SUFRAGISMO. La gran batalla por el voto de las mujeres en la primera ola del feminismo

La película Sufragistas (2015) es un estupendo referente para conocer más de cerca las denodadas luchas de las mujeres en el Reino Unido para conseguir la igualdad política, y para descubrir cómo, en el curso de esas batallas, el sistema patriarcal violentó de manera intolerable los cuerpos y mentes de las activistas que le plantaron cara durante la primera ola del feminismo. En la entrada anterior María Ángeles Boix examinaba la pugna por los derechos civiles en Estados Unidos en torno a la figura de Shirley Chisholm en una fase ulterior del movimiento (http://anthropotopia.blogspot.com.es/2016/03/chisholm-y-la-lucha-por-los-derechos.html ). Ahora vamos a retroceder casi 60 años para fijar nuestra mirada en la Vieja Europa, en el período verdaderamente agitado que precedió a la Primera Guerra Mundial.
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Sufragistas, la película

El filme narra la historia de Maud Watts, una humilde trabajadora de una lavandería industrial. El relato comienza en Londres en 1912, un año clave en la evolución del feminismo temprano en Inglaterra. Mientras sale de la fábrica a hacer un recado, Maud presencia cómo, en medio de una algarada callejera, una de sus compañeras de trabajo, Violet Miller, rompe cristales en protesta por las condiciones políticas y sociales de las mujeres. Poco después tiene lugar una investigación en el Parlamento sobre la situación laboral de las trabajadoras, como trámite previo a la decisión sobre el derecho al voto femenino. Cuando Violet, que debía acudir a testificar, no puede hacerlo porque su marido la maltrata para impedírselo, Maud saca fuerzas de flaqueza y decide presentarse ella misma. Su testimonio resulta realmente conmovedor. Gracias a esa experiencia, descubre dentro de sí una fuerza y una rebeldía contra su situación de las que antes no había sido consciente. Al final, el Parlamento se muestra insensible a las declaraciones que habían puesto de relieve unos tremendos abusos sociolaborales sobre las clases trabajadoras. Cuando las mujeres congregadas en Parliament Square se enteran de la injusta negativa del legislador, organizan una protesta masiva durante la cual son golpeadas y arrestadas por la policía. Maud pasa una semana entre rejas y allí conoce a Emily Davison, una activista próxima a la líder del movimiento, Emmeline Pankhurst.

Emmeline Pankhurst en una alocución
Durante su encierro tiene también ocasión de conocer más de cerca la lucha heroica que se está llevando a cabo, y crece su adhesión a la causa. Sin embargo, cuando retorna a su casa, su esposo Sony le reprocha duramente la vergüenza que su detención ha acarreado a la familia, así como haber dejado abandonado a su pequeño hijo. Maud le promete que no se meterá en nuevos líos pero, cuando la invitan a una reunión secreta con la carismática Emmeline, no duda en acudir al lugar. A la salida los policías se encuentran apostados para atraparlas. A modo de escarnio, conducen de vuelta a Maud en el furgón, mientras los vecinos, escandalizados, atisban la escena a través de las persianas. Esta vez el marido la echa de casa sin contemplaciones.

Una portada satirizando a las sufragetes
 Aunque intenta seguir viendo a su hijo a escondidas, y en el trabajo pretende que nada ha sucedido, el supervisor la despide nada más ver su foto en los periódicos etiquetada como sufragista. Movida por un súbito arrebato, Maud quema a su jefe con la plancha. Es su forma de desahogarse por todos los años de continuos abusos sexuales que ha tenido que soportar. A pesar de la gravedad de los hechos, el inspector de la policía le ofrece la libertad a cambio de información sobre los movimientos de la célula terrorista, acuerdo que Maud simula aceptar. Sony continúa prohibiéndole que vea a su hijo, invocando en su respaldo la ley. Ello hace que Maud sea aún más consciente de la necesidad de actuar para conseguir cambiar esa injusta legislación. Al final, como Sony no puede ocuparse del hijo, lo entrega en adopción, lo que destroza el corazón de Maud. Sin lazos familiares que la aten, se lanza al activismo más radical, colocando bombas en buzones e interviniendo en el cable de telégrafos. Nuevamente es encarcelada junto con sus compañeras tras colocar una bomba en la residencia de verano del Primer Ministro Lloyd George. En protesta por la falta de reconocimiento de su condición de presas políticas, Maud inicia una huelga de hambre, y la institución carcelaria reacciona sometiéndola a una brutal alimentación forzada. Cuando la policía presiona a la prensa para que no informen sobre estas acciones violentas de las sufragistas, con el fin de evitar proporcionarles la publicidad que éstas buscan, la organización planea actuaciones aún más drásticas para atraer la atención a la causa. Así, acuden al derby de Epsom, al que asiste el rey Jorge V, pero sólo logran entrar al recinto Maud y Emily Davison. Esta decide actuar por su cuenta y se lanza a la pista de carreras, donde es arrollada por los caballos.

La película finaliza con escenas reales de su funeral, una larguísima comitiva de mujeres engalanadas con los signos de su militancia, y después, una relación de las fechas en que se consiguió el voto para las mujeres en los distintos países,entre las que se pueden señalar:
- Nueva Zelanda, en 1893
- Australia, en 1895
- Finlandia, en 1906
- Estados Unidos: en 1869 en el estado de Wyoming, en 1870 en el estado de Utah y, en los estados del sur, en 1919
-en el Reino Unido, en 1918

-en España, en la Constitución de 1931
El voto femenino en Francia aún tendría que esperar hasta 1944, en los últimos coletazos de la Segunda Guerra Mundial.

Suffragettes y Suffragists
El título de la película en inglés, Suffragette, ofrece una pista muy importante acerca del concreto tipo de sufragismo al que se refiere. En castellano se pierde fácilmente esa referencia porque no disponemos de dos palabras diferentes para traducir esos dos conceptos distintos. Aunque el objetivo de ambos sufragismos era el mismo, empoderar a las mujeres gracias al derecho al voto, como trampolín hacia la igualdad política, los métodos de una y otra organización fueron muy diferentes. Con el término sufragetes nos referimos a un grupo de activistas que usaban medios violentos para conseguir el derecho al voto femenino, mientras que las sufragistas trabajaban dentro de la legalidad y en el marco de los partidos políticos.


Para comprender plenamente los motivos de escisión entre ambos grupos, debemos remontarnos unas décadas antes de 1912. En 1876 se fundó la sociedad “Los Derechos de las Mujeres”, que en 1883 se transformó en la “Sociedad para el Sufragio de las Mujeres”. Millicent Fawcett, que llegaría a ser la principal líder del movimiento sufragista, constituyó en 1897 una organización con el mismo fin, la Unión Nacional de Sociedades de Sufragio Femenino (en siglas, NUWSS), que pretendía actuar con medios pacíficos para obtener el voto para las mujeres. Ante la falta de avances en su programa de actuación, en 1903 Emmeline Pankhurst (1858-1928), oponente de Fawcett, fundó una nueva organización, la Unión Social y Política de las Mujeres (Women’s Social and Political Union, en siglas WSPU). Su objetivo era luchar por la igualdad entre hombres y mujeres mediante el derecho al voto y, a través del mismo, alcanzar una efectiva paridad en materia de derechos de la persona, familia y propiedad (divorcio, derechos hereditarios…) A diferencia de la NUWSS de Fawcett, sólo admitía entre sus filas a mujeres y, además, sentó como principio la actuación al margen de los partidos políticos, porque consideraba que solo las utilizaba para respaldar las propuestas de los parlamentarios, sin hacer un esfuerzo real para otorgarles el derecho al voto. Al principio, las tácticas de la WSPU fueron pacíficas, a través de mítines y concentraciones ante el Parlamento, pero su postura se radicalizó ante el fracaso de las sucesivas propuestas legislativas dirigidas a reconocer el sufragio femenino. En 1905 diversas sufragistas fueron arrestadas por gritar consignas a su favor. Ello desencadenó una riada de detenciones en protesta, porque las detenidas preferían ser encarceladas antes que pagar la multa que se les exigía. Éste es el origen del término “suffragette”, que utilizó por primera vez el Daily Mail en 1906 para menospreciar a estas activistas. Sin embargo, estas aceptaron gustosamente el calificativo, que les permitía diferenciarse de las “suffragists”, que actuaban integradas dentro del sistema que les negaba sus derechos. Siempre ingeniosas, hasta hicieron un juego de palabras con el término, “suffraGETtes”, para resaltar no sólo que querían el sufragio sino que lo iban a conseguir (GET).

Un ejército de sufragistas
Emmeline deseaba dirigir “un ejército sufragista en el campo de batalla” y así lo demostró en 1908, cuando 500.000 activistas se reunieron en Hyde Park para asistir a uno de sus mítines. Ante la indiferente respuesta del Parlamento, 12 sufragetes se personaron en su sede con la intención de pronunciar allí un discurso pero la policía las expulsó. Tras ello, Edith New y Mary Leigh se dirigieron a la residencia del Primer Ministro en el número 10 de Downing Street y no dudaron en arrojar piedras a las ventanas, por cuyo delito fueron condenadas a dos meses de prisión. En el juicio, Emmeline recordó a los jueces cómo los agitadores políticos varones también habían tenido que romper muchas ventanas en el pasado antes de conseguir derechos civiles que entonces se consideraban ya incuestionables.

Tras la derrota del Partido Liberal en 1910, de la que la izquierda culpó a la WSPU por su falta de apoyo, se presentó una propuesta de ley favorable al voto femenino, la Conciliation Bill. Durante su tramitación, la WSUP acordó suspender los actos violentos pero, ante el fracaso de las negociaciones, el 18 de noviembre de 1910, 300 mujeres se manifestaron en Parliament Square, enfrentándose a la policía. El grupo estaba dirigido por Emmeline y por la princesa india Sophia Duleep Sigh, que era una de las activistas más encendidas de la época. El primer ministro Lord Asquith se negó a recibirlas. Por orden de Churchill, a la sazón secretario de Estado, la policía agredió a las manifestantes, resultando arrestadas 119 personas. El escándalo se conoció como el Black Friday, aunque ahora el mercado se ha apropiado de ese nombre para estimular las ventas de temporada.

A causa de la debilidad física de las mujeres a la hora de hacer frente a los asaltos de las fuerzas del orden, Emmeline decidió que debían recibir clases de defensa personal. Para ello contó con la ayuda de Edith Garrud, una extraordinaria mujer experta en áreas artes marciales que, ya desde 1908, venía actuando como entrenadora de las sufragistas.
Huelgas de hambre


Los hechos narrados en la película se refieren a una nueva propuesta legislativa, la que se realizó en marzo de 1912, un año crucial en la lucha por que se produjo un viraje hacia tácticas más agresivas: las sufragetes se encadenaron a rejas, incendiaron buzones, pusieron bombas…. En efecto, cuando la propuesta fracasó, como tantas veces antes, Emmeline ordenó que se retomasen las protestas violentas. En respuesta, la policía realizó una redada en las oficinas de la WSUP y Emmeline fue detenida y condenada. En la prisión de Holloway llevó a cabo su primera huelga de hambre, una vía de protesta que ya había puesto en práctica en 1909 Marion Wallace Dunlop. La intención de esta fue conseguir que se reconociese a las sufragtes la condición de presas políticas. La cuestión no era baladí para los fines de su lucha. Si se las situaba en la segunda o tercera división penitenciaria, no podían disfrutar de las ventajas de que gozaban los presos políticos de la primera división, como recibir visitas o tener a su disposición medios para escribir libros o artículos. Pero no existía un criterio uniforme entre los tribunales sentenciadores a la hora de conceder un determinado nivel penitenciario a las sufragetes, de manera que no siempre se las ubicaba en la primera división. La WSPU realizó una campaña con ese fin pero el gobierno británico no estaba dispuesto a que la organización utilizase las prisiones como escaparate para su programa reivindicatorio. El caso es que, después de 91 horas de huelga y ante el temor de que Marion Dunlop se convirtiera en una mártir para el movimiento, además de obligar al Estado a abonar una indemnización por su muerte, el Secretario de Estado ordenó su liberación por motivos médicos.

Ante ello, las demás prisioneras se apresuraron a forzar su situación poniéndose igualmente en huelga de hambre, lo que se convirtió en una respuesta generalizada entre las sufragetes encarceladas. Además de publicidad, conseguían volver mucho antes a la línea de combate. El gobierno ordenó entonces que las huelguistas fuesen alimentadas a la fuerza. Pankhurst escribió que la prisión "se convirtió en un lugar de horrores y tormentos. Escenas repugnantes de violencia tenían lugar a cada hora del día, mientras los doctores iban de celda en celda efectuando su horrible trabajo”. Éste consistía en alimentar a las huelguistas por vía nasal u oral, utilizando para ello unas mordazas de acero que conseguían mantenerlas con la boca abierta. Atadas a sillas y sometidas a una fuerza considerable, el proceso debía de resultar dolorosísimo. Emmeline escribió en su diario que nunca conseguiría olvidar el sufrimiento de las mujeres, con los gritos que taladraban sus oídos. Muchas sufrían a corto plazo daños en los sistemas circulatorio, digestivo y nervioso, e incluso pleuritis o neumonía por defectuosa colocación del tubo y, a largo plazo, arrastraban unos sufrimientos físicos y psíquicos perdurables, como puede verse en la película que le sucede a Maud Watts, que también hace huelga de hambre.

La ley del gato y el ratón
Después de un amplio debate sobre los aspectos implicados en la cuestión, en 1910 Churchill corrigió las reglas relativas a las divisiones carcelarias, permitiendo a las presas sufragistas de la segunda y tercera división disfrutar de ciertos privilegios de la primera, habida cuenta que no se encontraban encerradas por crímenes graves. Ello puso fin a las huelgas de hambre durante dos años. Sin embargo, tras la detención de Pankhurst en 1913, a la vuelta de una gira de conferencias por Estados Unidos, volvieron a recrudecerse los incidentes. Entonces el gobierno respondió con la Prisoners Act, con arreglo a la cual las huelguistas de hambre eran liberadas de manera temporal en el momento en que su estado de salud se resentía de manera grave, volviendo a ser encarceladas cuando se habían recuperado.

Esta norma, que también exculpaba al ejecutivo por las eventuales muertes de las huelguistas, fue conocida popularmente con el nombre de "la ley del gato y el ratón". Es cierto, el gobierno jugaba con las prisioneras forzándolas a que abandonaran su protesta. Muchas volvían hacer huelga de hambre en cuanto las reintegraban a la cárcel. Pero la nueva ley limitó los casos de alimentación forzada a quienes habían cometido delitos muy graves. Por otro lado, las autoridades se aseguraban de que las sufragetes estuvieran tan débiles y enfermas que no pudieran asistir a mítines y otros actos mientras se hallaban fuera de su custodia.

Pero a las astucias del gobierno la WSPU respondió con no menos inteligencia. Emmeline encargó la formación de un cuerpo de élite compuesto por 30 integrantes, que fue conocido con los nombres de Bodyguard (las "guardaespaldas"), las "Jiujitsuffragettes" o las "Amazonas". Su objetivo era impedir que las sufragetes fugitivas fueran nuevamente arrestadas y conducidas a prisión. Escondidas en lugares secretos, Edith Garrud las entrenaba en técnicas de jiujitsu y en el uso de los bastones indios para golpear a los policías asaltantes. Las Bodyguard mantuvieron una serie de singulares combates cuerpo cuerpo con la policía que fueron muy comentados por la prensa. También protagonizaron espectaculares fugas bajo disfraz. Para ellas, los periodistas acuñaron otro término, las "suffrajitsu", por sus técnicas de autodefensa, sabotaje y subterfugio.

No obstante, su militancia se suspendió durante la Primera Guerra Mundial, pues en el Emmeline decidió que, por razones patrióticas, debían apoyar al gobierno británico en la contienda contra Alemania. Su apoyo fue premiado con la inmediata liberación de todas las sufragetes.
Por fin, el derecho al voto
Ya casi al término de la contienda mundial, en 1918, se aprobó la Representation of the People Act, que reconoció el derecho de voto a las mujeres mayores de 30 años que cumplieran unas determinadas condiciones de riqueza (propietarias o arrendatarios con una renta anual mínima) o que contaran con una educación superior (diplomadas en universidades). Gracias a esa ley, pudieron votar 8.400.000 mujeres, solo las pertenecientes a las clases media y alta. La razón para la asimetría de voto entre mujeres (30 años) y hombres (21 años) residió en el temor que tenía el Parlamento de que el voto femenino desestabilizase el sistema político. Debido a la Gran Guerra, se había producido una elevada mortandad entre los varones militarizados, de manera que las mujeres habrían podido convertirse en la mayoría de los votantes de no existir esa restricción.

Finalmente, 10 años después, en 1928, se aprobó el voto incondicionado para hombres y mujeres ingleses de 21 años. Emmeline había muerto sólo unos meses antes y no pudo presenciar este gran triunfo para el esfuerzo de toda su vida. Siempre nos quedará la duda de si las tácticas violentas de las sufragetes aceleraron o en realidad ralentizaron este proceso histórico. Las conexiones causales entre los fenómenos políticos y sociales de este largo y convulso período son tan complejas que nunca lo sabremos.
Personajes de la historia


Maud Watts, la protagonista a la que interpreta magistralmente Carey Mulligan, es una figura totalmente inventada, aunque resulta totalmente verosímil como resumen de muchas vidas reales. Maud es una joven que toma conciencia progresiva de las injusticias sociopolíticas y económicas que soportan las mujeres de su época y que un poco de manera accidental se ve envuelta en el devenir de los acontecimientos. Finalmente encuentra su refugio en la hermandad solidaria de las sufragetes y sigue con ellas su trágico destino.
Edith Ellyn, la activista encarnada por Helena Bonham-Carter, esta inspirada en parte en dos figuras reales: Edith Garrud, la instructora de artes marciales, y Edith New, otra sufragete a la que hemos hecho alusión más arriba. La actriz presionó para que, en homenaje a estas mujeres, se cambiara el nombre inicialmente pensado para su personaje, Caroline, la farmacéutica fabricante de bombas, por el de Edith.
El personaje que interpreta Natalie Press, Emily Davison, es históricamente fidedigno. El 4 de junio de 1913 se convirtió en una de las principales mártires de la causa sufragista cuando quizá intentaba colocar la banderola con el lema "Voto para las mujeres" en el caballo del rey Jorge, que participaba en la carrera y se encontraba presente en el evento. En la película se deja abierta la pregunta acerca de si Emily, en realidad, se suicidó para atraer publicidad hacia la causa.

Aunque Meryl Streep tiene una corta intervención en la película, su papel como la carismática en Emmeline Pankhurst es verdaderamente sensacional, como es costumbre en esta fabulosa actriz. La película refleja bien el modo de vida nómada que la líder de las activistas se vio obligada a adoptar desde 1907, cuando vendió su casa en Manchester y pasó a vivir en la clandestinidad, alojada en hoteles y en casas de simpatizantes, dando conferencias y alentando en la lucha a las sufragetes. En esa tarea la acompañó su hija Christabel, mientras que Adele y Sylvia se distanciaron de los planteamientos violentos y militaristas de su madre. El fervor que despertaba Emmeline entre sus seguidoras era tal que, en 1914, en protesta por su encarcelamiento, Mary Richardson acuchilló La Venus del espejo de Velázquez en la National Gallery de Londres.
Una crítica que se ha hecho a la película escrita por Abi Morgan y dirigida por Sara Gavron, aunque en general ha sido muy aplaudida, es que se limita a reflejar el activismo de las mujeres burguesas y blancas, sin incluir a las de otras razas. Las autoras se han defendido argumentando que la emigración femenina en el período 1911 a 1913 fue escasa en el Reino Unido y que no tenían una implicación tan clara en las luchas por los derechos civiles. Pero lo cierto es que hay una excepción muy importante, la de la princesa india Sophia Duleep Sigh (1876-1948), hija de un maharaja del Punjab y ahijada de la reina Victoria. Seguramente gracias a estos importantes vínculos nunca fue detenida pero estuvo presente en el Black Friday, mano a mano con Emmeline, vendió ejemplares del periódico Suffragette y participó muy activamente en acciones políticas en pro del derecho al voto tanto en Gran Bretaña como en su país de origen.

La historia que nos cuenta Suffragette es indudablemente dura. Nos habla de un pasado de lucha dolorosa en el que no se suelen detener los manuales de Historia. Me parece un filme necesario para aprender qué camino tan dificultoso tuvo que recorrerse para llegar a donde hoy estamos. Estos nombres, Emmeline Pankhurst, Millicent Fawcett, Emily Davison, Edith Garrud, Edith New, la princesa Sigh, merecen un hueco en nuestro almacén de conocimientos. Muchas mujeres anónimas tuvieron que pagar un precio altísimo para que nosotros podamos disfrutar de una igualdad siquiera relativa. A las que se atrevieron a protestar las tildaron inmediatamente de locas, una estrategia para silenciar sus voces, como pone de relieve Elaine Showalter en The Female Malady: Women, Madness, and English Culture, 1830-1980. Sus cuerpos fueron también violentados, para impedirles ejercer su libertad de expresión, cuando pretendieron hacer huelga de hambre. Nunca deberíamos olvidar la deuda de gratitud que tenemos contraída con su entrega.
Fuentes consultadas:
-Goodman, Lizbeth: Literature and Gender. Routledge, 1996

-Truffaut-Wong, Olivia: Is Edith in "Suffragette" based on a real person?.22-10-2015. Web. 4-3-2016. 
-Emmeline Pankhurst.Wikipedia.Web.4-3-2016
-Black Friday.Wikipedia.Web.7-3-2016
- Sophia Duleep Sigh.Wikipedia.Web.7-3-2016
-Sufragete.Wikipedia.Web.4-3-2016
-Suffragette.Wikipedia.Web.4-3-2016
-Suffragette (film).Wikipedia.Web.4-3-2016


Comentarios

  1. Mi compañera Angels Blaus me ha puesto en facebook este comentario tan favorable, que no me resisto a compartir aquí, vanidosas que somos las autoras:
    "Magistral post de Encarna Lorenzo sobre el film "Suffragette"
    ¡Cuánto he disfrutado con su lectura! Gracias a estas dolorosas luchas (principios del siglo pasado) hemos podido llegar hasta aquí y aunque queda mucho por recorrer, el camino ya trazado a base de sangre, en sentido literal, sudor y lágrimas no tiene desperdicio.
    Brillante homenaje de Encarna a
    Emmeline Pankhurst, Millicent Fawcett,
    Emily Davison,
    Edith Garrud,
    Edith New y la princesa Sigh" Mil gracias, Angels.

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  2. Muy buena entrada explorando los orígenes de la lucha por el sufragio femenino, y un interesante análisis de la película. Como señalas, en Europa en esa época, la diversidad racial era escasa, sobre todo comparada con la de los Estados Unidos, donde la lucha por el sufragio vino de la mano de la lucha por los derechos civiles y arranca desde la abolición de la esclavitud, tema también europeo, pero con un marco de interpretación distinto: en Estados Unidos tenían a los ex- esclavos dentro , formando parte del día a día, mientras en Europa el debate era más instrumental. Lo cierto es que el feminismo y la lucha por la no discriminación racial ha dado una veta de estudios literarios muy interesantes , y no me resisto a nominar a mi admirada Toni Morrison.
    ¡Enhorabuena!

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  3. Jose Ignacio, que siempre lee las entradas del blog con tanta atención, me ha enviado este comentario tan reflexivo sobre los derechos políticos y sociales:
    "He leído tu magnífico artículo sobre las sufragistas inglesas. Por supuesto que los libros de historia no les hacen justicia porque sus nombres no están colocados a la misma altura que, pongamos por caso, los de los revolucionarios franceses. En los tiempos actuales es una lección que deberíamos tener bien presente, porque no puede decirse que el futuro de los derechos de los ciudadanos esté absolutamente garantizado. Asistimos a un retroceso brutal de los derechos laborales, del estado del bienestas y a una desigualdad creciente. Con estos mimbres el futuro democrático me parece, cuando menos, algo nublado por no decir oscuro. No es cuestión de optimismo o pesimismo, simplemente hemos emprendido una senda que apunta clarísimamente en una dirección. A medio plazo, la cosa pinta bien fea. El ejemplo de las feministas nos dice que los derechos hay que ganarlos a pulso, con energía".
    Mil gracias por tu aportación.

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  4. Me ha llamado la atención un comentario de la actriz protagonista,Carey Mulligan, que coincide con mi opinión acerca de que la visión que tenemos en general de las luchas feministas, y que desmiente radicalmente esta película, es muy edulcorada, y que para mí arranca de la adaptación cinematográfica de Mary Poppins, para gran disgusto de la autora del texto, P.M. Travers, a la que los estudios Disney le colaron ese gol en la adaptación del guión. Dice Carey Mulligan "Nadie que yo conozca sabe lo de las huelgas de hambre y los ataques contra edificios públicos. Yo únicamente conocía el discurso edulcorado que nos enseñaban en la escuela, las imágenes de las mujeres con las bandas y los sombreros, marchando y coreando muy animadas y bebiendo té".

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  5. las sufragistas..tanto en la pelicula como,en la realidad...llevan..el adeen. de cualquier mujer,luchadora,implicada,para revindicar,los derechos de las mujeres...siempre son mujeres bandera...en todas las epocas ,las encomtramos..haciendo hulla ,a lo largo de su vida

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