. Como digo, en la mayoría de pistas hay un pequeño guiño a
su inmensa obra, de la que soy fiel seguidor.
Las restantes pistas emplean, como imagen principal, la del dios y
el elemento al que representan, el agua, una gran tormenta, un terremoto, la
guerra, el arcoiris, Venus, la comida, la felicidad, etc. El reto estaba en
poder traducir a música todo eso, empleando como elemento aglutinador la libertad
ofrecida por el estilo New Age y Epic Music, que se caracterizan por emplear
instrumentos occidentales combinados con instrumentos folkóricos para dotar de
color a la música. En las distintas piezas también aparece el propio sonido del
elemento a desarrollar, como el viento, el agua o el sonido potente y aterrador
de un terremoto.
No me interesaba crear una obra folklórica que se mimetizara con
el entorno incaico al 100% porque eso ya existe y hay especialistas que lo
saben hacer mucho mejor, con instrumentos autóctonos y grabados en vivo. Mi
idea era la de crear un producto apto para todos los públicos, con una paleta
sonora atractiva, moderna e inteligible por todos.
Está todo planeado a papel y realizado exclusivamente a ordenador,
empleando herramientas de software musical multipista como “Logic” e
instrumentos sampleados o grabados y librerías de sonidos, con tratamiento
electrónico, atmósferas artificiales y automatizaciones tanto de tempo como
matices aplicadas en momentos puntuales de las pistas. Básicamente la manera de
funcionar que tiene hoy en día la música en la industria audiovisual.
Hay gente que me ha dicho que la música del disco le ayuda a
concentrarse o que la hace feliz. Eso para mí es un gran halago, lo digo con
total sinceridad.
T. C.: Pues yo creo que has conseguido plenamente ese objetivo de presentar una paleta sonora atractiva, moderna e inteligible sin dejar de abrir la imaginación a otros mundos. Y menuda sorpresa ese homenaje secreto a Bach y la constatación de los lazos ocultos entre la música barroca y los principios compositivos de la New Age. ¡Y hasta con el flamenco! La genialidad de Bach no tiene parangón, es verdaderamente asombrosa.
Armando, has realizado estudios de composición en el
Conservatorio de Palma de Mallorca, ampliados a través del Master en
Composición Aplicada a los Medios Audiovisuales que se imparte por el
Conservatorio del Liceu de Barcelona. ¿Cómo se trata la etnomusicología en los
programas de estudios musicales? ¿Crees que debería ampliarse su presencia en
ellos?
Tuve una asignatura de Etnomusicología cuando estudiaba la carrera
de composición, en cuarto curso. Recuerdo que la impartía el profesor Xavier
Carbonell y me pareció muy interesante, sobretodo para conocer lo que nos rodea
tanto en España como fuera de nuestras fronteras. Como compositor, me resultó
útil lo que aprendí en esa asignatura para poder aplicarlo a mis composiciones.
En los conservatorios existe hoy en día un grado dedicado a la Etnomusicología y la posibilidad de realizar becas de estudios centradas en
esta disciplina, por lo que, desde mi punto de vista, no veo tan necesaria la
ampliación de dicha materia. Por suerte, esto es una realidad hoy en día. Hace
no demasiados años, quien quería estudiar Etnomusicología lo tenía muy difícil.
T. C.: Para
terminar nuestra entrevista, ¿nos puedes avanzar algún detalle sobre tus
próximos proyectos musicales?
En la actualidad estoy trabajando en dos proyectos diferentes, uno
dedicado a la música para banda sinfónica y otro a los medios audiovisuales.
Tampoco descarto en el futuro volver a embarcarme en un proyecto similar al de
“Tahuantinsuyo” en lo que a New Age y música épica se refiere. Es un campo
amplísimo con grandes posibilidades a investigar muy estimulantes e
ilusionantes. Espero que todo vaya
viendo la luz poco a poco.
Como actualización al contenido de la entrevista hay que decir que "Tahuantinsuyo" acaba de ser galardonada por The Akademia, una institución con sede en Los Angeles que premia la creatividad como estímulo a los autores. El álbum ha sido reconocido en la modalidad de nuevas músicas/instrumentación.También ha sido premiado en los Global Music Awards en tres categorías. Enhorabuena al autor por estos merecidísimos premios.
Como actualización al contenido de la entrevista hay que decir que "Tahuantinsuyo" acaba de ser galardonada por The Akademia, una institución con sede en Los Angeles que premia la creatividad como estímulo a los autores. El álbum ha sido reconocido en la modalidad de nuevas músicas/instrumentación.También ha sido premiado en los Global Music Awards en tres categorías. Enhorabuena al autor por estos merecidísimos premios.
Agradecemos
muy sinceramente a Armando Bernabeu Lorenzo el tiempo que nos ha dedicado, lo claramente que nos ha explicado los entresijos técnicos de su composición y esperamos contar con él en próximas ocasiones, tanto en Tinieblas en el corazón
como en Anthropocinema. Os dejamos una biografía del autor y, para que
disfrutéis de sus creaciones, añadimos enlaces a algunas de sus piezas.
De “Tahuantinsuyo”, 2018:
Disco completo : https://soundcloud.com/armando-86/sets/tahuantinsuyo-an-incaic-sound
Armando Bernabeu Lorenzo es titulado superior en Composición
por el Conservatorio Superior de las Islas Baleares y Máster en Composición
Aplicada a los Medios Audiovisuales y Artes Escénicas por el Conservatorio del
Liceu de Barcelona.
En 2017 es galardonado con la “Medalla de Bronce” en los
prestigiosos premios “Global Music Awards” en California (USA).
En 2016 recibió una beca de la Fundación CulturArts para
representar a la Unión Musical Torrevejense en el Curso de Composición para
Banda Sinfónica impartido en Berklee School of Music Valencia.
En la actualidad, compagina su labor como oficial director
de la Unidad de Música de la Inspección General del Ejército en Barcelona con
la de compositor y arreglista de música sinfónica, coral y audiovisual.
En su trayectoria ha sido galardonado con premios y
menciones de composición, destacando el premio “Manuel Parada” de composición
obtenido en los años 2008 y 2016 por sus obras “La llamada” y “En tus ojos vive
el mar” y la musicalización del cortometraje de animación “La noche del
Océano”, de María Lorenzo, finalista al Premio Goya en la edición de 2016.
Creo que, para ser honestos, a la relación de influencias de Armando Bernabeu Lorenzo en materia de habaneras debemos incluir a otras matriarcas del clan, su abuela Encarnita Hernández Mateo, que canta como los ángeles, y la bisabuela materna Maria Teresa Mateo Bru, aunque en esta familia TODOS cantan con pasión. Con esos antecedentes es natural que este joven compositor tenga tanto talento.
ResponderEliminarFabulosa entrevista, y fabulosa música. Armando no deja de crecer como artista. Felicidades.
ResponderEliminarQué interesante y didáctica entrevista! El texto ha actuado, para mí, como soporte esencial para luego escuchar los enlaces. Bellisima música!!! Mi aplauso para Armando Bernabeu.
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