MUSEO ETNOGRÁFICO DE GINEBRA

Quienes tengáis ocasión de viajar a Ginebra, tenéis una visita obligada al Museo Etnográfico ( el MEG), una maravilla visual que encantará a los profanos tanto como a los expertos en antropología. Y, adicionalmente, por cortesía suiza, es gratuito. A mí me dejó una fascinación que todavía dura después de dos años y estoy deseando volver. Muy merecidamente, el Museo Etnográfico de Ginebra ha obtenido el prestigioso premio al mejor Museo Europeo del Año, que comparte con otro templo del saber que nos encanta, el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), el cual ya obtuvo este preciado galardón en 2004.


El MEG nació al mismo tiempo que lo hacía el siglo xx, reuniendo piezas de diversas colecciones públicas y privadas. Como resulta habitual en los museos antropológicos nacionales, son fruto de las aportaciones de exploradores, misioneros, comerciantes, diplomáticos, científicos y etnólogos, cada grupo seleccionando las piezas de su interés desde su respectiva visión de lo exótico y lo primitivo, por lo que esa selección también nos habla de la historia de la propia antropología.
 El museo se trasladó a su céntrica ubicación actual, en el número 65 del Boulevard Carl Vogt, en 1941, pero las instalaciones acabaron resultando insuficientes para albergar sus más de 80.000 objetos y 300.000 documentos. De ahí el nuevo proyecto museístico, que llevaron a cabo los arquitectos de Zurich Marco Graber y Thomas Pulver. Se dice que la brillante fachada del museo se asemeja a una nave asiática pero a mí me recuerda más bien a una cabaña tribal, con su entramado en el techo. Es un lugar cómodo y tranquilo para viajar con la mente a lo largo de la historia y a lo ancho de los cinco continentes.
La colección permanente  se denomina  "El archivo de las diferencias humanas". Cada espacio de la exhibición contiene objetos interesantísimos que se organizan en torno a los aspectos más característicos de toda cultura, los cultos ancestrales, la magia, la religión y el poder, así como los intercambios entre los europeos y los lejanos pueblos de Oceanía. Ningún resto de etnocentrismo se ha filtrado en esta actualizada propuesta de acercamiento a los objetos antropológicos. La exposición es realmente espectacular, tiene un atractivo visual muy poderoso y resulta instructiva y fácil de seguir por el visitante.
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Tal vez lo que más diferencia al MEG de otros museos similares es que también dedica a Europa la misma mirada antropológica que a otros pueblos remotos. "Para raros, nosotros", diría Paul Bohannan. De hecho, las piezas que integran esta parte de la colección son las más numerosas del conjunto. Resulta fascinante contemplar los trineos, los cencerros y otros muchos objetos propios del mundo rural tradicional suizo, pero también de otros muchos rincones  europeos. Además de estos cinco grandes apartados, hay otro transversal dedicado a la Etnomusicología, con una amplia colección de instrumentos procedentes de los Archivos Internacionales de la Música Popular, y donde se conservan más de 16.000 horas grabadas, que pueden escucharse en una sala del museo. Y también está el Cine de Poche, una pequeña sala donde se exhiben películas etnográficas. Por tanto, la antropología visual y sonora está muy bien atendida en este recinto tan estupendo.


Junto a la colección permanente, se organizan exposiciones temporales realmente extraordinarias, como la de "El japonismo budista en Madame Butterfly", la cual tuve la enormísima suerte de poder visitar hace dos años y que me pareció la más deslumbrante que había visto jamás, o la dedicada reciéntemente  a "Los reyes mochicas", o la que se encuentra en curso, "Efecto boomerang", que centra su atención en las culturas aborígenes australianas y que permanecerá abierta hasta el 7 de enero de 2018. Por las temporales sí se paga entrada pero siempre merecen la pena.


El museo edita la revista Totem, gratuita, a la que también puede accederse on-line en su página web, en la cual es igualmente posible examinar fotografías sobre las piezas expuestas y sus características.  Tenéis el enlace abajo.
Los catálogos de las exposiciones tienen precios similares a los que pagamos en España, lo que significa, teniendo en cuenta el altísimo nivel de vida helvético, que la edición en nuestro país es bastante cara.
El museo permanece abierto de martes a domingo de once a dieciocho horas. No os lo perdáis. Http://www.ville-ge.ch/meg/mot2.php


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